La jungla de cristal (Die Hard, John McTiernan, 1988) es posiblemente una de las películas de acción más influyentes que se han hecho nunca, un film que ha salido de los confines del género y se ha convertido en un clásico del cine. Ahora que se estrenará la quinta entrega, llega el momento de hacer un repaso a la saga (bueno, eso y que os mostrasteis bastante entusiastas en que lo hiciera).
John McClane nació en 1966, en las páginas de la novela de Roderick Thorpe The Detective con el nombre de Joe Leland. La historia protagonizada por Leland tuvo bastante éxito y fue rápidamente llevada al cine, con Frank Sinatra interpretando al protagonista, en la interesante El detective (The Detective, Gordon Douglas, 1968).
Unos años más tarde, inspirándose en el film El coloso en llamas (The Towering Inferno, John Guillermin, 1974), Thorpe publica en 1979 una secuela de The Detective. Nothing Lasts Forever nos presenta a Leland en Los Ángeles, ya retirado de la policía de Nueva York, para visitar a su hija, Stephanie Gennaro, la cual trabaja en un rascacielos, con la que espera arreglar su relación durante una fiesta de Navidad organizada por el jefe de Stephanie. Querrá la casualidad que entonces un grupo de terroristas liderados por Anton Gruber tome posesión del edifico.
Como os habréis dado cuenta, Nothing Lasts Forever es la novela en que se basó La jungla de cristal. La novela y el film guardan unas interesantes diferencias, aparte de la actualización de la novela de 1979 a 1988. Uno de los cambios, bastante lógico, es que en la película se concentra en una sola noche los eventos que en la novela tienen lugar a lo largo de dos días. Los otros cambios se hicieron pensando en rejuvenecer al protagonista: Joe Leland, que en la novela tiene la edad que tiene ahora Bruce Willis, se convirtió en John McClane, policía de Nueva York que va a Los Ángeles a visitar a su mujer. Otros cambios tienen que ver con el tono, la novela es mucho más oscura y dura (la hija de Leland muere al final en una escena muy, muy parecida a la que aparece al final de la película).
La jungla de cristal es un film importante e influyente no solo por la fantástica manera en que equilibra el desarrollo de los personajes y las secuencias de acción en el excelente guion, sino también por el nuevo tipo de héroe que presentaba. Durante los 80 se hizo popular el héroe musculado todopoderoso que ejemplificaban Arnold Schwarzenegger y Sylvester Stallone. Un tipo de personaje que ya sabías que, cuando llegase el final, saldría victorioso. Obviamente, el primer impulso fue ofrecerle a Schwarzenegger el papel, también a Stallone e incluso a Burt Reynolds. Bruce Willis fue prácticamente la última opción después de que el papel fuera rechazado por casi todas las estrellas del cine de acción del momento.
El hecho de que Willis acabara siendo el protagonista acabó siendo una innovación en el género. Es decir, ahora muchos jóvenes aficionados tal vez no sean conscientes de este hecho, pero en los 80 Willis era conocido como un actor de comedia romántica, popular gracias a la serie Luz de luna (Moonlighting, 1985-1989) en la cual interpretaba al detective David Addison. El otro papel por el que era conocido era el del protagonista de la comedia Cita a ciegas (Blind Date, Blake Edwards, 1987). Así que en aquel momento se hacía muy extraño considerarlo como el protagonista de una cinta de acción, de ahí que en el momento del estreno del film su rostro no apareciera en el póster de la película y luego sí.
Irónicamente, durante gran parte de los 90 Willis intentaría ser considerado un actor serio interpretando gran variedad de papeles, alternando producciones hollywoodienses con cine independiente, siendo más recordado por sus papeles como héroe de acción. Hasta que ya en la actualidad ha creado su personaje de tipo duro. Lo que es también curioso es verlo en el film Los mercenarios 2 (The Expendables 2, Simon West, 2012), reivindicando y recuperando el cine de acción al estilo de los 80 cuando su personaje fue el pionero en la introducción de un cine de acción con protagonistas menos "anabolizados" que dominó los 90 y primeros años del siglo XXI.
