La gripe me ha dejado fuera de juego, creo que de tanto comentar Cronenberg la enfermedad me persigue. Pero no hay que desfallecer y aquí tenemos la película que, estrenada en 1993, volvió a reunir a Jeremy Irons y David Cronenberg después de Inseparables: M Butterfly.
La película fue escrita por David Henry Hwang adaptando su obra de teatro basada a su vez en una historia real. Jeremy Irons interpreta a Rene Gallimard, un diplomático francés que se enamora de Song (John Lone), una mujer que esconde más de un secreto (y los roba). Cronenberg lleva la historia a su terreno y cuenta como va creciendo la obsesión de Gallimard, no sólo por Song, también por la sociedad china.
La película es muy contenida como suele ser habitual con el director canadiense, pero eso no evita que nos fascine viendo hasta que extremos es capaz de llegar Gallimard por Song. En el universo de Cronenberg parece ser que el amor sólo lleva a la tragedia. En sus películas parece ser que los amantes no tienen un final feliz, tal vez las excepciones sean Crash y Fast Company. Es curioso notar que ambas giran en torno a un mundo que gusta mucho a Cronenberg: el de los coches.
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