Quién lo diría, pero Sicario: El día del soldado (Sicario: Day of the Soldado, Stefano Sollima, 2018) no está nada mal. Leed mi crítica de esta notable continuación en Underbarin Mgz:
Si os gustó la primera dirigida por Denis Villeneuve, es un título especialmente recomendado. Por cierto, deberían subtitular las partes en castellano de Benicio Del Toro, es más fácil entenderlo cuando habla en inglés.
Un día, entre los correos que me envían las distintas sucursales de Amazon en el mundo, me llegó uno de la franquicia alemana con distintas recomendaciones. Una de ellas era The Hills Have Eyes - Die Trilogie. O lo que es lo mismo: Las colinas tienen ojos - La trilogía. Y pensé lo mismo que haréis muchos de vosotros ahora: ¿La trilogía? ¡Pero si solo hay dos entregas originales de Las colinas tienen ojos (sin contar el remake y la secuela de este)! Y lo debería saber por los artículos que le dediqué (1-2). Y sigue habiendo solo dos entregas originales. La otra solo es Experimento Mind Ripper (Mind Ripper aka The Outpost, Joe Gayton, 1995).
En un caso parecido al de El engendro del diablo (La chiesa, Michele Soavi, 1989), Mind Ripper empezó a planearse como una tercera entrega de Las colinas tienen ojos (The Hills Have Eyes, Wes Craven, 1977). Fue una petición que hizo el productor Peter Locke, que tenía los derechos de explotación, a Wes Craven. Craven empezó a trabajar en el proyecto junto a su hijo Jonathan.
Mientras se desarrollaba el guion se decidió que, en lugar de una tercera entrega de Las colinas tienen ojos, fuera un proyecto independiente. Así nació Mind Ripper, de la que Wes Craven ejerció simplemente de productor ejecutivo y fue su hijo el que la escribió y produjo. Obviamente se explotó el nombre de Wes Craven comercialmente, pero el director no se implicó demasiado, ocupado como estaba con Un vampiro suelto en Brooklyn (Vampire in Brooklyn, 1995), no precisamente su mejor momento.
La película pasó sin pena ni gloria por las salas, de modo que se intentó volver a explotar con el título The Outpost. Debido a su origen, con la llegada del Blu-ray, la película se ha explotado comercialmente como The Hills Have Eyes III y Mind Ripper, cambiando lo que se usa de título y de subtítulo dependiendo del país, destacando siempre el nombre de Wes Craven. En Estados Unidos ahora se vende como The Hills Have Eyes III (Mind Ripper), igual que en Alemania, y en Inglaterra como Mind Ripper. Sin embargo, repito que la película no tiene nada que ver con el terror caníbal de Las colinas tienen ojos, sino que se parece bastante al vehículo para Chuck Norris Furia silenciosa (Silent Rage, Michael Miller, 1982).
Con un destacado reparto que incluye a Lance Henriksen, John Diehl y Claire Stansfield, así como los entonces desconocidos Giovanni Ribisi y Natasha Gregson Wagner, Mind Ripper es la típica historia de experimento que se descontrola. Un laboratorio genético que experimenta con un virus para terminar con todas las enfermedades, utiliza el cuerpo de un suicida, que los científicos encuentran en el desierto, como conejillo de indias. Cuando despierte, bautizado Thor, no estará muy contento y se dedicará a matar científicos a diestro y siniestro.
A pesar de contar con alguna idea interesante, el film no es más que el típico correr por pasillos para huir del monstruo, aunque este monstruo tenga forma humana. Rutinario y predecible, no es de extrañar las distintas tácticas usadas para venderlo porque es un film de terror bastante mediocre. No ofrece nada nuevo al aficionado que ha visto cientos de películas con argumento parecido desde los años 50. Si sentís curiosidad por verla debido a su origen, adelante, pero ya os advierto que es tremendamente aburrida.
El próximo estreno de Megalodón (The Meg, Jon Turteltaub, 2018) me hizo recordar El devorador del oceáno (Shark: Rosso nell'oceano, Lamberto Bava como John Old Jr., 1984), una descacharrante y cutre película que era la enésima imitación de Tiburón (Jaws, Steven Spielberg, 1975) al estilo italiano.