La cuestión es que al coger a Willis como protagonista convertía al héroe infalible típico de los 80 y lo transformaba en un hombre ordinario en una situación extraordinaria. La escena en que, en un momento de bajón moral, McClane llora pensando en su mujer y las cosas que ha hecho mal en su vida mientras se enfrenta a su posible muerte es una de las mejores de la película, en la que se humaniza al protagonista, imposible de hacer con cualquiera de los actores que entonces eran populares en el género. McClane es un héroe de carne y hueso, mortal, y eso era algo inédito en los 80.
El otro gran factor del éxito de La jungla de cristal fue su director John McTiernan, el cual llegaba en plena forma después de dirigir otro clásico: Depredador (Predator, 1987). McTiernan crea una atmósfera cargada de tensión, dirige a la perfección las secuencias de acción y logra estupendas interpretaciones de todo el reparto, del cual habría que mencionar al estupendo Alan Rickman como Hans Gruber. Rickman crea un memorable villano con Gruber, divertido y cruel, estableciendo una estupenda relación antagónica con McClane.
Finalmente, el último factor a considerar es la ambientación. La localización en un rascacielos contribuye a que la atmósfera de tensión y claustrofobia mezclada con la espectacularidad de la acción hagan de La jungla de cristal un film tan memorable. Algo irrepetible, de ahí que las secuelas, por muy espectaculares que sean, no consiguen estar a la altura de la primera: les falta la tensión y la claustrofobia (y un villano con el carisma de Hans Gruber).
De todos modos, aunque ninguna es tan buena como la primera, me gustan todas las secuelas y fui corriendo al cine cada vez que se estrenó una.
En definitiva, La jungla de cristal es un film concebido como una película de puro entretenimiento pero la calidad con la que fue hecha la ha convertido en clásica.
Antes de entrar a fondo con las secuelas me gustaría comentar brevemente un hecho sobre toda la saga: independientemente de la calidad de las películas, los títulos son muy malos. Puede que se la única vez en que un título en castellano es mejor que el original, e incluso McTiernan usa la expresión "jungla de cristal" en el audiocomentario de la primera película. "Die Hard" en inglés es una expresión utilizada para describir a alguien extremadamente tozudo que se mantiene inamovible en su posición, además de literalmente muerte dolorosa o difícil. El resto de películas tienen variaciones que resultan bastante ridículas (tanto en original como en los títulos en castellano), llegando al extremo con la cuarta que titularon Live Free or Die Hard (vive libre o muere dolorosamente), el cual en aras de lo políticamente correcto se cambió fuera de Estados Unidos por Die Hard 4.0.
La jungla 2: Alerta roja (Die Hard 2: Die Harder, Renny Harlin, 1990) se estrenó poco después de la primera, así que es una secuela más clásica: repiten diversos personajes, vuelve a transcurrir en Navidad y hay diversas referencias a los hechos de la primera.
La película se basaba en la novela de Walter Wager 58 minutes, en la cual unos terroristas toman el control del radar del aeropuerto de Nueva York y un policía se enfrentará a ellos cuando descubra que su hija va en uno de los aviones. De nuevo, una hija literaria se convierte en esposa cinematográfica.
El film fue dirigido por Harlin, en una época en la cual su nombre no era sinónimo de truño. Durante mucho tiempo esta película contaba con el "honor" de ser la cinta de acción en que más gente moría de la historia, gracias a que los malos estrellan un avión matando a todos los pasajeros. Y es que la película intenta por todos los medios superar la primera en espectacularidad, cosa que hasta cierto punto logra. Pero que sea más espectacular, es decir, que tenga más explosiones y tiroteos, no hace que sea un film mejor.
Pero en el ranking de secuelas, posiblemente sea la mejor de las que se han estrenado hasta ahora. El ritmo no decae y no siente la necesidad de darle un compañero a McClane. La localización en el aeropuerto hace que sea un film bastante tenso, aunque uno ya sepa que todo saldrá bien al final.
Y llegó Jungla de cristal: La venganza (Die Hard With a Vengeance, John McTiernan, 1995). Como todos sabéis, la gestación de esta película fue larga y dolorosa. En un principio ambientada en un yate de lujo, el estreno de Alerta máxima (Under Siege, Andrew Davis, 1992), otra de las muchas imitaciones de La jungla de cristal, hizo que esa idea se desechara.
