31 dic 2020

Tammy and the T-Rex


El 2020 ha sido un año terrible, para olvidar, por eso me gustaría acabarlo con algo de alegría, esperanza e ilusión. Algo como la versión restaurada sin cortes de Tammy and the T-Rex (Stewart Raffill, 1993), una locura que protagonizaron Denise Richards y el malogrado Paul Walker al inicio de sus carreras.

Michael (Paul Walker) está enamorado de Tammy (Denise Richards) y ella de él, pero el ex de Tammy, el violento Billy (George Pilgrim), está en contra de la relación. Billy, con la ayuda de su banda, decide intentar matar a Michael y este acaba en coma en el hospital. Momento en el que el doctor Wachenstein (Terry Kiser) decide robar el cerebro de Michael y trasplantarlo al T-Rex robótico que ha construido. En su nuevo cuerpo de T-Rex, Michael ejerce sangrienta venganza sobre Billy y su banda. Mientras, Tammy y su amigo Byron (Theo Forsett) buscan un nuevo cuerpo para Michael.

El director de Mi amigo Mac (Mac and Me, 1988) creó una perfecta mezcla de comedia, terror gore y ciencia ficción. Todo empezó cuando un distribuidor amigo de Stewart Rafill le llamó para decirle que, durante tres semanas, tenía acceso a un T-Rex mecánico que iban a trasladar a un parque temático y quería usarlo en una película. Rafill se puso a trabajar en la historia, tras informarse de qué podía hacer el T-Rex, y dos semanas más tarde ya empezaba a rodar. Rafill y Gary Brockette escribieron un guion que tenía en cuenta el bajo presupuesto del film y las limitaciones del T-Rex. No intentaron pasar la criatura como algo real sino como lo que era: una creación mecánica. La comedia hacía que la absurda historia fuera más verosímil y el gore le daba el toque final. Además del guion, el gran acierto fue el casting. Por un lado, contar con los entonces desconocidos Denise Richards y Paul Walker, los cuales encajan a la perfección con sus personajes. Richards en particular brilla como la titular Tammy. Por otro lado, en el reparto también nos encontramos nombres habituales en el cine de culto como Sean Whalen y Terry Kiser, que arranca muchas risas como el doctor Wachenstein.

Una vez Rafill terminó la película, titulada entonces Tammy and the Teenage T-Rex aunque un error en los títulos de crédito cambia el nombre de Tammy a Tanny, la entregó al distribuidor. Este entonces decidió convertir esta sangrienta película en algo para todos los públicos, un entretenimiento para niños. De modo que se cortaron 8 minutos de película. No solo el gore, también el lenguaje se tuvo que cortar así como un baile en ropa interior que hace Tammy. El resultado era una película prácticamente incomprensible que, a pesar de todo, fue adquiriendo cierto estatus de culto en VHS.

Y ese podría haber sido el final de la historia, con la película desapareciendo en la oscuridad junto a los videoclubes en que se alquilaba. Sin embargo, recientemente, Vinegar Syndrome encontró la versión original de Tammy and the T-Rex, sin cortes. No tardaron en restaurarla y, tras algunos pases en Estados Unidos, editarla en Blu-ray. Y así la descubrí, para mi eterna felicidad.

La película es muy, muy divertida. Una delirante comedia que utiliza su argumento propio de la ciencia ficción de los años 50 para crear momentos sangrientos fantásticos. Ha envejecido bastante bien, aunque es obvio que fue una producción de bajo presupuesto, considerando las circunstancias y las prisas con que fue hecha. Por supuesto, se ha de tener cierta inclinación hacia el cine de culto, pero teniendo en cuenta el mundo en que estamos viviendo ahora, le recomedaría a todo el mundo que pusiera Tammy and the T-Rex en su vida.

0 comentarios: