Whatever happened to the teenage dream?
Marc Bolan & T-Rex, Teenage Dream
Estudiando en retrospectiva los sucesos que culminaron en la realización de la segunda película de George Lucas, American Graffiti (1973), uno no puede más que preguntarse si realmente existe el destino, si todos los hechos que parecen suceder sin ningún motivo aparente tienen en realidad un propósito.
THX 1138 (1971) es una casi experimental y bastante interesante cinta de ciencia ficción con la cual George Lucas debutó en la dirección cinematográfica. La película, muy extraña en su momento, se las arregló para llevar a la quiebra la compañía de Francis Ford Coppola que la produjo, American Zoetrope (no sería la última vez que la compañía iba a la quiebra). THX, además, fue recortada y editada por la Warner, para disgusto de Lucas. Tras la debacle, Coppola le dijo a Lucas que por qué no escribía algo que fuera más ligero y divertido, que atrajera al público, en lugar de películas frías y experimentales. Lucas entonces pensó en un proyecto que llevaba un tiempo dándole vueltas por la cabeza, una idea para hacer una película que retratase los recuerdos de su juventud, conduciendo por la calle principal de Modesto, en California, por la noche intentando ligar con alguna chica. Mientras Lucas le daba vueltas a esta idea, Coppola, que se había quedado sin compañía con la que producir sus películas, se fue a la Paramount para dirigir una película que llevaba un tiempo en el estudio: una blaxpoitation de bajo presupuesto, que adaptaba una novela de un tal Mario Puzo, convirtiendo los mafiosos italianos de la novela en una banda urbana como las que poblaban las ciudades en aquellos momentos.
En 1972, tras muchos problemas para acabar el guion y encontrar a alguien que aceptase financiarlo, Lucas consiguió que la Universal, que en aquel momento tenía un programa para realizar películas de bajo presupuesto "juveniles" o artísticas motivado por el éxito de Easy Rider. Buscando mi destino (Easy Rider, Dennis Hopper, 1969) y con el cual también se financiaría la soberbia Carretera asfaltada en dos direcciones (Two-Lane Blacktop, Monte Hellman, 1971), se interesase en el proyecto, a condición que consiguiese un gran nombre con el que promocionar la película. Lucas pensó en Coppola, el cual había convertido aquel proyecto de blaxpoitation de bajo presupuesto en El padrino (The Godfather, 1972). La película todavía no se había estrenado pero ya corrían rumores sobre lo buena que era, así que Lucas dijo al estudio que qué les parecía si conseguía que Coppola fuera el productor. El estudio se mostró encantado y Lucas fue a pedirle a Coppola que fuera su productor. Éste, tras leer el guion y gustarle, aceptó ser el productor.
Y así se empezó a rodar American Graffiti.
Vista hoy día, es difícil darse cuenta lo innovadora que fue esta película en su momento, ya que muchos elementos y recursos empleados por primera vez en este film son hoy día corrientes y casi estándar. Está rodada siguiendo un estilo documental, naturalista, y toda la película cuenta con una banda sonora musical de principio a fin que surge de fuentes presentes en pantalla: las radios de los coches, televisiones, un concierto en un gimnasio. Lo que era una las grandes innovaciones y reglas del movimiento Dogma de mediados de los 90, Lucas lo empleó aquí.
Además, la película narra cuatro historias diferentes, intercalándolas entre sí e interrelacionando a los personajes. Algo que el estudio aseguró que era una locura y resultaría en una película incomprensible: se tenía que hace una historia tras otra porque era así cómo se hacían las cosas. La película es muchas cosas pero desde luego no es incomprensible.
American Graffiti es un ejercicio nostálgico, en el cual los guionistas Lucas, Willard Huyck y Gloria Katz recuperaron incidentes y personajes de su adolescencia. Lucas quería captar un momento bastante específico de la historia americana, el último periodo inocente justo antes de que toda la sociedad cambiase debido al asesinato del presidente Kennedy, la guerra de Vietnam y la British Invasion. De ahí que situar la película en 1962 no fuera algo casual. Además, filmada en 1972, reflejaba lo mucho que había cambiado la sociedad en apenas diez años.
Lucas también quería documentar un fenómeno que había desaparecido a raíz de los sucesos mencionados: como los adolescentes (tanto chicos como chicas) iban dando vueltas por la calle principal del pueblo en sus coches para ligar. Así como incide en otros temas habituales en su corta filmografía como director.
