Mientras jugaba al Super Mario Bros., nunca me levanté a media partida exclamando: ¡Maldita sea! Tendrían que hacer una película de esta maravilla. Sin embargo, unos productores lo creyeron y fuimos castigados con Super Mario Bros. (Annabel Jenkel, Rocky Morton, Roland Joffé y Dean Semler, 1993): la primera película basada en un videojuego que marcaría la tendencia desde entonces para todas las demás. En otras palabras: todas las películas basadas en videojuegos son malas.
Hay varias razones por las que sucede. La primera de ellas es que los videojuegos se pueden permitir no tener historia, o que sea muy simple y básica, ya que se trata de una experiencia interactiva. Es decir, Doom no tiene historia realmente, es más una excusa, pero como eres tú, en primera persona, el que vive la experiencia de ir masacrando monstruos pues no importa la simplicidad de la historia.
Otra razón es que Hollywood siente la necesidad de justificar los elementos fantasiosos que aparecen en los videojuegos. Volviendo a los hermanos Mario, la razón para justificar el mundo en el que viven sus aventuras los fontaneros es que atraviesan un portal hacia una dimensión paralela. En la película Doom (Andrej Bartkowiak, 2005), los protagonistas ya no están en una dimensión infernal, se trata de experimentos genéticos. Por esa misma razón, las series de dibujos basadas en videojuegos han tenido más fortuna, ya que podían trasladar el mismo universo directamente.
Pero la principal razón por las que las adaptaciones de videojuegos son malas o mediocres es por el tipo de cineasta que normalmente atraen, gente como Uwe Boll y Paul W. S. Anderson. Es cierto que algunas como Tomb Raider (Lara Croft: Tomb Raider, Simon West, 2001) y su secuela contaron con grandes recursos y directores más o menos competentes, pero eso no cambia el hecho de que aunque las películas tengan éxito en taquilla no sean precisamente memorables en ningún sentido.
Sólo ha habido dos ocasiones, hasta ahora, donde la adaptación de un videojuego dio lugar a proyectos interesantes. Uno fue cuando los productores de la versión cinematográfica del juego Resident Evil hablaron con George A. Romero para hacerla. Romero escribió un épico y fantástico guion (salió publicado por la red en su momento) que los productores encontraron que era demasiado ambicioso. Y ya sabéis que hicieron luego.
La otra ocasión fue la que dio origen a la película que comentamos hoy: Silent Hill (Christophe Gans, 2006).
Silent Hill es la única adaptación de un videojuego que puedo decir que me gusta y es una buena película.
El guion de Roger Avary, la dirección de Gans y los increíbles diseños del experto en criaturas y monstruos Patrick Tatopoulos son los tres elementos clave de que la película funcione. También ayuda contar con buenos actores como Radha Mitchell y Sean Bean, que le dan credibilidad a los personajes y a la historia.
Avary creó un guion que respeta la esencia de Silent Hill e incorpora momentos y personajes sacados del juego así como parte de la trama, pero al mismo tiempo la historia es lo suficientemente interesante e independiente como para que cualquiera que no haya jugado o no sepa qué es Silent Hill disfrute.
La dirección de Gans es esencial a la hora de crear un atmósfera amenazante que parece sacada de una pesadilla. Gans es un buen director, no un gran director pero sí bueno, que cuida cada aspecto del plano que aparece en pantalla, así que la película cuenta con una gran estética. Yo nunca he sido muy de consolas, pero tengo amigos que sí y uno de ellos tenía el primer Silent Hill. Jugando en una habitación a oscuras sólo iluminada por la pantalla del televisor y con el sonido ambiente a tope, uno se siente completamente inmerso en la atmósfera del juego y en un par de ocasiones nos llevamos unos buenos sustos. Esta atmósfera (así como los diversos homenajes al género que se encuentran en el videojuego) está trasladada a la perfección en el filme.
Es la primera parte de la película, en la cual uno no sabe qué está pasando ni entiende nada de lo que sucede, es la mejor y más conseguida. Es algo que siempre me ha gustado y encuentro tremendamente estimulante: no saber que pasará. Una vez se va revelando el argumento y la historia queda más clara, el filme pierde algo de fuerza pero sigue teniendo un nivel de disfrutabilidad alto.
