Hola. Tanto si eres un lector/lectora habitual o has llegado por casualidad o el señor Google te ha enviado, te saludo. Te saludo porque es posible que esta sea la última vez que nadie lee este blog, ya que voy a defender lo indefendible. Ya podéis correr a hablar en vuestras redes sociales del loco bastardo que dice que Street Fighter: La última batalla (Street Fighter, Steven E. de Souza, 1994) es una buena película.
Hollywood, intentando aprovechar cualquier moda del momento, había producido películas con alusiones a videojuegos o que hacían guiños a ese mundo, títulos como Juegos de guerra (WarGames, John Badham, 1983), Starfighter: la aventura comienza (The Last Starfighter, Nick Castle, 1984) o la clásica Tron (Steven Lisberger, 1982). También se habían producido diversas series de dibujos animados pensadas para el público infantil que se consideraba era el mayor consumidor de videojuegos, pero no se había considerado utilizar un videojuego como base para una película.
Las cosas cambian a inicios de los 90 del siglo XX, cuando se estrena la primera película de acción real basada en un videojuego: Super Mario Bros. (Annabel Janken, Rocky Morton, 1993). Este film fue un fracaso a todos los niveles, incapaz de entender y convertir Mario Bros en una película coherente y entretenida, quiso amoldar el juego a una típica historia hollywoodiense de aventuras. Sin embargo, el hecho de que Super Mario Bros. fuera un desastre a todos los niveles no impidió que a partir de entonces se estrenaran diversas películas basadas en videojuegos. Títulos como Double Dragon: La película (Double Dragon, James Yukich, 1994) o Mortal Kombat (Paul W. S. Anderson, 1995) que cimentaron la afirmación de que todas las películas basadas en videojuegos son malas. Una afirmación que se mantiene hasta el día de hoy y que cuenta con pocas excepciones. ¿Por qué se siguen produciendo? Por petición de los fans, porque las empresas que crean los videojuegos quieren expandirse al negocio cinematográfico, porque hay estudios independientes que lo ven como una manera de competir con Hollywood y porque los estudios de Hollywood intentan siempre sacar tajada de todo lo que pueda darles grandes beneficios económicos.
Street Fighter: La última batalla entró en producción poco después de que Super Mario Bros. se diera el batacazo. El videojuego Street Fighter II se había convertido en un gran éxito, generando millones alrededor del mundo. Esto hizo que el productor de impresionante currículum Edward R. Pressman contactara con ejecutivos japoneses de Capcom para poner en marcha una adaptación cinematográfica de Street Fighter II (específicamente este juego, ya que es el que había triunfado y había introducido a los más populares personajes de la franquicia). Para venderles el proyecto a los japoneses, Pressman contactó con Steven E. de Souza. De Souza estaba familiarizado con el juego, debido a que muchos días su hijo y él se lo pasaban jugándolo. Obligado a incluir todos los personajes del juego, De Souza ideó una historia que convenció a la gente de Capcom y se puso en marcha la producción de la película.
Street Fighter sería la primera, y última, película que De Souza dirigiría estrenada en cines (su trabajo como director se concentró más en la televisión). Pero De Souza es más conocido como guionista, particularmente por su trabajo dentro del género de acción con títulos como La jungla de cristal (Die Hard, John McTiernan, 1988) y su primera secuela, Commando (Mark L. Lester, 1985) y Perseguido (The Running Man, Paul Michael Glaser, 1987). Sus contribuciones a los guiones de todas estas películas en las que trabajó fue añadir toques de comedia a todas estas historias. A De Souza le gustaba mezclar comedia y acción, así que en el que iba a ser su primer largo, tras haber dirigido diversos episodios de series de televisión, era lógico que adoptara un estilo con el que se sentía cómodo. Así que Street Fighter es una comedia con grandes dosis de acción.
Lo repito otra vez: Street Fighter es una CO-ME-DIA. Cuando se estrenó hubo muchas críticas negativas, principalmente porque el hecho de que estaba basada en un videojuego pesaba demasiado en su contra, así como el público estadounidense la recibió con cierta indefenrencia. A pesar de todo, la película generó muchos beneficios para Capcom. La película sigue dando beneficios hoy día, siendo también más popular, aunque como película terrible, mala, atroz. Sin embargo, muchas de estas críticas, pasadas y actuales, parecen no entender que la película es una comedia, que no se supone que te la tengas que tomar en serio. Es como cuando se estrenó Staship Troopers (Paul Verhoeven, 1997) y no se supo ver que se trataba de una sátira y se tomó literalmente, como si fuera una apología del fascismo. No es que Street Fighter esté al nivel del film de Verhoeven, pero me sorprende leer muchas críticas y artículos que no saben ver que el film es una comedia o no están seguros de hasta que punto De Souza era consciente de lo que hacía. Resulta deprimente que cada vez sea más difícil, incluso para los críticos, identificar algo como satírico o cómico de forma consciente, por oposición a comedias involuntarias, películas tan malas que provocan carcajadas como The Room (Tommy Wiseau, 2003). Luego están aquellos a los que la película no les gusta porque no es fiel a la historia del videojuego. Cuando la película se puso en marcha, el videojuego no tenía historia: metías la moneda, escogías personaje y llegaban las hostias. Debido al éxito del juego se crearon animes y cómics que desarrollaban una historia para los personajes que luego se explotó en siguientes juegos, pero en la encarnación original no había historia, solo los personajes peleándose unos con otros.