La película funciona bastante bien y consigue cumplir sus objetivos. Siguiendo a los protagonistas deambular por las calles y viviendo diferentes peripecias, el film se pasa bastante rápido y es fácil identificarse con los personajes, ya que sus experiencias adolescentes no son muy diferentes de las que ha tenido cualquier adolescente, ya sea americano en 1962 o italiano en 1950 o un adolescente español en la actualidad, y la preocupación por el futuro, la incomprensión de los adultos y el deseo por el sexo opuesto (o el propio) son temas universales. Como dijo Coppola, es una película cálida y divertida, lo que aumenta en el impacto del epílogo, donde se evidencia el impacto de los sucesos históricos posteriores. También es de notar que para mí es un fallo que en el epílogo sólo se hable de los protagonistas masculinos y se excluya a los femeninos.
En su momento el estudio no la entendió en absoluto. Le parecía que era una incomprensible amalgama de secuencias musicales y no sabía cómo estrenarla o si iba a estrenarla. Lucas empezó a organizar una serie de pases por el estudio, en salas que llenaba con trabajadores de la Universal, cada vez que un ejecutivo o encargado de marketing quería ver la película. De modo que, aunque era evidente que los ejecutivos no la entendían podían ver la respuesta favorable del público. El caso es que finalmente la película se estrenó, pero el estudio decidió cortar varias escenas para disgusto de Lucas. De todas formas, la película fue un éxito.
Y, de nuevo, cosas del destino, el éxito de esta película hizo más fácil encontrar un estudio interesado en su siguiente proyecto: La guerra de las galaxias (Star Wars, 1977). El monumental éxito de éste gran clásico y el avispado contrato que hizo Lucas, que le otorgaba todos los derechos de explotación comercial, logró que consiguiera el sueño de todo realizador: ser independiente. Ahora Lucas disponía de un enorme poder que aprovechó para coger sus dos películas anteriores y restaurarlas. Así, en 1978 se estrenó la versión original restaurada de American Graffiti, tal y como Lucas la había concebido, y es la única versión disponible, ya que Lucas se aseguró que la versión perpetrada por el estudio desapareciera. Claro, que luego ese mismo poder le hizo adentrarse en el lado oscuro de la fuerza, añadiendo continuos e innecesarios cambios en la fantástica trilogía galáctica para desespero de sus fans. Pero eso ya es otra historia.
En 1972, tras muchos problemas para acabar el guion y encontrar a alguien que aceptase financiarlo, Lucas consiguió que la Universal, que en aquel momento tenía un programa para realizar películas de bajo presupuesto "juveniles" o artísticas motivado por el éxito de Easy Rider. Buscando mi destino (Easy Rider, Dennis Hopper, 1969) y con el cual también se financiaría la soberbia Carretera asfaltada en dos direcciones (Two-Lane Blacktop, Monte Hellman, 1971), se interesase en el proyecto, a condición que consiguiese un gran nombre con el que promocionar la película. Lucas pensó en Coppola, el cual había convertido aquel proyecto de blaxpoitation de bajo presupuesto en El padrino (The Godfather, 1972). La película todavía no se había estrenado pero ya corrían rumores sobre lo buena que era, así que Lucas dijo al estudio que qué les parecía si conseguía que Coppola fuera el productor. El estudio se mostró encantado y Lucas fue a pedirle a Coppola que fuera su productor. Éste, tras leer el guion y gustarle, aceptó ser el productor.
Y así se empezó a rodar American Graffiti.
Vista hoy día, es difícil darse cuenta lo innovadora que fue esta película en su momento, ya que muchos elementos y recursos empleados por primera vez en este film son hoy día corrientes y casi estándar. Está rodada siguiendo un estilo documental, naturalista, y toda la película cuenta con una banda sonora musical de principio a fin que surge de fuentes presentes en pantalla: las radios de los coches, televisiones, un concierto en un gimnasio. Lo que era una las grandes innovaciones y reglas del movimiento Dogma de mediados de los 90, Lucas lo empleó aquí.
Además, la película narra cuatro historias diferentes, intercalándolas entre sí e interrelacionando a los personajes. Algo que el estudio aseguró que era una locura y resultaría en una película incomprensible: se tenía que hace una historia tras otra porque era así cómo se hacían las cosas. La película es muchas cosas pero desde luego no es incomprensible.
American Graffiti es un ejercicio nostálgico, en el cual los guionistas Lucas, Willard Huyck y Gloria Katz recuperaron incidentes y personajes de su adolescencia. Lucas quería captar un momento bastante específico de la historia americana, el último periodo inocente justo antes de que toda la sociedad cambiase debido al asesinato del presidente Kennedy, la guerra de Vietnam y la British Invasion. De ahí que situar la película en 1962 no fuera algo casual. Además, filmada en 1972, reflejaba lo mucho que había cambiado la sociedad en apenas diez años.
Lucas también quería documentar un fenómeno que había desaparecido a raíz de los sucesos mencionados: como los adolescentes (tanto chicos como chicas) iban dando vueltas por la calle principal del pueblo en sus coches para ligar. Así como incide en otros temas habituales en su corta filmografía como director.