Finalmente, se le encargó al guionista Jonathan Hensleigh que adaptara un antiguo guion suyo, Simon Says, para que fuera posible convertirlo en la nueva entrega de las aventuras de John McClane. Lo cual no fue fácil y lograr el tono adecuado fue complicado (solo hay que ver el horrible final original incluido en la edición especial para ver hasta que punto se tuvieron que cambiar las cosas). Uno de los errores del film es que le da un compañero a McClane, lo positivo es que el compañero fue interpretado por Samuel L. Jackson.
McTiernan repetía como director pero eso no significó volver a la calidad de la primera. McTiernan estaba desesperado por recuperarse del fracaso económico que había sido El último gran héroe (Last Action Hero, 1993) y acabó siendo su canto de cisne, ya que ninguna de las películas que dirigió tras Jungla de cristal: La venganza tuvo éxito a ningún nivel.
Esta tercera entrega intenta, de nuevo, superar las anteriores pero acaba siendo más sosa. Uno de los problemas es que hay demasiados personajes y situaciones, alejando el protagonismo de McClane. Además, McClane ya está en camino de dejar de ser un héroe mortal y está en proceso de convertirse en un superhéroe, muy alejado de lo que había hecho la primera película especial.
De todos modos, como cinta de acción resulta divertida gracias al carisma de Willis y Jackson, aunque la acción no sea nada del otro mundo. Por cierto, a lo mejor no la reconocéis vestida, pero una de las policías está interpretada por Colleen Camp, actriz que interpretó el papel de una de las conejitas de Playboy que aparecen en el gran clásico Apocalypse Now (Francis Ford Coppola, 1979).
El revival de los 80 por medio de la consecutiva recuperación de sagas y remakes hizo que se pusiera en marcha una nueva entrega de La jungla de cristal. Como todos sabéis, esta entrega fue La Jungla 4.0 (Live Free or Die Hard/Die Hard 4.0, Len Wiseman, 2007).
En esta nueva era de Internet, la problemática gestación de esta entrega se pudo seguir casi minuto a minuto. Así supimos que el argumento original trataba sobre como McClane iba a buscar a su hijo a la cárcel, que cumplía sentencia por delitos informáticos, y se veían envueltos en una trama terrorista (argumento adaptado para la quinta entrega). Pero el aspecto más polémico fue que, como había sido la tendencia de la Fox desde inicios del 2000, esta entrega sería PG-13 (para mayores de 13 años) en lugar de R (para mayores de 18 años) como las anteriores. Al parecer, en la Fox están convencidos de que así harán más dinero, a pesar de que la maniobra fue un fracaso en Alien vs. Predator (AVP: Alien vs. Predator, Paul W. S. Anderson, 2004) ya que puso inmediatamente a los fans en contra.
De todos modos, desde el punto de vista europeo, la verdad es que no hay mucha diferencia entre la versión PG-13 y la sin censurar editada en DVD en Estados Unidos. Las palabrotas, que se ve que allí le dan mucha importancia, aparecen igualmente en los subtítulos/doblaje castellano. Y en cuanto a la violencia tampoco hay tanta diferencia, y ya la tercera entrega, que era R, era muy suave en comparación con las dos primeras, que al lado de la tercera y la cuarta parecen muy sangrientas.
Willis adopta la postura de tipo duro que explota en la actualidad, alejado del McClane socarrón de las primeras entregas. Además, se convierte al personaje en un superhéroe, destrozando helicópteros con coches y enfrentándose a jets. Eso hace que el film sea muy espectacular, pero se pierde la esencia del personaje en el camino. Siendo un film dirigido por Wiseman, carece de personalidad y no tiene el claro lenguaje "accionero" que mostraban McTiernan y Harlin en las anteriores.
El film también tiene cosas positivas, como cierta defensa de la vieja escuela, y si bien no tiene comparación con la primera, mentiría si dijera que no me divertí viéndolo. Lo que se hace evidente es que, independientemente de como salga la quinta, el McClane de la primera entrega ya no volverá.
