1 dic 2023

Puertas perversas

 

Durante mucho tiempo, los aficionados al cine de género asiático, ya fuera japonés, chino o coreano o de donde fuera, lo teníamos bastante difícil para ver películas de estos países. Entonces, a finales de los 90, hubo una explosión de títulos debido al éxito de The Ring (El círculo) (Ringu, Hideo Nakata, 1998), que fue el punto de partida de la moda del nuevo J-Horror, y al impacto internacional de Audition (Ôdishon, Takeshi Miike, 1999). Así, con el tiempo, se han ido conociendo en Occidente títulos que solo se habían visto en festivales o cintas piratas. Uno de estos títulos que ahora se puede conseguir sin dificultad es el híbrido de thriller y terror Door (Banmei Takahashi, 1988).

Durante la década de los 80 del pasado siglo XX, el cine de terror japonés se fue volviendo cada vez más salvaje debido a la cada vez mayor demanda del mercado del video de productos más extremos que lo que se estrenaba en salas de cine. Películas pasadas de vueltas como Entrails of a Virgin aka Guts of a Virgin (Shojo no harawata, Kazuo "Gaira" Komizu, 1986) dominaban el género en video. Aunque también se produjeron títulos notables, como la genial Tokyo Snuff (Shiryô no wana, Toshiharu Ikeda, 1988), los títulos cada vez más extremos y gore que llenaban las estanterías de los videoclubes provocaron que el gran público se fuera alejando del género, que se hizo muy minoritario. Es por entonces que se empiezan a editar en vídeo historias de fantasmas y compilaciones de cortometrajes inquietantes, originalmente enfocadas al público adolescente japonés femenino, que acabaría dando origen al J-Horror que tanto impactó Occidente.

Entre estos dos extremos, el terror gore pasado de vueltas y las historias sobrenaturales cargadas de atmósfera, nos encontramos Door. La película se estrenó en cines producida por The Director's Company, una compañía fundada con el objetivo de dar completa libertad creativa a los cineastas. La trama, a primera vista, no es muy distinta de las que nos encontramos en los thrillers de la época. Pero, repito, es algo solo a primera vista. Yasuko Honda (Keiko Takahashi) es una joven ama de casa feliz en su matrimonio y madre de un niño. Su idílica vida doméstica se ve solo enturbiada por el acoso de los vendedores a domicilio y el miedo a que alguien entre en casa, por lo que se asegura de cerrar bien la puerta del piso en que vive la familia. Un día, un vendedor (Daijirô Tsutsumi), consigue introducir la mano por la rendija de la puerta para dejarle a Yasuko unos panfletos. Asustada, Yasuko cierra de golpe la puerta golpeando los dedos del insistente vendedor. Molesto por la reacción de Yasuko, este vendedor se obsesiona con ella y empieza a acosarla continuamente, mediante llamadas y ataques que irán escalando en gravedad.

Door tiene una estructura que recuerda a la de la posterior Audition: la mayor parte del film se dedica a acumular tensión mediante el suspense psicológico. Esta acumulación de tensión acaba explotando en unos sangrientos veintes minutos finales cargados de violencia. Además de la tensión, el argumento de Door tiene unos siempre bienvenidos toques de sátira social, con la manera en que presenta el acoso de los vendedores a domicilio, cuyo equivalente actual serían las pesadas llamadas a domicilio ofreciendo ofertas de forma contínua. Pero aún más relevante para el espectador actual es la manera en que representa a la protagonista. La japonesa era (y al parecer sigue siendo) una sociedad muy machista (la nuestra no es mucho mejor), algo denunciado en distintas películas del género. Este comentario social es algo que también une Door y Audition, en el caso del film de Banmei Takahashi en lo sola que está Yasuko en su lucha contra el acosador: su marido está días fuera trabajando y la deja sola sin darle importancia a sus quejas, la policía no hace nada y cuando pide ayuda en el edificio nadie acude.

Además de los temas que toca, Door también destaca por la manera en que está rodada. La cámara flota continuamente, creando planos elegantes. También transmite muy bien la claustrofobia de estar encerrados en el piso con Yasuko. La banda sonora resulta efectiva, si bien algo repetitiva.

En definitiva, todo esto es lo que hace de Door una película interesante y notable, aunque el argumento resulte muy familiar al espectador actual.


 

 

Mientras se encontraba trabajando en su última película, los productores le pidieron a Banmei Takahashi que le cambiara el título para convertirla en una secuela de Door, debido a las buenas ventas que estaba teniendo en vídeo (tras la entrada en bancarrota de The Director's Company, Door y otros títulos de la productora estuvieron desaparecidos durante décadas). Así nació Door 2: Tôkyô Diary (1991), estrenada directamente en vídeo.

Esta secuela de nombre es completamente distinta de la primera entrega, como se puede uno imaginar teniendo en cuenta su origen. Se trata de un drama erótico protagonizado por Ai (Chikako Aoyama), una joven prostituta. Door 2 nos introduce en su mundo, los peculiares clientes que tiene, en particular la relación especial que mantiene con uno de ellos, Mamiya (Joe Yamanaka), y sus amistades.

Se ha de decir que esta película es más parecida a los anteriores trabajos del director, siendo Door, una película de terror, una rareza en su filmografía. Esta película era el territorio habitual de Takahashi, aunque no deja de tener sus momentos truculentos. Chikako Aoyama, recordada por su papel en Robotrix (Nu ji xie ren, 1991), carga sin problemas con el peso de la película, enfrentándose a todo lo que le pide la película sin miedo. Una película que se ha de apreciar no es moralista ni juzga a la protagonista por el trabajo que decide llevar a cabo, más bien observa una sociedad que parece desorientada.

La excusa para retitutarla Door 2 son un par de secuencias en las que Ai reflexiona sobre el misterio que se encuentra al cruzar las puertas de las casas de los clientes, ya que los hombres parecen transformarse una vez pasan por la puerta. Tras las distintas puertas que atraviesa Ai (ninguna verde en este caso), se producen diversas viñetas. Más o menos perversas, más o menos fetichistas, estas viñetas sirven de intervalo entre las escenas entre Ai y Mamiya, con el cual Ai intenta iniciar una relación convencional, lo que le llevará a plantearse su vida.

Door 2 no es un título memorable, más allá de la presencia de Aoyama, como es la primera Door, pero es un bienvenido añadido en la edición en Blu-ray. Hubo una tercer entrega aún más desconectada de estas dos películas.

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