Estrenada en 1958, La masa devoradora (The Blob, Irvin S. Yeaworth) se convirtió en un éxito inmediato que lanzó la carrera de Steve McQueen y con el tiempo se ha convertido en un clásico de la era dorada de los monstruos gigantescos.
Un meteorito que cae en el bosque, unos adolescentes que intentan salvar su ciudad cuando nadie les cree y una enorme y gelatinosa masa que va devorando gente a medida que va creciendo de tamaño. Elementos sencillos y básicos que construyen una película de miedo divertida. Es decir, el conjunto en sí resulta bastante entretenido y encantador como para disfrutarlo a pesar de que al espectador actual no le provoque el miedo o suspense que podía provocar en su momento. Son sus algo cutres efectos especiales, realizados con poco dinero, y escenas icónicas, como cuando la masa ataca un cine, los que le dotan de encanto a la película.
El desarrollo es el habitual en este tipo de películas: Steve (un joven Steve McQueen) descubre con sus amigos un meteorito caído del cielo que contiene una extraña sustancia roja. Cuando la sustancia empiece a atacar a la gente, devorando a un anciano al principio, Steve irá a la policía para intentar que hagan algo. Por supuesto, las autoridades no le hacen caso y creen que se trata todo de una broma. Llega un momento en el que el tamaño de la masa es demasiado grande para hacer ver que no existe y es cuando el ejército entra en acción. Pero el joven Steve es el héroe aquí.
The Blob sí tiene algo que la hace diferente del resto, aparte de la masa devoradora en sí, y son sus protagonistas adolescentes. Normalmente, en este tipo de películas los protagonistas son científicos o militares los que se enfrentan a la gigantesca amenaza, pero el productor Jack H. Harris decidió hacer protagonistas a los adolescentes, según sus palabras porque "estaba cansado de ver como se retrataba a los jóvenes como si fueran delincuentes", pero creo que el hecho de que gran parte de los espectadores que veían estas películas fueran adolescentes también tuvo algo que ver. Y el tener unos adolescentes como protagonistas hizo que rápidamente la película se convirtiera en un éxito: pasó de ser la película B (es decir: la segunda programada en las antiguas sesiones dobles, de ahí el término película de serie B) a ser la película A (la principal) cuando la distribuidora se dio cuenta que la gente iba a ver The Blob ignorando la película de la Paramount con la que se había juntado.
The Blob fue también de las primeras en convertir la angustia adolescente en motor alegórico de la cinta con el objetivo de llenar butacas, junto a otras películas clásicas como I Was a Teenage Werewolf (Gene Fowler Jr., 1957), en la cual Michael Landon era el hombre lobo adolescente del título.
El éxito de la película hizo que el productor Harris intentara realizar una secuela. Lo intentó durante años y finalmente abandonó la idea. Esto es hasta 1972, cuando Harris conoce a Larry Hagman, cuyo entusiasmo por la película original resucitó la idea de la secuela. Es por ello que la humanidad fue castigada con Blob - Masa mortal (Beware! The Blob aka Son of Blob).
Aburrida, torpe y sin encanto alguno, es más conocida por ser dirigida por el actor que hizo de J.R. en la serie Dallas que por su calidad. Ni siquiera es divertida por lo cutre o mala que es. El guionista Anthony Harris aseguró en una entrevista que gran parte de la película se improvisó mientras se rodaba y el guion se dejó de lado. Y tal vez por ello las escenas en la película se alaaaargan y se alaaaargan, en un intento de comedia que resulta dolorosamente soporífera. La idea de dirigir que tiene Hagman aparentemente consiste en plantar la cámara en el suelo y dejar que las cosas pasen delante, en un estilo propio de la televisión más aburrida. Las interpretaciones son tan malas que, cuando vi que una de las actrices llevaba el mismo suéter que Freddy Krueger, pensé que era todo un mal sueño.
Ejemplo máximo de secuela innecesaria, la cutrez de sus efectos especiales, sin el encanto de los de la original, es un motivo más para evitar este desperdicio de celuloide. Pero no tenéis que fiaros de mi palabra, podéis comprobarlo vosotros mismos.
Tuvo que llegar 1988 para ver The Blob en toda su gloria devoradora. Chuck Russell y Frank Darabont, el mismo equipo de la excelente Pesadilla en Elm Street 3 (A Nightmare on Elm Street 3: Dream Warriors, 1987), nos ofrecieron la estupenda El terror no tiene forma (The Blob) (por cierto, el título castellano era el eslógan que usaron para promocionar la película en Estados Unidos).
El guion de Russell y Darabont (el cual introduce algunas referencias a Stephen King, curioso teniendo en cuenta la película que comentábamos ayer) es el ejemplo del remake perfecto: es respetuoso con el original, incluyendo personajes y situaciones significativos, pero supera con creces la original desarrollándola y ampliándola haciendo que la nueva versión tenga sentido y valga la pena. La dirección de Russell traduce las ideas del guion en imágenes de manera acertada, montándonos en una tremenda montaña rusa. La película original es entrañable y divertida pero esta versión es, simplemente, mejor.
