En 1984 se estrenaron un montón de películas que hoy día todos recordamos como Los Cazafantasmas (Ghost Busters, Ivan Reitman), Gremlins (Joe Dante) o Terminator (The Terminator, James Cameron). Pero, ¿quién se acuerda de La gran huida (Dreamscape, Joseph Ruben)?
Es una lástima, porque esta producción de bajo presupuesto resulta muy interesante, especialmente desde una perspectiva actual. Aunque el póster es una imitación del estilo con el que se promocionó en su momento Indiana Jones y el templo maldito (Indiana Jones and the Temple of Doom, Steven Spielberg, 1984), en la que también actuaba Kate Capshaw, estrenada unos pocos meses antes en Estados Unidos, lo cierto es que Dreamscape poco tiene que ver con el cine de aventuras protagonizado por el arqueólogo más famoso de la historia del cine. Aunque aún más absurdo resulta el título en castellano, que despista completamente al espectador.
Dreamscape nos cuenta la historia de Alex Gardner (Dennis Quaid), el cual posee ciertas habilidades telepáticas que lo hacen un sujeto de interés para el proyecto que dirige el doctor Paul Novotny (Max von Sydow). El doctor Novotny y su equipo han desarrollado una máquina que permite a un individuo entrar en los sueños de otra persona que también esté conectada a esta máquina. De este modo, se pueden tratar problemas psicológicos y trastornos de sueño graves. Alex empieza a trabajar en el proyecto, aunque al principio parece más interesado en la doctora Jane DeVries (Kate Capshaw) que en ayudar a los pacientes. Pero la situación pronto cambiará y Alex se implicará más. Es entonces que descubre que se puede entrar en los sueños para algo más que deshacer traumas, se puede asesinar sin que quede rastro de ningún crimen. Y hay alguien que se dedica a hacer exactamente eso...
La película utiliza la trama onírica para construir una intriga conspiranoica, muy en sintonía con la situación política de aquel momento. A pesar de su bajo presupuesto, el film consigue sumergir al espectador en paisajes oníricos y ofrecer algunas transformaciones de efectos especiales realizadas mediante animación stop motion realmente destacables. Otro detalle a destacar es que reúne un reparto estupendo, que incluye varios rostros conocidos para el aficionado al género.
Por supuesto, para aquellos y aquellas que vean esta película después de haber visto Origen (Inception, Christopher Nolan, 2010) puede que les sorprenda las cosas que tienen en común. De hecho, se puede ver Origen como una secuela de Dreamscape o esta como una precuela de Origen. La tecnología que se utiliza en ambas es parecida teniendo en cuenta el desarrollo tecnológico de cada momento. Ambas también cuentan con elementos oníricos pero utilizan estructuras de género para anclar al espectador. En el caso de Origen, las películas de robos, en el de Dreamscape, el thriller. Con esto no quiero sugerir que Nolan plagiara esta película, simplemente me llama la atención la diferente utilización de conceptos parecidos.
También llamará la atención los detalles en común entre esta película y Pesadilla en Elm Street (A Nightmare on Elm Street, Wes Craven, 1984), estrenada unos meses después del estreno de Dreamscape en Estados Unidos. De nuevo, no digo que haya plagio (seguramente Craven estaba terminando su película cuando se estrenó la de Ruben), pero llama la atención que en una escena uno de los villanos hace que sus dedos se conviertan en cuchillas en una pesadilla (ver tráiler). Hay que mencionar que uno de los guionistas de Dreamscape fue Chuck Russell, el cual más tarde se convertiría en el director de Pesadilla en Elm Street 3: Los guerreros del sueño (A Nightmare on Elm Street 3: Dream Warriors, 1987), además de escribirla junto a Frank Darabont. Resulta obvio que Russell utilizó en su película conceptos desarrollados en Dreamscape.