Finalmente, el último factor a considerar es la ambientación. La localización en un rascacielos contribuye a que la atmósfera de tensión y claustrofobia mezclada con la espectacularidad de la acción hagan de La jungla de cristal un film tan memorable. Algo irrepetible, de ahí que las secuelas, por muy espectaculares que sean, no consiguen estar a la altura de la primera: les falta la tensión y la claustrofobia (y un villano con el carisma de Hans Gruber).
De todos modos, aunque ninguna es tan buena como la primera, me gustan todas las secuelas y fui corriendo al cine cada vez que se estrenó una.
En definitiva, La jungla de cristal es un film concebido como una película de puro entretenimiento pero la calidad con la que fue hecha la ha convertido en clásica.
Antes de entrar a fondo con las secuelas me gustaría comentar brevemente un hecho sobre toda la saga: independientemente de la calidad de las películas, los títulos son muy malos. Puede que se la única vez en que un título en castellano es mejor que el original, e incluso McTiernan usa la expresión "jungla de cristal" en el audiocomentario de la primera película. "Die Hard" en inglés es una expresión utilizada para describir a alguien extremadamente tozudo que se mantiene inamovible en su posición, además de literalmente muerte dolorosa o difícil. El resto de películas tienen variaciones que resultan bastante ridículas (tanto en original como en los títulos en castellano), llegando al extremo con la cuarta que titularon Live Free or Die Hard (vive libre o muere dolorosamente), el cual en aras de lo políticamente correcto se cambió fuera de Estados Unidos por Die Hard 4.0.
La jungla 2: Alerta roja (Die Hard 2: Die Harder, Renny Harlin, 1990) se estrenó poco después de la primera, así que es una secuela más clásica: repiten diversos personajes, vuelve a transcurrir en Navidad y hay diversas referencias a los hechos de la primera.
La película se basaba en la novela de Walter Wager 58 minutes, en la cual unos terroristas toman el control del radar del aeropuerto de Nueva York y un policía se enfrentará a ellos cuando descubra que su hija va en uno de los aviones. De nuevo, una hija literaria se convierte en esposa cinematográfica.
El film fue dirigido por Harlin, en una época en la cual su nombre no era sinónimo de truño. Durante mucho tiempo esta película contaba con el "honor" de ser la cinta de acción en que más gente moría de la historia, gracias a que los malos estrellan un avión matando a todos los pasajeros. Y es que la película intenta por todos los medios superar la primera en espectacularidad, cosa que hasta cierto punto logra. Pero que sea más espectacular, es decir, que tenga más explosiones y tiroteos, no hace que sea un film mejor.
Pero en el ranking de secuelas, posiblemente sea la mejor de las que se han estrenado hasta ahora. El ritmo no decae y no siente la necesidad de darle un compañero a McClane. La localización en el aeropuerto hace que sea un film bastante tenso, aunque uno ya sepa que todo saldrá bien al final.
Y llegó Jungla de cristal: La venganza (Die Hard With a Vengeance, John McTiernan, 1995). Como todos sabéis, la gestación de esta película fue larga y dolorosa. En un principio ambientada en un yate de lujo, el estreno de Alerta máxima (Under Siege, Andrew Davis, 1992), otra de las muchas imitaciones de La jungla de cristal, hizo que esa idea se desechara.
Finalmente, se le encargó al guionista Jonathan Hensleigh que adaptara un antiguo guion suyo, Simon Says, para que fuera posible convertirlo en la nueva entrega de las aventuras de John McClane. Lo cual no fue fácil y lograr el tono adecuado fue complicado (solo hay que ver el horrible final original incluido en la edición especial para ver hasta que punto se tuvieron que cambiar las cosas). Uno de los errores del film es que le da un compañero a McClane, lo positivo es que el compañero fue interpretado por Samuel L. Jackson.
McTiernan repetía como director pero eso no significó volver a la calidad de la primera. McTiernan estaba desesperado por recuperarse del fracaso económico que había sido El último gran héroe (Last Action Hero, 1993) y acabó siendo su canto de cisne, ya que ninguna de las películas que dirigió tras Jungla de cristal: La venganza tuvo éxito a ningún nivel.