Normalmente, cuando en los títulos de crédito de una película aparecen nombres como los de Lamberto Bava, Dardano Sacchetti y Luigi Cozzi, si bien todos ellos escondidos bajo nombres americanizados, tengo ciertas espectativas en cuanto a la calidad de lo que voy a ver. Por eso me sorprendió el nivel de cutrerío, torpeza y ridiculez que uno se encuentra en El devorador del oceáno, también conocida como Monster Shark y editada en Blu-ray como Devil Fish. ¿Cómo de cutre? Pues en una escena, justo antes de cortar, vemos como se cae la aleta de cartón del monstruo de la peli en el agua. Se intercalan distintas localizaciones en una misma escena de forma bastante obvia, con planos filmados cerca de la costa donde el fondo es visible con otros en alta mar donde hasta el agua tiene otro color. Pero supongo que lo que más me hace reír son los ridículos diálogos y la pura ignorancia que se hace evidente cuando los supuestos expertos hablan. Por ejemplo: un médico habla de un paciente en coma cuando este está retorciéndose y hablando en sueños. Descubren una criatura de hace millones de años y asumen que es la misma criatura que ha sobrevivido durante esos millones de años, en lugar de que ejemplares sobrevieran y tuvieran descendencia durante todo ese tiempo.
Todo ello hace que la película sea puro cachondeo, especialmente las escenas en las que aparece el devorador del oceáno, una especie de albóndiga gigante con boca y tentáculos.
La historia gira en torno, como ya os podéis imaginar, a lo que sucede en una ciudad de Florida cuando hace acto de presencia el monstruo marino. Hay una trama paralela centrada en una compañía de tecnología biológica, que inspira grandes carcajadas por la manera en que usan los ordenadores (atentos a cómo sacan información clasificada de una computadora).
Los italianos produjeron centenares de copias baratas de Tiburón y esta sin duda es una de las más involuntariamente divertidas. Imagino que muchas de las limitaciones se debieron al bajo presupuesto, ya que Lamberto Bava ha dirigido películas clásicas como la obra maestra Demons (Dèmoni, Lamberto Bava, 1985) (leed sobre ella aquí y aquí). Sea por la razón que sea, esto es cine basura del bueno.
Aunque siguen habiendo muchos títulos que han quedado en la oscuridad, sin merecerlo, con la llegada de nuevos formatos, como el Blu-ray, otros consiguen ser rescatados y recuperados para una nueva generación. Es el caso de El asesino tras la máscara (Savage Weekend, David Paulsen, 1979), una interesante cinta de terror que llegó a los cines gracias a la Cannon.
Un grupo de amigos decide pasar el fin de semana en la casa que tiene uno de ellos en la montaña. Esperan dejar atrás los problemas de pareja y trabajo, pasar un buen rato y disfrutar del campo. Sin embargo, el destino les prepara algo muy distinto: un fin de semana cargado de muerte y terror. ¿Quién quedará vivo el lunes y cuánto quedará de quién sobreviva?
El film fue estrenado en 1979, entre La noche de Halloween (Halloween, John Carpenter, 1978) y Viernes 13 (Friday the 13th, Sean S. Cunningham, 1980). Por lo que, a primera vista, se podría considerar que fue otro título más de la ola slasher de los 80. Pero lo interesante es que fue rodada en 1976, lo que la convierte en una película adelantada a su tiempo: un proto-slasher. Lo que realmente separa esta película de otras rodadas en los 80 es que sus protagonistas son adultos con problemas adultos, no adolescentes. En su reparto también encontramos nombres interesantes dentro del género como David Gale, el doctor Hill de Re-Animator (Stuart Gordon, 1985), y William Sanderson, J. F. Sebastian en Blade Runner (Ridley Scott, 1982).
Solo tenéis que echarle un vistazo al tráiler para comprobar hasta que punto parece un film de los 80, no es de extrañar que la Cannon quisiera apuntarse a la moda slasher rescatando esta película del limbo. Y consigue adelantarse a su tiempo yendo hacia el pasado. Es decir, Savage Weekend contiene elementos de La matanza de Texas (The Texas Chain Saw Massacre, Tobe Hooper, 1974), Deliverance - Defensa (Deliverance, John Boorman, 1972) y Perros de paja (Straw Dogs, Sam Peckinpah, 1971). El director y guionista mezcla bien los elementos pasados para ofrecer algo nuevo al espectador. La solidez del drama y el desarrollo de los personajes logra que el film mantenga el interés a pesar de que el grueso de las escenas sangrientas, como era costumbre en los 70, se concentra en el tramo final. Con eso no quiero decir que no suceda nada hasta entonces, durante todo el metraje se van incluyendo escenas de sangre y sexo para que no confundamos esta película de terror con un drama.