En definitiva, ya sea por nostalgia o por curiosidad, os recomiendo esta película. Resulta bastante entretenida, hay un gran despliegue de efectos especiales de la vieja escuela y consigue superar de sobra las limitaciones del presupuesto con el que fue rodada.
Dreamscape nos cuenta la historia de Alex Gardner (Dennis Quaid), el cual posee ciertas habilidades telepáticas que lo hacen un sujeto de interés para el proyecto que dirige el doctor Paul Novotny (Max von Sydow). El doctor Novotny y su equipo han desarrollado una máquina que permite a un individuo entrar en los sueños de otra persona que también esté conectada a esta máquina. De este modo, se pueden tratar problemas psicológicos y trastornos de sueño graves. Alex empieza a trabajar en el proyecto, aunque al principio parece más interesado en la doctora Jane DeVries (Kate Capshaw) que en ayudar a los pacientes. Pero la situación pronto cambiará y Alex se implicará más. Es entonces que descubre que se puede entrar en los sueños para algo más que deshacer traumas, se puede asesinar sin que quede rastro de ningún crimen. Y hay alguien que se dedica a hacer exactamente eso...
La película utiliza la trama onírica para construir una intriga conspiranoica, muy en sintonía con la situación política de aquel momento. A pesar de su bajo presupuesto, el film consigue sumergir al espectador en paisajes oníricos y ofrecer algunas transformaciones de efectos especiales realizadas mediante animación stop motion realmente destacables. Otro detalle a destacar es que reúne un reparto estupendo, que incluye varios rostros conocidos para el aficionado al género.
Por supuesto, para aquellos y aquellas que vean esta película después de haber visto Origen (Inception, Christopher Nolan, 2010) puede que les sorprenda las cosas que tienen en común. De hecho, se puede ver Origen como una secuela de Dreamscape o esta como una precuela de Origen. La tecnología que se utiliza en ambas es parecida teniendo en cuenta el desarrollo tecnológico de cada momento. Ambas también cuentan con elementos oníricos pero utilizan estructuras de género para anclar al espectador. En el caso de Origen, las películas de robos, en el de Dreamscape, el thriller. Con esto no quiero sugerir que Nolan plagiara esta película, simplemente me llama la atención la diferente utilización de conceptos parecidos.
También llamará la atención los detalles en común entre esta película y Pesadilla en Elm Street (A Nightmare on Elm Street, Wes Craven, 1984), estrenada unos meses después del estreno de Dreamscape en Estados Unidos. De nuevo, no digo que haya plagio (seguramente Craven estaba terminando su película cuando se estrenó la de Ruben), pero llama la atención que en una escena uno de los villanos hace que sus dedos se conviertan en cuchillas en una pesadilla (ver tráiler). Hay que mencionar que uno de los guionistas de Dreamscape fue Chuck Russell, el cual más tarde se convertiría en el director de Pesadilla en Elm Street 3: Los guerreros del sueño (A Nightmare on Elm Street 3: Dream Warriors, 1987), además de escribirla junto a Frank Darabont. Resulta obvio que Russell utilizó en su película conceptos desarrollados en Dreamscape.
En definitiva, ya sea por nostalgia o por curiosidad, os recomiendo esta película. Resulta bastante entretenida, hay un gran despliegue de efectos especiales de la vieja escuela y consigue superar de sobra las limitaciones del presupuesto con el que fue rodada.
3 comentarios:
La intentaré ver. Origen me gustó especialmente.
Lo que no entiendo es el maketing confuso que les hacen a ciertas películas (hablo por el cartel a lo Indiana Jones), no le hacen ningún favor, pues el ofrecer algo diferente ya es de por sí una auténtica publicidad. En fin... suerte que pa eso ya te tenemos a ti ;p
La respuesta a lo de los pósters es sencilla: hacer dinero. Se trata de meter gente en las salas y esa es una manera de hacerlo, ya que en aquel momento Indiana Jones y el templo maldito estaba haciendo mucho dinero. Nos vemos pronto!
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