Tal vez el hecho de que Silent Hill sea un juego complejo y que realmente tiene una buena historia, juntado con que la película fue hecha por personas que no sólo entendían el juego: también lo jugaban, dio como resultado que Silent Hill sea una película que atrapa y resulta interesante. Interesante porque deja algunas preguntas sin respuesta, incógnitas abiertas a la interpretación del espectador. Entre este año y el que viene se estrenará una secuela, Silent Hill: Revelation 3D, con lo cual puede ser un buen momento para recuperar esta película. Lo cierto es que desde el 2006 que la vi hasta hoy no me he encontrado con nadie que la aprecie como yo, pero supongo que no debo ser el único.
Hay varias razones por las que sucede. La primera de ellas es que los videojuegos se pueden permitir no tener historia, o que sea muy simple y básica, ya que se trata de una experiencia interactiva. Es decir, Doom no tiene historia realmente, es más una excusa, pero como eres tú, en primera persona, el que vive la experiencia de ir masacrando monstruos pues no importa la simplicidad de la historia.
Otra razón es que Hollywood siente la necesidad de justificar los elementos fantasiosos que aparecen en los videojuegos. Volviendo a los hermanos Mario, la razón para justificar el mundo en el que viven sus aventuras los fontaneros es que atraviesan un portal hacia una dimensión paralela. En la película Doom (Andrej Bartkowiak, 2005), los protagonistas ya no están en una dimensión infernal, se trata de experimentos genéticos. Por esa misma razón, las series de dibujos basadas en videojuegos han tenido más fortuna, ya que podían trasladar el mismo universo directamente.
Pero la principal razón por las que las adaptaciones de videojuegos son malas o mediocres es por el tipo de cineasta que normalmente atraen, gente como Uwe Boll y Paul W. S. Anderson. Es cierto que algunas como Tomb Raider (Lara Croft: Tomb Raider, Simon West, 2001) y su secuela contaron con grandes recursos y directores más o menos competentes, pero eso no cambia el hecho de que aunque las películas tengan éxito en taquilla no sean precisamente memorables en ningún sentido.
Sólo ha habido dos ocasiones, hasta ahora, donde la adaptación de un videojuego dio lugar a proyectos interesantes. Uno fue cuando los productores de la versión cinematográfica del juego Resident Evil hablaron con George A. Romero para hacerla. Romero escribió un épico y fantástico guion (salió publicado por la red en su momento) que los productores encontraron que era demasiado ambicioso. Y ya sabéis que hicieron luego.
La otra ocasión fue la que dio origen a la película que comentamos hoy: Silent Hill (Christophe Gans, 2006).
Silent Hill es la única adaptación de un videojuego que puedo decir que me gusta y es una buena película.
El guion de Roger Avary, la dirección de Gans y los increíbles diseños del experto en criaturas y monstruos Patrick Tatopoulos son los tres elementos clave de que la película funcione. También ayuda contar con buenos actores como Radha Mitchell y Sean Bean, que le dan credibilidad a los personajes y a la historia.
Avary creó un guion que respeta la esencia de Silent Hill e incorpora momentos y personajes sacados del juego así como parte de la trama, pero al mismo tiempo la historia es lo suficientemente interesante e independiente como para que cualquiera que no haya jugado o no sepa qué es Silent Hill disfrute.
La dirección de Gans es esencial a la hora de crear un atmósfera amenazante que parece sacada de una pesadilla. Gans es un buen director, no un gran director pero sí bueno, que cuida cada aspecto del plano que aparece en pantalla, así que la película cuenta con una gran estética. Yo nunca he sido muy de consolas, pero tengo amigos que sí y uno de ellos tenía el primer Silent Hill. Jugando en una habitación a oscuras sólo iluminada por la pantalla del televisor y con el sonido ambiente a tope, uno se siente completamente inmerso en la atmósfera del juego y en un par de ocasiones nos llevamos unos buenos sustos. Esta atmósfera (así como los diversos homenajes al género que se encuentran en el videojuego) está trasladada a la perfección en el filme.
