Mirando en perspectiva, uno no puede más que alegrarse de que hubiera una serie de productores que "se atrevieran" y "cometieran el sacrilegio" de hacer secuelas de películas como El padrino (The Godfather, Francis Ford Coppola, 1972), Psicosis (Psycho, Alfred Hitchcock, 1960) o, en este caso, de Contra el imperio de la droga (The French Connection, William Friedkin, 1971). El padrino. Parte II (The Godfather: Part II, Francis Ford Coppola, 1974) es una obra maestra que supera a la primera entrega; personalmente (y no soy el único) prefiero, como decía en el post que hice aquí, Psicosis II: El regreso de Norman (Psycho II, Richard Franklin, 1983) antes que la película de Hitchcock; y French Connection II (John Frankenheimer, 1975) es un gran drama criminal.
Bueno, si todavía queda alguien después de decir que prefiero la segunda parte de Psicosis antes que la original, vamos a hablar de French Connection II.
En realidad, existía cierta coartada histórica para hacer una segunda parte de The French Connection, aparte del gran éxito que tuvo este clásico de Friedkin. Como sabéis, y si no comprad ya el DVD o Blu-ray de la película, Contra el imperio de la droga se basa en hechos reales: Jimmy Popeye Doyle (Gene Hackman) se basaba en el policía Eddie Degan y el detective Buddy Russo (Roy Scheider) en el policía Sonny Grosso, los cuales llevaron a cabo la operación que se dramatiza en el film. Tras esa operación, Eddie Degan viajó a Francia en un intento de atrapar al elusivo contrabandista francés responsable, que en la película encarna Fernando Rey, pero volvió con las manos vacías al no contar con la colaboración de la policía francesa.
Jimmy Popeye Doyle viaja a Francia para dar caza a Alain Charnier (Fernando Rey), el cual vuelve a planear maldades. Doyle choca con las autoridades francesas y poco a poco se verá llevado al límite. Este es el sucinto argumento de la película, sobre el que Frankenheimer construye un excelente drama criminal.
Frankenheimer era el hombre perfecto para dirigir esta película ya que no sólo hablaba perfectamente francés sino que había vivido en Francia. Además, claro, de su talento natural para filmar acción y secuencias cargadas de suspense.
El director hereda el estilo vérité usado en la primera entrega y lo adopta a la perfección, llegando al extremo de filmar secuencias con cámaras ocultas y "robando planos" al más puro estilo guerrillero. Otro detalle que logra hacer funcionar es transmitir el aislamiento al que se ve sometido Doyle al no traducir con subtítulos lo que dicen los policías y el resto de ciudadanos franceses. Claro, esto sólo funciona si uno no sabe francés, como yo no sé francés me sentía tan perdido como el propio Doyle. Además de la barrera idiomática, la propia manera de hacer las cosas que tiene Doyle, acostumbrado a las calles de Nueva York, no funcionan en Marsella. Esto provoca varios enfrentamientos con la policía francesa, que genera errores que provocan la muerte de un policía francés y que Doyle sea utilizado sin muchos miramientos como un cebo.
La parte más interesante y memorable de esta continuación, aparte del adrenalítico clímax, es cuando Doyle es convertido en yonqui y luego pasa una dura desintoxicación. El realismo y la forma natural en que está filmada esta sección de la película son muy notables, transmitiendo la sensación de estar viendo un documental sobre un yonqui más que un film hollywoodiense. Una valentía difícil de encontrar en el cine de Hollywood desde hace tiempo. Una valentía que seguramente hizo que la película no funcionara en taquilla en su momento.
Es esta manera de adentrarse en terrenos dramáticos inéditos, sin olvidar cómo construye su trama policial, la que convierte French Connection II es un interesante film por derecho propio. Un film que se merece más que simplemente ser visto como una secuela más de las muchas que produce la industria desde que el cine es cine.
Bueno, si todavía queda alguien después de decir que prefiero la segunda parte de Psicosis antes que la original, vamos a hablar de French Connection II.
En realidad, existía cierta coartada histórica para hacer una segunda parte de The French Connection, aparte del gran éxito que tuvo este clásico de Friedkin. Como sabéis, y si no comprad ya el DVD o Blu-ray de la película, Contra el imperio de la droga se basa en hechos reales: Jimmy Popeye Doyle (Gene Hackman) se basaba en el policía Eddie Degan y el detective Buddy Russo (Roy Scheider) en el policía Sonny Grosso, los cuales llevaron a cabo la operación que se dramatiza en el film. Tras esa operación, Eddie Degan viajó a Francia en un intento de atrapar al elusivo contrabandista francés responsable, que en la película encarna Fernando Rey, pero volvió con las manos vacías al no contar con la colaboración de la policía francesa.
