Adolescentes encerrados en un autocine del que no pueden salir y en el que les dan comida basura todo el tiempo, drogas recreativas, anticonceptivos y cada noche ven películas de acción y terror. No se trata de un nuevo reality show, sino de otra alegoría satírica futurista cortesía de Brian Trenchard-Smith.
Aunque cuando Dead-End Drive-In se estrenó en 1986 lo hacía como película ambientada en un lejano futuro, se parece tanto a nuestro presente que da miedo. No sólo los rótulos que aparecen al principio del film, contando los problemas que explican el estado de esta sociedad futura, se parecen bastante a los que nos ofrece el informativo cada noche, es que hasta cosas como el precio de una entrada de cine tras años de inflación es el mismo que cuesta una entrada de cine ahora.Vista esta cinta hoy día, parece más un presente (esperemos) alternativo que algo ambientado en el futuro.
Sin abandonar nunca cierto tono de comedia y añadiendo unas buenas dosis de acción, Trenchard-Smith ofrece un comentario sobre ciertas actitudes y lacras sociales muy inteligente y bien construido. La acción arranca cuando el joven Jimmy alias "Ladilla" (Ned Manning) lleva a su novia Carmen (Natalie McCurry) a un autocine atraído por los rumores que corren sobre este sitio, tras coger prestado el coche de su hermano mayor. Jimmy comete un grave error: se hace pasar por desempleado para pagar menos por las entradas, cosa que sellará su destino.
Uno de los aciertos del film es hacer de este sitio una "prisión feliz". A los jóvenes que están encerrados ahí no les importa no ser libres mientras les vayan suministrando más drogas y más comida basura. El único que no se conforma con la situación es Jimmy, que busca cualquier medio por el que salir, lo que le provoca continuos enfrentamientos con algunos residentes y cierta tensión entre él y Carmen. De hecho, Carmen se hace a la idea de no salir de allí bastante rápido y se adapta enseguida, bastante feliz con la situación, y no entiende por qué Jimmy no deja de provocar problemas.
Durante la primera parte de la película el tono es bastante desenfadado, casi de comedia kafkiana mientras Jimmy no se da cuenta de la situación e inocentemente intenta salir con el coche una y otra vez, surgiendo cada una de estas veces un nuevo problema administrativo. Pero se produce un cambio de tono al introducirse un nuevo elemento: después de los adolescentes problemáticos, el gobierno decide deshacerse también de los inmigrantes, así que lleva coches de desguace para que vivan los inmigrantes que se descargan en camiones (tanto los inmigrantes como los coches). Ese es el único instante en que los apáticos adolescentes parecen molestarse y empiezan a formar sociedades de blancos para "proteger a las mujeres y mantener el orden". Trenchard-Smith utilizó el nombre de un grupo racista real australiano que surgió para poner coto a los inmigrantes asiáticos como el nombre que escogen estos jóvenes del futuro para ellos, cosa que no acabó de gustar en su Australia natal.
De modo que si a Jimmy se le hacía difícil la vida en el autocine, aún será peor cuando se niegue a formar parte de ningún grupo racista y decida ponerse de parte de los inmigrantes. Es interesante en este sentido una escena entre Jimmy y Carmen, al día siguiente de que llegue un camión lleno de asiáticos. La pareja está desayunando y Carmen por primera vez muestra cierta preocupación: tiene miedo de que un grupo de asiáticos la viole o los ataque. Jimmiy se burla de esas preocupaciones y responde que le debería preocupar el auténtico enemigo: el sistema que los mantiene atrapados en el autocine. Carmen lo mira como si se hubiera vuelto loco, sin entender lo que Jimmy quiere decir por prisión.
La relación entre Jimmy y Carmen tiene un desarrollo bastante interesante que llegará a una significativa conclusión. Es uno de los muchos aspectos que pone esta película por encima de otras del mismo estilo.
Dead-End Drive-In instruye deleitando. No sólo esta alegoría del autocine como sociedad es bastante acertada y se construye de manera tremendamente efectiva, también ofrece suficiente acción y entretenimiento para que aquellos que no estén interesados en los temas que trata (y que posiblemente serían bastante felices en este autocine) disfruten del film.
Sin abandonar nunca cierto tono de comedia y añadiendo unas buenas dosis de acción, Trenchard-Smith ofrece un comentario sobre ciertas actitudes y lacras sociales muy inteligente y bien construido. La acción arranca cuando el joven Jimmy alias "Ladilla" (Ned Manning) lleva a su novia Carmen (Natalie McCurry) a un autocine atraído por los rumores que corren sobre este sitio, tras coger prestado el coche de su hermano mayor. Jimmy comete un grave error: se hace pasar por desempleado para pagar menos por las entradas, cosa que sellará su destino.
