Se puede juzgar el impacto de una película por la cantidad (y calidad) de imitaciones que genera. Nikita, dura de matar (Nikita, 1990) fue la película que convirtió en una estrella internacional a su director Luc Besson; una celebrada película de acción con generosas dosis de drama que generó unas interesantes imitaciones o derivaciones o "películas inspiradas en" o las típicas copias de toda la vida.
Empezaremos por la película que lo inicia todo, claro. El cine francés había producido unas distintivas películas de acción durante la década de los 70 del siglo XX, pero poco a poco fue dejando el género de lado. Besson desde el principio se mostró como un director con un gran énfasis en lo visual y el cine de género, produciendo títulos que habían llamado la atención fuera de Francia como Subway (En busca de Freddy) (Subway, 1985). Es este interés en el cine de género, en particular el producido en Hong Kong, aunque interpretado de forma muy personal, que Besson ideó Nikita. En este film una criminal, la epónima Nikita interpretada por Anne Parillaud, es encarcelada por matar un policía, para luego ser secuestrada por una agencia secreta que, a través de un severo entrenamiento, la convierte en una asesina utilizada en misiones especiales.
Lo que hace interesante la película de Besson es la transformación física y psicológica de la protagonista. Al inicio, Nikita aparece como una drogadicta antisocial que comete crímenes sin pestañear, violenta y agresiva como una bestia salvaje. El entrenamiento la convierte en una mujer cultivada y atractiva, pero he aquí el problema. A medida que madura psicológicamente y se enamora de Marco (Jean-Hugues Anglade), su trabajo como asesina empieza a pesar sobre ella. También pesa sobre ella su relación con Bob (Tchéky Karyo), su entrenador y controlador en la agencia secreta, que alternativamente le da soporte emocional, como una figura paterna, o le corta cualquier ilusión. Esta manipulación constante hace que uno no esté seguro de si Bob realmente la aprecia o solo la usa según sus intereses.
Si bien el entramado dramático está muy conseguido y es muy efectivo, lo que realmente atrapa son las tremendas escenas de acción. Unas escenas de acción que, además, estaban protagonizadas por una mujer, algo que en Occidente todavía era raro y exótico. Es decir, en 1990, el gran público apenas había visto ninguna película de acción protagonizada por una mujer, aparte de Aliens: el regreso (Aliens, James Cameron, 1986), El guerrero rojo (Red Sonja, Richard Fleischer, 1985), que no funcionó en taquilla, y películas como China O'Brien (Robert Clouse, 1990), protagonizada por la actriz de culto Cynthia Rothrock, y otras parecidas que se estrenaban directamente en vídeo y no tenían un impacto masivo como el clásico de James Cameron. Nikita fue un gran éxito internacional que, en Occidente, abrió las puertas a las películas de acción a las actrices. Lamentablemente pasarían décadas hasta que esto se normalizara.
Nikita se ha convertido en un clásico del género por esta efectiva mezcla del drama y la acción. Los años no parecen pasar por esta película que ha envejecido como el buen vino y, como veremos, ha inspirado otros clásicos por derecho propio.
Black Cat (Hak mau, Stephen Shin, 1991)
Como decía antes, en Occidente no estaban acostumbrados a películas de acción protagonizadas por mujeres. En Asia, en cambio, sí que había tradición de mujeres protagonistas de películas de acción como Angela Mao, Etsuko Shihomi, Michelle Yeoh, Pei-Pei Cheng y la propia Cynthia Rothrock que empezó trabajando en la industria del cine de acción de Hong Kong. Así que es natural que rápidamente se viera el potencial que tenía Nikita y se produjo una versión de la historia al más puro estilo hongkonés. Fue la productora D & B la que intentó hacerse con los derechos para hacer un remake de Nikita, si bien la americana Warner se les adelantó. Esta productora había estrenado Ultra Force 2 (Huang jia shi jie aka Yes, Madam!, Corey Yuen, 1985) y lanzado al estrellato a Michelle Yeoh y a Cynthia Kan, poniéndose al frente de las películas de acción protagonizadas por mujeres que dominaron durante mediados de los 80 hasta mediados de los 90 del siglo XX en el cine de Hong Kong.
Con estos antecedentes es natural que vieran el potencial de Nikita, de modo que siguieron adelante con su versión a pesar de no tener los derechos (luego se hizo un pequeño arreglo cuando Luc Besson amenazó con demandarlos y listo). Para protagonizar el film se buscó a una nueva cara, y la fortuna quiso que esta fuera la primera película que protagonizó Jade Leung, que acabaría siendo una estrella del cine de acción en Hong Kong. Leung es Catherine, una mujer presa de una rabia y una furia inagotable que estalla cuando un camionero intenta aprovecharse de ella en una solitaria parada de camioneros. La situación acaba con Catherine asesinando a un policía pensando que es otro atacante. La CIA intercepta a Catherine cuando escapa de la custodia policial y, aprovechando que oficialmente está "muerta", la utiliza en un experimento: le instalan un microchip en el cerebro para que mejore sus habilidades físicas y mentales, lo que acelera su preparación como agente supervisada por Brian (Simon Yam). La agencia le da un nuevo nombre, Erica, para su vida civil y el nombre en código Black Cat, para cuando la necesitan en alguna misión. Como es de esperar, Erica/Catherine conoce a Allan (Thomas Lam) y ambos se enamoran complicando la situación de Erica dentro de la agencia.