Esta tercera entrega intenta, de nuevo, superar las anteriores pero acaba siendo más sosa. Uno de los problemas es que hay demasiados personajes y situaciones, alejando el protagonismo de McClane. Además, McClane ya está en camino de dejar de ser un héroe mortal y está en proceso de convertirse en un superhéroe, muy alejado de lo que había hecho la primera película especial.
De todos modos, como cinta de acción resulta divertida gracias al carisma de Willis y Jackson, aunque la acción no sea nada del otro mundo. Por cierto, a lo mejor no la reconocéis vestida, pero una de las policías está interpretada por Colleen Camp, actriz que interpretó el papel de una de las conejitas de Playboy que aparecen en el gran clásico Apocalypse Now (Francis Ford Coppola, 1979).
El revival de los 80 por medio de la consecutiva recuperación de sagas y remakes hizo que se pusiera en marcha una nueva entrega de La jungla de cristal. Como todos sabéis, esta entrega fue La Jungla 4.0 (Live Free or Die Hard/Die Hard 4.0, Len Wiseman, 2007).
En esta nueva era de Internet, la problemática gestación de esta entrega se pudo seguir casi minuto a minuto. Así supimos que el argumento original trataba sobre como McClane iba a buscar a su hijo a la cárcel, que cumplía sentencia por delitos informáticos, y se veían envueltos en una trama terrorista (argumento adaptado para la quinta entrega). Pero el aspecto más polémico fue que, como había sido la tendencia de la Fox desde inicios del 2000, esta entrega sería PG-13 (para mayores de 13 años) en lugar de R (para mayores de 18 años) como las anteriores. Al parecer, en la Fox están convencidos de que así harán más dinero, a pesar de que la maniobra fue un fracaso en Alien vs. Predator (AVP: Alien vs. Predator, Paul W. S. Anderson, 2004) ya que puso inmediatamente a los fans en contra.
De todos modos, desde el punto de vista europeo, la verdad es que no hay mucha diferencia entre la versión PG-13 y la sin censurar editada en DVD en Estados Unidos. Las palabrotas, que se ve que allí le dan mucha importancia, aparecen igualmente en los subtítulos/doblaje castellano. Y en cuanto a la violencia tampoco hay tanta diferencia, y ya la tercera entrega, que era R, era muy suave en comparación con las dos primeras, que al lado de la tercera y la cuarta parecen muy sangrientas.
Willis adopta la postura de tipo duro que explota en la actualidad, alejado del McClane socarrón de las primeras entregas. Además, se convierte al personaje en un superhéroe, destrozando helicópteros con coches y enfrentándose a jets. Eso hace que el film sea muy espectacular, pero se pierde la esencia del personaje en el camino. Siendo un film dirigido por Wiseman, carece de personalidad y no tiene el claro lenguaje "accionero" que mostraban McTiernan y Harlin en las anteriores.
El film también tiene cosas positivas, como cierta defensa de la vieja escuela, y si bien no tiene comparación con la primera, mentiría si dijera que no me divertí viéndolo. Lo que se hace evidente es que, independientemente de como salga la quinta, el McClane de la primera entrega ya no volverá.
6 comentarios:
La primera es una de las mejores películas de acción de todos los tiempos, y al que diga lo contrario lo tiro desde el último piso del Nakatomi Plaza.
Como bien dices, es la primera vez que el héroe de acción se humaniza (sin dejar de lado su condición de héroe) y las pasa canutas como el ser humano que es. Aún así el tío es un fuera de serie y tiene un par de pelotas como sandías.
La segunda parte también me gusta, pero de toda la saga es la que menos, aunque irónicamente es la que más se parece en tono y estilo a la primera.
De la tercera (que perfectamente podría llamarse Jungla de Cristal 2) me flipa todo, hasta el último fotograma. Para mí está a la altura de la original, pero encima de todo nos meten a Samuel L. Jackson, por lo que la combinación no puede fallar.
Además de todo, la peli está repleta de frases molonas, chulería y acción a raudales.
Por cierto, curioso ese extraño final alternativo en el que héroe y villano juegan a la ruleta rusa con un bazooka, algo más propio de Chuck Norris que de McClane.