Uno de los aciertos del film es hacer de este sitio una "prisión feliz". A los jóvenes que están encerrados ahí no les importa no ser libres mientras les vayan suministrando más drogas y más comida basura. El único que no se conforma con la situación es Jimmy, que busca cualquier medio por el que salir, lo que le provoca continuos enfrentamientos con algunos residentes y cierta tensión entre él y Carmen. De hecho, Carmen se hace a la idea de no salir de allí bastante rápido y se adapta enseguida, bastante feliz con la situación, y no entiende por qué Jimmy no deja de provocar problemas.
Durante la primera parte de la película el tono es bastante desenfadado, casi de comedia kafkiana mientras Jimmy no se da cuenta de la situación e inocentemente intenta salir con el coche una y otra vez, surgiendo cada una de estas veces un nuevo problema administrativo. Pero se produce un cambio de tono al introducirse un nuevo elemento: después de los adolescentes problemáticos, el gobierno decide deshacerse también de los inmigrantes, así que lleva coches de desguace para que vivan los inmigrantes que se descargan en camiones (tanto los inmigrantes como los coches). Ese es el único instante en que los apáticos adolescentes parecen molestarse y empiezan a formar sociedades de blancos para "proteger a las mujeres y mantener el orden". Trenchard-Smith utilizó el nombre de un grupo racista real australiano que surgió para poner coto a los inmigrantes asiáticos como el nombre que escogen estos jóvenes del futuro para ellos, cosa que no acabó de gustar en su Australia natal.
De modo que si a Jimmy se le hacía difícil la vida en el autocine, aún será peor cuando se niegue a formar parte de ningún grupo racista y decida ponerse de parte de los inmigrantes. Es interesante en este sentido una escena entre Jimmy y Carmen, al día siguiente de que llegue un camión lleno de asiáticos. La pareja está desayunando y Carmen por primera vez muestra cierta preocupación: tiene miedo de que un grupo de asiáticos la viole o los ataque. Jimmiy se burla de esas preocupaciones y responde que le debería preocupar el auténtico enemigo: el sistema que los mantiene atrapados en el autocine. Carmen lo mira como si se hubiera vuelto loco, sin entender lo que Jimmy quiere decir por prisión.
La relación entre Jimmy y Carmen tiene un desarrollo bastante interesante que llegará a una significativa conclusión. Es uno de los muchos aspectos que pone esta película por encima de otras del mismo estilo.
Dead-End Drive-In instruye deleitando. No sólo esta alegoría del autocine como sociedad es bastante acertada y se construye de manera tremendamente efectiva, también ofrece suficiente acción y entretenimiento para que aquellos que no estén interesados en los temas que trata (y que posiblemente serían bastante felices en este autocine) disfruten del film.
7 comentarios:
Muy interesante lo que escribes, me recuerda en parte a la caverna de Platón en donde los seres humanos no quieren o no pueden ver, en el plano de no ver la verdadera crítica hacia la sociedad adaptándose los más conformistas a esa iniquidad mientras algún idealista o luchador busca remediar el asunto. Y lo de los inmigrantes está en todo apogeo ya que como se sabe el mundo apunta a la multiculturalidad. Abrazos
Pues si que pinta interesante esta película. Parece una predecesora de Idiocracia.
Mario, es acertada la referencia a la caverna, una parábola que se adapta muy bien a toda historia que trata de gente que se niega a ver la realidad y esconde la cabeza.
Dr. Gonzo, tiene algún punto de contacto con Idiocracia en el sentido que ambas son sátiras sociales, pero ésta no es una comedia como Idiocracia, es más "seria".
No la he visto pero suena interesante. E Idiocracia la tengo pendiente todavía.
Gonzo, me alucina que te pase eso en Málaga porque no es precisamente el culo del mundo. ¿Habrá gente en España que no haya ido nunca al cine?
Sí.
Muy buena pelicula. Lastima que no existe un doblaje en Español. O en particular, Español Latino para mostrar a mis amigos que no saben Ingles. La pelicula tiene potencial, que pues merece un doblaje en nuestro idioma. Que mal que una secuela planeada jamas se filmó..
Para eso están los subtítulos, eso sí que se pueden descargar.
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