Obviamente, para el espectador contemporáneo, algún giro de guion resulta predecible, pero en su momento debió ser sorprendente. Incluso su representación de un personaje homosexual resulta positiva comparado con lo que se hacía entonces, siendo también relativamente innovadora en ese sentido. Es por eso que este proto-slasher es un recomendable y reivindicable film de terror que resultará atractivo a los aficionados al cine tanto de los 70 como de los 80 del siglo XX.
¿Oís ese rugido? Es que ya se ha publicado mi crítica de Jurassic World: El reino caído (Jurassic World: Fallen Kingdom, J.A. Bayona, 2018) en Underbrain Mgz:
Los violadores (Paul Grau, 1981) aka Mad Foxes es una de las películas más sórdidas, demenciales y absurdas que he visto. Una coproducción entre Suecia y España que hay que ver para creer. Y una vez vista no puedes más que aplaudir la locura de la que has sido testigo.
En otras típicas películas con planteamiento parecido al de esta cinta, el argumento nos presentaría como un héroe al protagonista, los malos serían pura escoria y la violenta venganza estaría plenamente justificada. Pero Los violadores no es una película normal. Los malos son pura escoria, sí, pero el protagonista no se queda muy atrás. Hal (José Gras con el nombre Robert O'Neal) es un chulopiscinas de campeonato que se pasea con una chica en su impresionante deportivo (que comparado con los otros coches de la época que vemos casi parece salido del futuro). Hal y su amiga van a celebrar que ella cumple los 18 (y es entonces que te preguntas qué hace este tío con una chica que hasta entonces era menor). Mientras esperan en un semáforo, un grupo de motoristas les insulta, molestos por el chulerío de Hal. Hal no se lo toma a bien y las provocaciones aumentan de tono, hasta que Hal sale disparado con su coche perseguido por los motoristas con el resultado que uno de estos motoristas muere al chocar con un coche. Los motoristas no se lo toman a bien, así que cuando Hal y la chica vuelven a casa se ven emboscados por la banda. Hal recibe una paliza y la chica es violada. Es también la última vez que vemos a esta chica, ya que cuando Hal vuelve a casa hay otra chica en su cama con la que realiza actividades de interior, de la que luego se despide y se liará con otra mujer que se encuentra haciendo autoestop. Lo importante es que cuando Hal sale del hospital decide vengarse de los motoristas llamando a sus amigos karatecas, que atacan la banda motorizada en el funeral de su camarada caído.
Y así toda la película, con Hal y los motoristas metidos en una brutal espiral de violencia a la que Hal arrastra a todo el que conoce. Eso es lo que hace interesante esta película: ambos bandos son igual de culpables. Si Hal no se hubiera tomado la justicia por su mano, muchos inocentes seguirían vivos. Eso tampoco justifica la locura de los motoristas, claro. Unos motoristas que, no olvidemos, son nazis. Bueno, nazis de interior: en todas las escenas rodadas en exteriores, los brazos de los motoristas están adornados con un brazalete rojo con un círculo blanco. En las escenas de interiores, en el círculo blanco aparece una esvástica. Así, en una misma secuencia es posible que las esvásticas aparezcan y desaparezcan como por arte de magia.
Como ya he dicho, esta es una locura que hay que ver para creer. Un delirio clasificado "S" irrepetible. Para mí las banderas no son más que trozos de tela, el patriotismo no va conmigo, pero no puedo negar que pasear por ciertas zonas de Barcelona sabiendo que aquí se rodaron escenas del chulopiscinas matando motoristas nazis me llena de cierto orgullo patrio. Amantes del cine imposible, no os perdáis esta joya de los 80 con uno de los mejores finales de la historia del cine.
