Once (Una vez) (Once, John Carney, 2006) fue un éxito sorpresa. Rodada sin dinero en las calles de Dublín, la película fue todo un fenómeno gracias al boca-oreja y a una fantástica banda sonora. Once cuenta el romance entre un músico que acaba de romper con su novia (Glen Hansard) y una inmigrante que intenta mantener a su familia (Markéta Irglová), cuya historia se desarrolla al tiempo que graban un disco.
La primera vez que oí hablar de esta película fue en la radio, donde una entusiasta locutora acababa de verla y estuvo pasando canciones de la banda sonora. Fue suficiente para que me picara la curiosidad y decidí ir a verla aprovechando que empezaba más tarde las clases del día y el cine estaba cerca de la universidad. Me encontraba en aquel momento en un punto de mi vida que era el mejor y el peor momento para ver una película como Once, hecho que me provocó una fuerte respuesta emocional y no comenté a nadie la película hasta el día siguiente de haberla visto, ya que me era difícil articular con palabras lo que había sentido. También porque quería que la experiencia, lo que había sentido al ver Once, fuese solo mía.
El director y guionista John Carney explotó el hecho de contar con un presupuesto muy bajo creando una historia cuyo minimalismo es su mayor virtud. Los personajes principales no tienen nombre, se identifican simplemente como "el chico" y "la chica", y sin embargo son muy ricos y están lo suficientemente desarrollados como para que se te hagan reales, sin que ello impida indentificarse y proyectarse en ellos al ponerlos en situaciones que, quién más y quién menos, casi todo el mundo ha vivido.
Once es un musical puro y atípico a la vez. A través de la música y las canciones los dos protagonistas expresan sus sentimientos y se desarrolla su historia, pero esta música esta insertada de manera realista. La música sólo suena cuando lo justifica la acción: están grabando y componiendo, en una fiesta o tocando en la calle. Esta manera de reflejar la música consigue que no se rompa el intimismo de la historia y que tampoco se pierda su impacto emocional.
De la misma manera realista que se usa la música, se desarrollan las emociones en Once. No hay lugares comunes, ni los tópicos que podríamos encontrar en películas románticas (ya sea comedia o drama) habituales. Es por ello que su impacto, desde mi punto de vista, es mayor. Ya que mientras los habituales dramas románticos del cine americano como Elegir un amor (Dying Young, Joel Schumacher, 1991) o Los puentes de Madison County (The Bridges of Madison County, Clint Eastwood, 1995) me acaban resultando artificiales, aburridos o inefectivos, ver Once fue como si alguien hubiera filmado un trozo de mi vida y decidido proyectarlo en los cines de todo el mundo.
No sé si alguna vez habéis reparado en la letra de la canción Killing me softly que cantaba Roberta Flack. La canción está dedicada a Don McLean, y cuenta el efecto que produce las canciones de un cantautor en una chica que va a verlo en concierto. Hay un momento que dice: cantó como si me conociera/en toda mi oscura desesperación. Esta película me provocó lo mismo. De ahí que lleve mucho rato intentando hablaros de ella de forma objetiva y racional, pero mi cabeza sólo piensa en aquel otoño del 2007, sentado a oscuras en la sala del cine sin saber lo que iba a pasar, para salir luego a la calle y volver a afrontar la realidad y las caras de la universidad.
En fin, el caso es que si no la habéis visto, os la recomiendo encarecidamente. La edición en DVD de dos discos incluye varias actuaciones de Glen Hansard y Markéta Irglová. Aparte del tráiler os dejo con una de las canciones de la película. Y por el amor de Dios, no la veáis doblada.
6 comentarios:
Tengo un serio problema con los musicales, Raül. Rara vez me gusta alguno. No obstante, me parece muy loable que una película de este tipo se atreva a romper tópicos y clichés, la muerte del cine comercial.
Puede que le de una oportunidad y me llevé una sorpresa tan grata como con (500) días juntos.
Por cierto Raül, esta misma mañana me ha llegado el tomo Four color Fear, que pedí a la fnac hará una semana y media. Le estado echando un vistazo y es alucinante, en especial la fantástica galería de portadas.
Toda una pieza de coleccionista.
Bueno, como decía, esta película no es un musical como Grease o algo así, lo es en el sentido de que la música juega un papel importante ya que es la manera en que ambos personajes se conocen (él es un músico callejero) pero sólo cantan cuando están componiendo o en el estudio grabando.
Four color fear está muy bien, más si acompañas la lectura con una banda sonora adecuada.
Nunca he podido con los musicales, me superan y se me hacen interminables.
En cambio un amigo consiguió convencerme para que le diera una oportunidad Once y fue una experiencia sorprendente.
Once consiguió cautivarme desde el primer momento con su historia y sus canciones y como bien dices no es un musical de libro si no que cada vez que cantan es una situación real y no forzada.
Muy buena recomendación Raül.
Once parece ser un musical que gusta a quienes no les gustan los musicales. Me alegro de que llegue a mucha gente, pero los musicales más "normales" también están bien, como el que protagonizaron los Ramones.
Hace tiempo que la ví... la compramos y también tenemos la BSO.
"Once" es senzilla y tierna. ¡Yo también la recomiendo!
Y, lo siento... la vi doblada! :(
Salutaciones
Por suerte en la actualidad eso tiene fácil arreglo, porque en el doblaje desaparecen los acentos y formas de hablar de los personajes, lo cual creo que es una pérdida. De todas formas, lo importante es que la disfrutaras. También hay que mencionar que en esta película se dicen muchas cosas sin hablar, que es una de sus virtudes.
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