Y como comedia, para mí la película funciona de principio a fin. De Souza creó un mundo de fantasía, que no transcurre en ningún momento exacto, en el que sitúa su historia que bebe de diversos clásicos de aventuras bélicas. Raúl Juliá es el malvado general Bison, que pretende dominar el mundo desde su fortaleza en Shadaloo. Jean-Claude Van Damme es el coronel Guile, que pretende acabar con el general, reclutando para ello a diversos personajes. Una historia simple que da para muchos momentos cómicos y diálogos absurdos, entre los que destacan los anuncios por altavoz que se pueden oír a lo largo del film, algunos bastante divertidos. Esta fue la última película de Juliá, murió poco después de completarla, y ofreció una interpretación fantástica, exprimiendo al máximo la oportunidad de sobreactuar sin restricciones para crear al demente general Bison. Van Damme tampoco está del todo mal, tiene un talento para la comedia que no ha podido explotar hasta tiempos recientes. El resto del reparto, que incluye nombres como el de Kylie Minogue haciendo de Cammy y Wes Studi como Sagat, se desenvuelve bastante bien en este mundo delirante. El único punto flojo es Blanka, personaje que se habría beneficiado de los modernos efectos CGI y cuyo maquillaje es bastante decepcionante.
Puede que la acción en la película sea bastante normalita, sobre todo si se tiene en cuenta la experiencia de De Souza en el género, pero no para de hacerme reír. El resultado es un film entretenido que se pasa volando. Os diré la verdad: no recordaba mucho Street Fighter, tenía el recuerdo, infuido sin duda por las opiniones de internet, de que era una película cutre. Y precisamente buscaba una película cutre sobre la que reírme para escribir un artículo. Pero al volver a visitarla me sorprendió lo efectiva que es. Buscando burlarme de ella, acabé riéndome con ella y disfrutando enormemente la experiencia. De ahí esta sentida reivindicación. Puedo decir sin avergonzarme (demasiado) que Street Fighter me gusta.
Me parece una mala película, pero me encanta tu defensa y que te guste. La cinefilia o la crítica debe ser personal, lo honesto y auténtico es que sea un mundo propio -incluso entre la mayoría de críticos falta personalidad-. Street fighter es un juego legendario, despierta nostalgia, y pues cuando salió la película la expectativa mía fue enorme. Pero Julia lo hace muy cómico y Van Damme no está en su elemento. Igual es complicado adaptar juegos al cine, todos o casi todos son malos filmes. Bacán con tu blog, tus selecciones de películas, cutres como les llamas muchas veces, son geniales. Tu blog se distingue así. Te felicito. Un abrazo!
ResponderEliminarBueno, ya sé que estoy bastante solo en esto de Street Fighter, qué le vamos a hacer! Gracias por tus comentarios y por tu apoyo. Un saludo.
ResponderEliminarAL FIN! AL FIN! Y lo digo por tercera vez. Al FIN!! No soy el único al que le gustó esta película!! La ame desde que la vi hace más de 20 años en VHS!! Película de mi adolescencia!! Cómo olvidar al entrañable, de buen corazón y sin paga Zangief!!
ResponderEliminarDesde luego, Zangief provoca gran cantidad de risas con su musculada estupidez. Me alegra ver que ya no estoy solo en mi amor por Street Fighter.
ResponderEliminarSolo la recuerdo levemente de verla en el cine y que ni fu ni fa (seguramente el Hype de pensar que Van Damme era Guile no ayudo). Habrá que volver a verla!
ResponderEliminar¡Esta es uno de mis placeres culpables! Aunque yo la veo ahora como una "peli mala que es tan mala que es buena", en su momento flipé mucho cuando la vi, ¡los personajes eran iguales que en la recreativa!.
ResponderEliminarSea por la razón que sea, también soy un gran defensor de esta peli. Justo por lo que comentas, Raúl Julia está genial y Van Damme iba puesto hasta arriba de todo y la verdad es que es una energía extra que le viene genial a Guille. Hace poco la rescaté de un contenedor en VHS y ahí la tengo, en lo más profundo de mi corazón.
Freaklantern, me pasó más o menos lo mismo: no la recordaba demasiado y volver a ella ha sido un gran placer.
ResponderEliminarEl Increíble Hombre Estufa, Van Damme pudo haber tenido mejor carrera de haber explotado su vis cómica como demuestra esta peli, aunque sea por la energía "extra" que mencionas. Que te siga dando placer durante mucho tiempo. Viendo la reacción a este artículo, creo que ahora regresará a Mortal Kombat si la encuentro de oferta.
Lo que no entiendo para nada es como los de Capcom permitieron hacer semejante experimento por así decirlo pues estaba claro que la gente fanática de Street Fighter esperaban algo más MÁS.
ResponderEliminarVer a Río y Ken como un par de bufones me hizo llorar lágrimas de sangre, y aunque ahora entienda su estilo cómico que no cuando la vi de niño no me parece igualmente una peli que merezca un mínimo la pena, y es qué coño que la de anime está mil veces mejor y tampoco es que sea un argumento del otro mundo.
pero muy buen post sí señor, conviertes en oro un trozo de madera podrido eres un fenómeno Raúl
Pues Capcom fue aprobando todo y estuvieron muy implicados y por aquel entonces no había nada claro. Es decir, no es como ahora que con internet y redes sociales puedes saber lo que se opina de un juego, peli o lo que sea. Y por aquella época no había ni historia ni nada, solo los personajes peleándose, lo demás vino después. En fin, supongo que como tampoco soy fan del juego podía disfrutar la peli sin lágrimas de sangre, toda una ventaja!
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