Atención: debido a la naturaleza bizarra y explícita de Mad Foxes, hay que asegurarse que os hacéis con la versión integra. Como la edición en Blu-ray austríaca, que es la que tengo, o la edición en DVD americana de Full Moon. Hay una versión en YouTube muy recortada y censurada, le faltan diez minutos de metraje, que es una pérdida de tiempo. Os dejo con el tráiler, que es casi una versión comprimida de Los violadores. Os diría que veáis solo un trozo del tráiler por si no estáis del todo convencidos, pero no verlo entero por su alto contenido de spoilers.
Todos aquellos que hayan visto Terminator 2 (Terminator II, Bruno Mattei, 1989), conocida como Shocking Dark en Estados Unidos entre otros diversos títulos, coincidirán conmigo en que esta película es una auténtica POM. Es decir, una puta obra maestra. Bruno Mattei creó, al mismo tiempo, una falsa secuela y un plagio descarado de dos clásicos de James Cameron, resultando en una de las películas trash más divertidas y absurdas de la historia.
El lugar es Venecia. Una Venecia contaminada cuyo acceso es restringido. Científicos encargados de encontrar una manera de salvar la ciudad desaparecen, así que un grupo de marines es enviado para ver qué les ha pasado. Es entonces que son atacados por una serie de extrañas criaturas mutantes, aunque no es la única amenaza a la que se enfrentan. El título tal vez os da una pista sobre la otra amenaza.
Bruno Mattei debe ser muy fan de Aliens: El regreso (Aliens, James Cameron, 1986), ya que no sería esta la última vez que copiaría el film de Cameron. Su última película fue Zombies: The Beginning (Zombi: La creazione, 2007), un plagio plano a plano de Aliens, sustituyendo los xenomorfos por zombis. En el caso de Terminator 2, el grueso del film se dedica a plagiar Aliens (tal vez por eso en Japón se llamó Alienators). No es hasta su tramo final que se convierte en una falsa secuela de Terminator (The Terminator, James Cameron, 1984).
Espero que quede claro a aquellos que no la hayan visto: no se trata de que Terminator II imitara la historia de Aliens, o que fuera una falsa secuela de título solo como la genial Alien 2: sobre la Tierra (Alien 2 - Sulla terra, Ciro Ippolito, 1980). El film de Mattei es claramente un plagio: se reproducen escenas y diálogos del film de Cameron, con peores efectos y peores actores. Bueno, tal vez exactamente no: el personaje que interpreta la actriz Geretta Geretta condensa dos personajes de Aliens, así que suelta diálogos y actitud de dos personajes en uno solo, lo cual tiene muuucho sentido, como os podéis imaginar. Además, tiene la genial idea de convertir el antipático Burke de Aliens en el terminator de su falsa secuela, lo cual tiene también mucho sentido.
El resultado final de este descojonante y descacharrante despropósito es una película que es cine basura en estado puro, que provoca carcajadas en el espectador de principio a fin asaltándole con escena ridícula tras escena ridícula. Un ejemplo del nivel: en un momento de peligro atacados por las criaturas, la doctora Sara Drumbull, interpretada por Haven Tyler y que es la versión Mattei de Ripley, se lanza a una puerta para poder huir. En la puerta hay dos botones y la doctora (repito: doc-to-ra) se pasa casi cinco minutos apretando un botón sin que la puerta se abra mientras sus compañeros son atacados. No es hasta que un soldado a punto de morir le grita que pruebe el otro botón que a ella se le ocurre hacerlo. La puerta se abre de inmediato.
Parece increíble que se haya editado en Blu-ray pero así es. Por tanto, no puedo más que recomendar a todo el mundo que la vea tantas veces como su cordura se lo permita. Y luego una vez más.
De todos es conocido que con La noche de Halloween (Halloween, John Carpenter, 1978) y Viernes 13 (Friday the 13th, Sean S. Cunningham, 1980) se dio inicio al subgénero que más tarde se bautizaría como slasher. Un subgénero construído a partir de elementos clásicos del cine de terror y suspense, lo que ha provocado que con el tiempo se vayan descubriendo proto-slashers: películas de terror con algún elemento característico del slasher pero realizadas antes de que el género cristalizara. Un perfecto ejemplo de ello es la producción británica La torre del diablo (Tower of Evil, Jim O'Connolly, 1972).