El argumento, como podéis ver, es bastante parecido al de Nikita, pero su narrativa es más eficiente (dura 96 minutos) y está cargada de fantástica acción made in Hong Kong, más un curioso toque de ciencia ficción. Jade Leung no era una artista de artes marciales, pero no se nota porque su trabajo en el film es excelente, aún más su trabajo dramático. La influencia de Nikita se nota no solo en el argumento, también en el tono de Black Cat, sin giros bruscos a la comedia, y la acción también es relativamente realista. Es decir, no hay acción con cables ni nadie da saltos imposibles y mata a tres hombres de una patada. La conclusión, más pesimista que la de ninguna de las otras versiones, también es propia del cine hongkonés y es un motivo por el que hay muchos aficionados que prefieren esta versión a la original Nikita.
Black Cat 2. Operación Yeltsin (Hak mau II: Chi saat Yip Lai Hing, Stephen Shin, 1992)
El éxito de Black Cat puso rápidamente esta secuela en marcha, en la que la productora D & B, que atravesaba dificultades económicas, lo dio todo para convertirla en un gran éxito. La jugada no funcionó y la productora entró en bancarrota poco después. La parte positiva del enfoque de D & B es que Black Cat 2 es una locura. Una fantástica y entretenida locura.
En el cine de Hong Kong era más habitual que las secuelas fueran más temáticas que argumentales, repitiendo actores pero sin que la historia siguiente tuviera nada que ver con lo visto anteriormente. La influencia del cine occidental cambió este enfoque en algunos casos. En Black Cat 2 se produce una extraña mezcla: a ratos parece un remake de Black Cat y a ratos una secuela directa, llevando los toques de ciencia ficción más lejos. Cambiando el diálogo de una escena de la primera entrega en un flashback, ahora se le dice a Erica, Jade Leung de nuevo, que su nombre ahora ya no es ese sino Black Cat... Aunque su nombre no es Erica sino Catherine, Erica es el nombre que le había dado la misma CIA. El caso es que le instalan un nuevo microchip y le borran la memoria, de modo que durante gran parte de la película Erica se comporta como un cyborg sin sentimientos, hasta que poco a poco va recuperando la humanidad gracias a su compañero Robin (Robin Shou). Seguro que ya os habéis dado cuenta que en la secuela hay una mayor influencia de Terminator (The Terminator, James Cameron, 1984) y Robocop (Paul Verhoeven, 1987) que de Nikita.
En esta secuela la acción es más propia del cine hongkonés: peleas con coreografías intrincadas, persecuciones en la nieve y tiroteos imposibles. Acción sin pausa gracias a una trama delirante en la que Black Cat/Erica y Robin deben detener a unos asesinos mejorados empeñados en asesinar al entonces presidente de Rusia Boris Yeltsin. Unos asesinos que Erica puede detectar gracias a que su chip detecta la radiación que emiten, incluso, en uno de los momentos más delirantes, cuando ve a uno de estos asesinos en televisión.
Adiós al realismo de la primera entrega. Black Cat 2 se lanza hacia la fantasía, en una secuela que casi se puede ver como una película independiente. Es una maravilla que no llega a la altura de la primera, pero es más espectacular y absurda, un delicioso y entretenimiento como solo podía proporcionar el cine de Hong Kong en su época dorada.
Ah, el inevitable remake americano de una película de éxito extranjera. En este caso, vuestro disfrute de La asesina dependerá bastante de vuestro nivel de "purismo cinematográfico". En mi caso, es una película que disfruto casi tanto como la original de Luc Besson. "Casi" porque tiene algunos puntos flojos.
Tal vez su principal problema es que es muy fiel a la película original, así que no hay sorpresas en cuanto al argumento ni a como avanza la trama. Gabriel Byrne es un actor que me gusta, pero no acaba de funcionar como Bob, Tchéky Karyo maneja mucho mejor la ambigüedad del personaje que oscila entre la manipulación psicológica de Nikita y el afecto real. Por otro lado, prefiero a Bridget Fonda como Maggie, la Nikita americana, antes que a Anne Parillaud. El resto del reparto funciona más o menos igual. Sí que creo que el ritmo y la edición en esta película funciona algo mejor que en el film de Besson. En el original, toda la parte de entrenamiento se hace algo lenta, mientras que Badham lo maneja mejor para pasar a las secciones que más interesan al espectador.
Badham es lo que se llama un director artesano, que se maneja bien en diversos géneros, y que, a pesar de no ser considerado un "autor", tiene unos cuantos clásicos en su filmografía. Uno de sus puntos fuertes es la acción, perfeccionando la comedia de acción, así que en este aspecto su versión no tiene nada que envidiar al film de Besson.
En definitiva, es una de esas raras ocasiones en que disfruto con ambas versiones, optando por una u otra dependiendo del humor en que me encuentre (que quede entre nosotros, creo que Black Cat es la superior de las tres).
La villana (Aknyeo, Jung Byung-gil, 2017)
Esta película ya la comenté en su día (clicar en el título para saber más) pero no podía faltar en un artículo sobre la influencia de Nikita. Además de influir también en películas de acción posteriores como en la saga John Wick, La villana es posiblemente la película que mejor maneja la mezcla de drama y acción tras el film de Luc Besson. Aunque en este caso el drama está íntimamente ligado con la trama que convierte a la protagonista en "la villana". No cabe duda de que el punto fuerte de esta película son las espectaculares secuencias de acción, en particular la escena de inicio y el fantástico clímax. En definitiva, un clásico moderno de acción que no ha tardado en convertirse en referente.
La influencia de Nikita no se limita solo a estas películas, también hay otras diversas versiones, como una producida en la India, pero estas son las que más fácilmente se pueden ver y, también, son las más notables. El legado del film de Luc Besson también se nota en la cantidad de películas protagonizadas por espías y asesinas con problemas sentimentales (lo que indica que la mayoría fueron escritas por hombres). Tampoco podemos olvidar las dos series de televisión que inspiró, con Peta Wilson como Nikita en la primera y Maggie Q en la segunda en el papel. Algo notable para lo que en un principio se vio como una cinta de acción más.