Jimmy Popeye Doyle viaja a Francia para dar caza a Alain Charnier (Fernando Rey), el cual vuelve a planear maldades. Doyle choca con las autoridades francesas y poco a poco se verá llevado al límite. Este es el sucinto argumento de la película, sobre el que Frankenheimer construye un excelente drama criminal.
Frankenheimer era el hombre perfecto para dirigir esta película ya que no sólo hablaba perfectamente francés sino que había vivido en Francia. Además, claro, de su talento natural para filmar acción y secuencias cargadas de suspense.
El director hereda el estilo vérité usado en la primera entrega y lo adopta a la perfección, llegando al extremo de filmar secuencias con cámaras ocultas y "robando planos" al más puro estilo guerrillero. Otro detalle que logra hacer funcionar es transmitir el aislamiento al que se ve sometido Doyle al no traducir con subtítulos lo que dicen los policías y el resto de ciudadanos franceses. Claro, esto sólo funciona si uno no sabe francés, como yo no sé francés me sentía tan perdido como el propio Doyle. Además de la barrera idiomática, la propia manera de hacer las cosas que tiene Doyle, acostumbrado a las calles de Nueva York, no funcionan en Marsella. Esto provoca varios enfrentamientos con la policía francesa, que genera errores que provocan la muerte de un policía francés y que Doyle sea utilizado sin muchos miramientos como un cebo.
La parte más interesante y memorable de esta continuación, aparte del adrenalítico clímax, es cuando Doyle es convertido en yonqui y luego pasa una dura desintoxicación. El realismo y la forma natural en que está filmada esta sección de la película son muy notables, transmitiendo la sensación de estar viendo un documental sobre un yonqui más que un film hollywoodiense. Una valentía difícil de encontrar en el cine de Hollywood desde hace tiempo. Una valentía que seguramente hizo que la película no funcionara en taquilla en su momento.
Es esta manera de adentrarse en terrenos dramáticos inéditos, sin olvidar cómo construye su trama policial, la que convierte French Connection II es un interesante film por derecho propio. Un film que se merece más que simplemente ser visto como una secuela más de las muchas que produce la industria desde que el cine es cine.
9 comentarios:
Aunque está muy lejos de la peli original, es un film muy digno.
Una de las cosas que llamó la atención es que Doyle es un capullo integral en esta secuela. En la primera parte el tio tampoco es que fuera alguien encantador, pero caia bien (o por lo menos a mi.
Sí, sorprende que no se haga ningún esfuerzo en hacer simpático al personaje, aunque con la ordalía de la desintoxicación gana algún punto. Gen Hackman comenta en los extras (no recuerdo de cuál) que no se sentía cómodo interpretando a un personaje que él veía como un facha. Lo bueno es que eso no afecta a que uno disfrute de ambas pelis.
No he visto ni esta ni la original, pero caerán.
Sobre ese dicho de "segundas partes nunca fueron buenas", sólo puedo decir que está tan muerto como decir que el cine español sólo va de tetas y guerra civil. Anda que no hay segundas partes por ahí que, si no son mejor que la original, al menos la igualan.
Sí, estoy de acuerdo. Hay casos de todas clases, porque hay toda clase de películas. Creo que todavía pesa el prejuicio de pensar que "se hacen sólo por el dinero", igual que los remakes. Pero si la película es buena, ¿qué más da por qué se haga?
Prefiero la primera, con diferencia. Esta segunda parte no me convenció tanto. Sólo me impresionó, y me gustó, la parte de cómo se convierte forzadamente en un yonqui Popeye y cómo logra, con grandes dificultades, desintoxicarse.
Buena entrada, Raül
Bueno, a mí también me gusta más la primera, pero considero que esta película está muy bien por ella misma, sin tener en cuenta que se trata de una secuela de un clásico.
Hay segundas partes que si no son buenas -que las hay sin duda- al menos entretienen ya que tenerle cariño a ciertas películas equivale a apreciar las continuaciones si bien algunas también son terriblemente insoportables, yo incluso he tenido el gusto de disfrutar mucho Rocky 4, ¡la cuarta!, que me gustó después de la primera. Otra es tropa de élite, que me parece maravillosa, dicen que la segunda parte está muy bien, la mandaron a la selección de nominadas al Oscar. Sobre french conection, no la he visto peor la tengo y la veré pronto. Leí lo escrito de Drive, muy buena crítica como siempre. Un abrazo.
Lo cierto es que cuando eres fan de una saga, estás más dispuesto a seguir las secuelas, como en el caso de Rocky. Saludos.
Demasiado lenta.Casi toda la pelicula drogado en lugar de buscar al delicuente.
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