La película funciona bastante bien y consigue cumplir sus objetivos. Siguiendo a los protagonistas deambular por las calles y viviendo diferentes peripecias, el film se pasa bastante rápido y es fácil identificarse con los personajes, ya que sus experiencias adolescentes no son muy diferentes de las que ha tenido cualquier adolescente, ya sea americano en 1962 o italiano en 1950 o un adolescente español en la actualidad, y la preocupación por el futuro, la incomprensión de los adultos y el deseo por el sexo opuesto (o el propio) son temas universales. Como dijo Coppola, es una película cálida y divertida, lo que aumenta en el impacto del epílogo, donde se evidencia el impacto de los sucesos históricos posteriores. También es de notar que para mí es un fallo que en el epílogo sólo se hable de los protagonistas masculinos y se excluya a los femeninos.
En su momento el estudio no la entendió en absoluto. Le parecía que era una incomprensible amalgama de secuencias musicales y no sabía cómo estrenarla o si iba a estrenarla. Lucas empezó a organizar una serie de pases por el estudio, en salas que llenaba con trabajadores de la Universal, cada vez que un ejecutivo o encargado de marketing quería ver la película. De modo que, aunque era evidente que los ejecutivos no la entendían podían ver la respuesta favorable del público. El caso es que finalmente la película se estrenó, pero el estudio decidió cortar varias escenas para disgusto de Lucas. De todas formas, la película fue un éxito.
Y, de nuevo, cosas del destino, el éxito de esta película hizo más fácil encontrar un estudio interesado en su siguiente proyecto: La guerra de las galaxias (Star Wars, 1977). El monumental éxito de éste gran clásico y el avispado contrato que hizo Lucas, que le otorgaba todos los derechos de explotación comercial, logró que consiguiera el sueño de todo realizador: ser independiente. Ahora Lucas disponía de un enorme poder que aprovechó para coger sus dos películas anteriores y restaurarlas. Así, en 1978 se estrenó la versión original restaurada de American Graffiti, tal y como Lucas la había concebido, y es la única versión disponible, ya que Lucas se aseguró que la versión perpetrada por el estudio desapareciera. Claro, que luego ese mismo poder le hizo adentrarse en el lado oscuro de la fuerza, añadiendo continuos e innecesarios cambios en la fantástica trilogía galáctica para desespero de sus fans. Pero eso ya es otra historia.
Para mí también desprende bastante nostalgia. Esas aventurillas urbanas con música de rock `n roll de fondo están divertidas.
ResponderEliminarUn saludo, Raül.
Me resulta soporífera esta peli. Me aburrió de principio a fin.
ResponderEliminarJavi, hay cosas que no cambian con el tiempo.
ResponderEliminarEiner, pues nada.
Suena bien, espero verla, lo de los adolescentes y sus aventuras siempre me ha gustado, ver como se mueve el mundo desde las generaciones nuevas de cada época, algo que es importante en la sociedad americana donde el centro de atención es el joven a diferencia de otras partes del mundo, tanto el futuro como la rebeldía, todo empieza bajo la mirada del bisoño. Mi última reseña trata el tema desde la perspectiva latinoamericana más libre y deshinbida, y me ha gustado verlo aquí desde otro contexto también interesante. Buena tu reseña. Un abrazo.
ResponderEliminarMario.
La conclusión, Mario, es que puede que las condiciones socioeconómicas cambien pero no los adolescentes, que a pesar del tiempo y el espacio todos parecen tener las mismas preocupaciones.
ResponderEliminarEs la típica película que nunca he visto entera, sólo escenas sueltas. El cine sobre adolescentes, que cuenta el día a día de los adolescentes y sus preocupaciones y problemas de adolescentes nunca me ha interesado, de hecho lo odio, pero American Graffiti, sólo por transcurrir en la epoca en la que transcurre y por tener una banda sonora tan espléndida, seguro que es la excepción.
ResponderEliminarDr. Gonzo, nunca he entendido eso de odiar o tenerle manía o no gustarte todo un género. Entiendo que no gusten películas dentro de un género, pero creo que es un error generalizar. Esta película no tiene nada que ver con, por ejemplo, El club de los cinco (que también me gusta bastante) pero tratan un tema común: el tránsito de la adolescencia a la madurez, lo que se llaman historias de "coming of age" en inglés. No sé cómo se podría traducir, pero básicamente giran en torno a pasar una serie de ritos para llegar a la madurez. Son un tipo de cine que se podría calificar de cine adolescentes (ya que sus protagonistas son adolescentes enfrentados a una serie de pruebas) pero no son cine de adolescentes en el sentido de que no son versiones cinematográficas de series como la infumable Física o química o películas como Chicas malas pensadas para un público adolescente.
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