La cuarta entrega entrega no tiene nada que ver con la saga ni con el personaje, pero bueno, es una película altamente entretenida y espectacular, así que no pido más. Lo único que de verdad me revienta es el compañero que le asignan a McClane. De verdad, que putas ganas de reventarle la boca me daban cada vez que decía algo. Es el prototipo de niñato ultramoderno 2.0 que tanto detesto.
En cuanto a la quinta entrega, el día del estreno estaré en la sala de cine. Lo tengo clarísimo.
Yo la tercera para nada la veo a la altura de la primera. Es demasiado genérica, demasiado buddy movie. Incluso lo de las putadas al poli ya lo habían hecho mejor en Harry, el sucio. Ese final era el original que había escrito Hensleigh cuando era todavía una película llamada Simon Says, pero quedó claro que no casaba para nada con el estilo de La jungla de cristal (según cuenta Hensleigh en el comentario era una manera de mostrar que el malo lo atrapaba desde más allá de la tumba porque el prota lo pierde todo).
Los compañeros siempre sobran, pero no me molestó demasiado el de la cuarta (por lo menos en VO), peor me temo será en la quinta.
Como bien dices, la primera es un clásico total, que trascendió las barreras del genero y marcó un nuevo sendero dentro del cine de acción. Y es indudable que esto se debe al buen hacer de Willis y McTiernan. Lo de este último da mucha pena. Con lo que fue este tio y que ahora esté medio en el talego... De cualquier manera no creo que "La Jungla 3" sea su canto de cisne ya que después si que realizó cosas interesantes, como "El caso Thomas Crown" que era un remake más que digno y tenía unas cuantas secuencias muy interesanes.
Respecto a las secuelas, pues probablemente yo pague como un pichón para verlas, pero ninguna de ellas pasa de ser simplemente entretenida.
Al final no he podido colgar mi post sobre Jungla de cristal porque estoy sin internet. Lo colgaré la semana que viene, pero me alegra ver que hay muchas cosas en las que no coincidimos, así podremos discutir cuandolo cuelgue. Mi opinión va más acorde con la de Gonzo.
Hemos puesto hasta el mismo título, jaja.
He visto las cuatro y es que la saga es genial, yo la conozco como duro de matar, se me hace más familiar, Bruce Willis es el actor de acción que más me gusta, comparto que el primer filme es insuperable justamente por ser alguien muy normal y además Alan Rickman es un antagonista de los mejores, la cuarta es un rambo en acción (la primera, acorralado, me parece también una obra maestra), aunque se hace hincapié en que no saben con quien se meten, como que vencerá a todos aun no pareciendo, también agrega mucho a su personaje que es un poco relajado, no tiene el semblante de piedra de Arnold. Los diálogos de la primera también estaban muy bien hechos, no caían en sobredimensiones y había mucho sarcasmo. Si notas sus rivales centrales siempre son gente intelectual, asesinos muy bien educados. Esperaré la quinta, aunque con la última mismo misión imposible de Cruise, ya no sabemos que espectacularidad más traerá. Un abrazo.
León, recuerdo Thomas Crown como una peli bastante descafeinada. No estaba del todo mal, pero igualmente fue un fracaso de taquilla (que es lo que importa en Hollywood). De todos modos, es verdad que es bastante triste como ha terminado McTiernan, paranoide perdido.
Einer, estuve dando vueltas a qué título ponerle, pero el más obvio siempre ganaba a los demás. Supongo que es lo que todos pensamos. Espero ver en qué no coincidimos y explicarte bien por qué te equivocas (es medio broma, medio serio porque se me hace difícil de creer que alguien piense que la 3 esté a la altura de la 1 ;D).
Mario, Duro de matar es un título que se parece bastante al original, pero creo que en España se usó para una peli con Van Damme, no de la misma calidad, precisamente. Es habitual en el cine americano poner a europeos/intelectuales como los malos de la película, o por lo menos lo era antes de lo políticamente correcto, ya que los ejecutivos de Hollywood se nutrían de los prejuicios que ellos creían tenía el americano medio. Saludos.
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