Es la primera parte de la película, en la cual uno no sabe qué está pasando ni entiende nada de lo que sucede, es la mejor y más conseguida. Es algo que siempre me ha gustado y encuentro tremendamente estimulante: no saber que pasará. Una vez se va revelando el argumento y la historia queda más clara, el filme pierde algo de fuerza pero sigue teniendo un nivel de disfrutabilidad alto.
Tal vez el hecho de que Silent Hill sea un juego complejo y que realmente tiene una buena historia, juntado con que la película fue hecha por personas que no sólo entendían el juego: también lo jugaban, dio como resultado que Silent Hill sea una película que atrapa y resulta interesante. Interesante porque deja algunas preguntas sin respuesta, incógnitas abiertas a la interpretación del espectador. Entre este año y el que viene se estrenará una secuela, Silent Hill: Revelation 3D, con lo cual puede ser un buen momento para recuperar esta película. Lo cierto es que desde el 2006 que la vi hasta hoy no me he encontrado con nadie que la aprecie como yo, pero supongo que no debo ser el único.
No me cabe duda de que esta es la única película decente basada en un videojuego. Incluso llegué a verla 2 veces en el cine.
ResponderEliminarEl problema de las películas basadas en videojuegos, es que aunque me gusten, no soy capaz de disfrutarlas, ya que siempre me gusta tener el material original en el que se basa una película y como los videojuegos no me gustan...
Pero bueno, eso son manias mias jaja
Silent Hill funciona a las mil maravillas como película de terror, con un argumento original y novedoso (aunque este mérito sería del juego), un diseño de producción acojonante y un trabajo de dirección absolutamente decente.
La adaptación de Doom hubiese podido resulta terrorífica y perturbadora en manos de un experto que supiese darle esa atmósfera claustrofóbica, surrealista y pesadillesca de los dos primeros juegos, pero se optó por hacer una película de acción convencional con un par de sustitos sueltos. En resumen, una gra idea desaprovechada por completo.
Christophe Gans llevaba años preparando la película desde que jugó por primera vez a Silent Hill. Supongo que esa pasión tiene mucho que ver con la película esté bastante bien. Gans dijo de Doom que era un desastre y que su director era un vago, ya que prepararon la peli cogiendo cuatro elementos comunes. Doom, la película, parece más una copia de Aliens que una adaptación del videojuego.
ResponderEliminarCreo que es la unica pelicula basada en un video juego que he visto, pero no me gustó mucho que digamos. Tiene bien definido su esquema tétrico y espeluznante y tiene varias escenas buenas, pero no sé yo qué, pero terminó agotandome y senti como el film se le terminaba saliendose de las manos al director. A la final le dare una nueva oportunidad para ver cómo quedo, porque a muchos les gustó pero a mi no :/
ResponderEliminarSaludos.
Coincido en que la única peli decente que se ha hecho adaptando un videojuego es Silent Hill. Todo lo demás es basura. Supongo que se debe a que el juego es distinto, no es sólo matar bichos sin sentido. La atmósfera está muy lograda en la primera parte, incluso te diré que tiene escenas muy logradas, pero hacia el final el film pierde bastantes enteros.
ResponderEliminarDaniel y Luis Cifer, ambos coincidís en que la segunda parte de la película le hace perder fuerza, cuando se hace menos surrealista. Coincido en esa estimación de que la segunda mitad es más floja, pero a pesar de ello me sigue gustando bastante.
ResponderEliminarMe gusta si señor,ademas descubri su director en una pelicula de Mark Dacascos "Crying freman",(ya te comente que me gustaba las artes marciales),adaptacion de un buen comic por cierto.Y luego me sorprendio en "Pacto de lobos"
ResponderEliminary esta me gusto,pero fijate que soy de jugar a estos juegos en la Play ,a mi me gusto mas el de "Resident evil",pero la peli es mejor esta.
Atticus, sí Crying Freeman puede ser la única adaptación de un manga hecha por occidentales que vale la pena. Pacto de lobos también me gustó, por la manera en que mezcla géneros basándose en hechos reales (!). Sobre los juegos, la verdad es que no soy ningún experto y sólo he jugado de vez en cuando, así que no puedo juzgar.
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