Si os parece que ahora las cosas están mal, esperad a que llegue el 2022: superpoblación, paro generalizado, falta de alimentos, calentamiento global... La única alegría, nuestra dosis habitual de soylent, ya sea rojo, amarillo o el nuevo soylent verde. Así será el mundo en 2022, así es el mundo de Cuando el destino nos alcance (Soylent Green, Richard Fleischer, 1973).
Al inspector Thorn (Charlton Heston) se le encarga investigar el asesinato del empresario William R. Simonson (Joseph Cotten). Pero cuando empieza a hacer avances, se le ordena que entierre la investigación. Pero Thorn no se detendrá hasta descubrir la verdad, aunque luego deseará no haberlo hecho. Esta es la trama de Soylent Green, a primera vista una trama bastante clásica dentro del género. Sin embargo, lo que ha convertido esta película en un clásico es el mundo futuro que nos presenta, el mundo que habitan los protagonistas. Un mundo al borde del caos, del colapso.
La película se basa en la novela de Harry Harrison ¡Hagan sitio!, ¡hagan sitio! La novela, escrita a mediados de los 60, muestra una sociedad al borde del colapso por culpa de la superpoblación, pero este es solo el marco de la historia con una trama propia de la novela negra. Esta es una de las pocas ocasiones en que se puede decir que la adaptación cinematográfica supera el original literario. La manera en que el director Richard Fleischer convierte en realidad este mundo es realmente notable: los personajes continuamente sudando, agobiados por el calor que no baja. Las escenas exteriores tienen un tono verdoso debido a la contaminación. Los amontonamientos de personas sin recursos que llenan escaleras e iglesias. Mujeres convertidas literalmente en mobiliario, propiedades que se incluyen con los apartamentos de lujo. Todo apunta a una sociedad fracasada en que solo una minoría rica y poderosa tiene acceso a alimentos y otros lujos como el aire acondicionado. El film fue concebido a inicio de los 70, década en la que por primera vez se empieza a tener una ligera conciencia medioambiental cuyo origen se haya en la crisis energética y los primeros desastres medioambientales.
Pero lo que acabó de convertir la película en un clásico fueron los cambios realizados respecto a la trama de la novela, creando una intriga que sirve para potenciar el mensaje del film. El desenlace y su oscuro final conviertieron el film en algo memorable, un gran título que surge de una época en la que se estrenaban inteligentes cintas de ciencia ficción para el consumo general, que se harían muy escasas tras el estreno de La guerra de las galaxias (Star Wars, George Lucas, 1977).
Es por la manera en que nos introduce en su mundo, la trama y su conclusión que Soylent Green se mantiene relevante, su mensaje tan poderoso ahora como entonces, aunque haya algunos toques que sitúen el film claramente en los 70. Ahora es el momento perfecto para recuperar este clásico o para descubrirlo si no lo habéis visto.
Gran película, con una puesta en escena cojonuda.
ResponderEliminarUn saludo
Directo y acertado. Un saludo.
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