Otro detalle significativo que detectamos al comparar las dos versiones es que podemos ver los cambios políticos y sociales que se produjeron en Estados Unidos en el intervalo entre las dos películas. La primera de 1958 fue rodada en plena Guerra Fría de ahí que la amenaza provenga del exterior con la intención de acabar con la inocente y sana población americana. La versión de 1988 fue rodada durante la era Reagan, por lo que la amenaza en esta ocasión proviene del propio gobierno de los Estados Unidos que no tiene ningún tipo de escrúpulos a la hora de sacrificar todo un pueblo en nombre de la seguridad nacional.
Esta película es también un ejemplo de la excelente salud de la que gozaba el género durante los ochenta: mezcla comedia con terror de manera efectiva, está llena de referencias y homenajes y los efectos especiales son fantásticos, brillando especialmente a la hora de representar a las pobres víctimas devoradas por la masa. Resumiendo, esta película es divertida y tensa, tiene grandes momentos de suspense y grandes momentos sangrientos.
El año pasado se anunció que Rob Zombie iba a hacer un remake de The Blob. Su idea era ésta: "Mi intención es no tener una gran cosa roja gelatinosa, es lo primero que quiero cambiar. La gigantesca gelatina podía dar miedo en los 50, pero ahora la gente se reiría." Por tanto, la idea de Zombie era hacer La masa devoradora sin masa devoradora. Supongo que cargarse la mística de Michael Myers no era bastante o tal vez Zombie no había visto la versión de los ochenta. El caso es que por fortuna abandonó la idea para hacer algo original (cuando digo "original" me refiero a algo no basado en una película anterior), pero el proyecto sigue en pie. Imagino que tal vez no se lleve a cabo sin Zombie en la dirección.
De todas formas, en 1998 se estrenó Phantoms. Dirigida por Joe Chappelle, la película adapta la novela homónima de Dean R. Koontz (la única de este hombre que me ha gustado) que también se encargó de escribir el guion. La primera mitad de la película es bastante efectiva en términos de suspense y misterio, pero la segunda mitad parece un remake inconfeso de The Blob, siendo algunas escenas calcadas a las que aparecen en el remake. A pesar de sus fallos, he de admitir que me parece una película bastante entretenida y podría ser un buen cierre para una sesión con las dos versiones de The Blob, además del extra de contar con la visualmente estimulante presencia de Rose McGowan.
4 comentarios:
La original no la he visto aún, pero el remake me lo he tragado 5 o 6 veces y es una de mis películas de terror favoritas.
Además, como bien dices, los efectos especiales son impresionantes.
La escena en la que le quitan la sábana al vagabundo y se lo encuentran medio comido por la masa se me quedó grabada en la sesera.
La idea de Rob Zombie de hacer una película de la masa sin la masa me parecia un poquito loca. Es el ejemplo perfecto de cineasta que intenta ser tan original y rompedor que la caga. Aunque admito que las peliculas que ha hecho hasta ahora me gustan mucho.
Yo quiero una superedición especial en blu-ray de la versión del 88 pero ¡ya! De Zombie me gustó The Devil's Rejects pero ¿cuánto revivals se pueden ver de los 70 antes de que se hagan pesados?, pero la primera era un plagio descarado de La Matanza de Texas en plan videoclip y en el remake de Halloween y su secuela se cargó por completo el personaje de Michael Myers convirtiéndolo en un típico psicópata y eliminando cuidadosamente todo aquello que hizo Carpenter para que diera miedo en la primera. Veremos la nueva que tal es.
La de McQueen tiene el encanto de esas pelis fantásticas de esos años que enganchan bastante, tipo La mosca, El hombre menguante o la genial (para mí de las mejores de este género de las clásicas) El hombre invisible, de Whale. La de Kevin Dillon es entretenida y es un buen homenaje, muy del estilo de peli tipo The faculty, bastante palomitera y del gusto más adolescente, aunque no tan bueno como el remake que hace Donald Sutherland La invasión de los ladrones de cuerpos sobre la clásica de Donald Siegel.
Yo soy de la opinión contraria a que eso hoy en día, una masa informe moviéndose, sería chistoso. Creo que bien hecho sería creíble, dentro de lo increíble, y todo son modas. Ahora estamos más en el estilo de Aliens y predators, pero eso volverá a cambiar según cambien las tecnologías y los gustos.
Buena entrada, Raül. Salutti.
Sí, tienen un charm innegable. Aunque la del Hombre menguante es también bastante interesante por sus propios medios, más allá de la nostalgia. De Whale prefiero La novia de Frankenstein pero El hombre invisible está claro que también es un gran título y sigue siendo la mejor película de hombres invisibles que se ha hecho hasta ahora.
La diferencia entre The Faculty y la versión de los 70 de La invasión de los ladrones de cuerpos es que ésta última es una obra maestra y The Faculty es un plagio descarado disfrazado de homenaje, al fin y al cabo el guion era de Kevin Williamson. Y me parece que la versión del 88 de The Blob es infinitamente superior a The Faculty.
Y tienes razón, creo que el factor credibilidad, en este caso de la masa, depende del talento de los cineastas.
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