El argumento parece sacado de un slasher ochentero, aunque el film se estrenara a principios de los 70. Un grupo de jóvenes van a pasar un buen rato a la isla Snape, fumando porros e intercambiando fluidos. Todos los jóvenes son asesinados menos una chica, que parece haber perdido la razón. Un grupo va a investigar qué ha sucedido y no tardan en ser víctimas del asesino de la isla Snape. Por si no sonara bastante ochentero, su conclusión es parecida a la de cientos de slashers rodados más de una década más tarde y tiene unos efectos gore muy logrados, sorprendentemente sangrientos para la época en que fue rodada.
De hecho, lo único que data la película es el vestuario de los 70, algún toque psicodélico y que se decidió crear la isla en un estudio. Todo fue rodado en interiores, así que la escena en la que el grupo viaja en barca a la isla resulta muy artificial, en particular en su edición en Blu-ray.
Pero este aspecto artificial de los decorados no debería ser razón para perderse esta entretenida película. Una vez la historia y los personajes se desarrollan, multiplicándose las víctimas, es fácil pasar por alto que la acción no transcurre en una auténtica isla sino en un estudio en Londres. También ayuda a pasar por alto sus deficiencias las excelentes interpretaciones, mejores de lo que cabría esperar en una película de este tipo. Las culebronescas relaciones entre los protagonistas produce unos diálogos que me parecieron divertidísimos, como este intercambio (que gana dicha con acento inglés):
-Fuiste tú la que fue a mi habitación, buscando algo para "leer".
-Era una noche calurosa. ¿Qué otra cosa puede hacer una chica cuando su marido no está? La masturbación es tan aburrida.
En definitiva, Tower of Evil es un entretenido y correcto film de terror, que resulta sorprendente por cómo se adelantó a su tiempo. Tal vez es por eso que se volvió a estrenar en Estados Unidos al inicio de los 80 con el título Beyond the Fog, como si fuera una secuela de La niebla (The Fog, John Carpenter, 1980). Recomendada especialmente a los amantes del slasher.
Tras un par de visionados, mejoró ligeramente mi opinión de 31 (Rob Zombie, 2016), pero sigue siendo algo decepcionante y parece un retroceso en la evolución de Rob Zombie como director. El anuncio de que su próxima película girará de nuevo alrededor de la familia Firefly (a ver cómo los resucita), parece afianzar esta idea de que Zombie ha decidido ir a lo seguro y repetir lo que le ha funcionado en el pasado sin arriesgar. Una lástima, porque tras The Lords of Salem (2012), parecía que Zombie no quería quedarse encasillado repitiendo el mismo estilo de personajes y situaciones una y otra vez. Una muestra más de lo versátil que podía ser Zombie es la cinta de animación que dirigió en 2009 The Haunted World of El Superbeasto.
Adaptación de un cómic guionizado por él, Zombie nos lleva a Monsterland, donde vive El Superbeasto (voz de Tom Papa), un luchador enmascarado que pasó de enfrentarse al crimen a rodar películas porno. Su hermanastra Suzi X (voz de Sheri Moon Zombie) sigue luchando contra el mal, enfrentándose a un ejército de zombis nazis. Ambos volverán a formar equipo para enfrentarse al diabólico Dr. Satan (voz de Paul Giamatti) y a la voluptuosa y malvada a partes iguales Velvet Von Black (voz de Rosario Dawson).
Aprovechando la libertad de la animación, el mundo de El Superbeasto está plagado de referencias y guiños al cine de terror, a la serie B e incluso las propias películas de Rob Zombie. Ya la película se inicia con un prólogo que reproduce el prólogo de El doctor Frankenstein (Frankenstein, James Whale, 1931). La ultraviolencia y el sexo campan a sus anchas, extremadamente exagerados y paródicos, buscando la carcajada intentando chocar al espectador. Personalmente, lo que más me hace reír de esta película son las canciones y momentos musicales, como el enfrentamiento entre Suzi X y Velvet Von Black o la canción de los zombis nazis. La película se rodó después de la aportación de Rob Zombie a la saga Halloween, un momento no muy feliz para Zombie, así que resulta significativa una escena en la que El Superbeasto atropella y se deshace de Michael Myers.
Si pilláis todas las referencias y os hace reír la violencia pasada de vueltas y los chistes sexuales, con esta película disfrutaréis de lo lindo. En un principio me hice con ella por simple afán completista, pero realmente me hizo pasármelo bien. Ahora es un recordatorio de que Rob Zombie podía hacer algo más que copiarse a si mismo.