Creo que os debo una disculpa, lectores y lectoras, porque, siendo honesto, no se me ha ocurrido nada mejor para justificar este comentario de El cerebro (The Brain, Edward Hunt, 1988) que el simple hecho de que esta película, como diría Camilo Sesto, ¡mola! ¡mazo!
Solo por los primeros siete minutos de película ya deberíais correr a verla, pero lo mejor es que aún hay 80 minutos más de puro oro ochentero. Ya con la premisa de un cerebro gigantesco tentacular me tenían ganado, es la principal razón por la que la alquilé en vídeo en su día. Me encantan las películas de cerebros sin cuerpo como Donovan's Brain (Felix E. Feist, 1953) o The Brain That Wouldn't Die (Joseph Green, 1962), incluso el memorable episodio de La mujer maravilla (Wonder Woman, 1975-1979) en que Wonder Woman se enfrenta a un gigantesco cerebro telequinético me encanta. No se me ocurre ninguna película de este estilo que sea mala, por la simple razón de que no existe.
Pero es que además de un cerebro devorador de gente, esta producción canadiense cuenta con una historia muy interesante y bien desarrollada, con incluso unas gotas de sátira social. Todo empieza cuando en uno de esos agradables pueblos canadienses que intentan pasar por el típico pueblo norteamericano los asesinatos y suicidios protagonizados por adolescentes empiezan a multiplicarse. Resulta bastante curioso, pero estas muertes coinciden con la emisión del programa Pensamiento Independiente, en el cual el doctor Anthony Blakely (David Gale) se dedica a iluminar a la audiencia con su perspicacia psicológica. El joven Jack Majelewski (Tom Bresnahan) es un problemático "adolescente" que será enviada al instituto del doctor Blakely para que lo conviertan en un joven responsable. Allí descubrirá que detrás del doctor hay un cerebro gigantesco ansioso de poder y ondas cerebrales. Ahora, Jack deberá huir de la policía acusado de unos asesinatos que no ha cometido mientras intenta impedir que el cerebro se apodere del mundo a través del programa de televisión Pensamiento Independiente.
El film arranca con una fantástica secuencia en la cual vemos al cerebro en acción y no baja el nivel a partir de ahí. Está plagado de esos detalles que hicieron el género brillar durante los 80: litros de sangre, unos efectos especiales memorables (en lo bueno y en lo malo), desnudos gratuitos, sanas dosis de humor y, en este caso, sus dosis de acción. Incluso detalles más flojos, como el hecho de que los adolescentes protagonistas tienen más pinta de haber acabado una carrera universitaria que otra cosa, acaban pasando a un segundo plano ante las grandes dosis de diversión que proporciona la película (no incluyo aquí los momentos "más flojos" de efectos especiales porque a pesar de lo obvios que son me gustan igualmente). El protagonista al principio parece un capullo (gastando bromas infantiles y haciendo que su guapa novia le haga los deberes) pero a medida que avanza la película la verdad es que al final se hace querer después de pasarlo tan mal. Por otro lado, es genial ver al gran David Gale haciendo lo mejor que sabe hacer: de científico chiflado.
El argumento tiene unos toques al estilo "ladrones de cuerpos" que la hace interesante, presentando en este caso a la televisión como la responsable de la destrucción de la personalidad de los humanos. Este toque satírico lo combina con las estupendas escenas de alucinaciones que el cerebro provoca en aquellos que se le resisten y con las estupendas escenas en las que el propio cerebro va devorando gente.
En definitiva, un gran título para los amantes de la serie B y los fans del cine ochentero fantástico. Un film con un alto nivel de disfrutabilidad. En esta ocasión solo he podido encontrar el tráiler doblado al castellano, no el original, así que no puedo más que señalar lo mucho que pierde Gale doblado.
Pero es que además de un cerebro devorador de gente, esta producción canadiense cuenta con una historia muy interesante y bien desarrollada, con incluso unas gotas de sátira social. Todo empieza cuando en uno de esos agradables pueblos canadienses que intentan pasar por el típico pueblo norteamericano los asesinatos y suicidios protagonizados por adolescentes empiezan a multiplicarse. Resulta bastante curioso, pero estas muertes coinciden con la emisión del programa Pensamiento Independiente, en el cual el doctor Anthony Blakely (David Gale) se dedica a iluminar a la audiencia con su perspicacia psicológica. El joven Jack Majelewski (Tom Bresnahan) es un problemático "adolescente" que será enviada al instituto del doctor Blakely para que lo conviertan en un joven responsable. Allí descubrirá que detrás del doctor hay un cerebro gigantesco ansioso de poder y ondas cerebrales. Ahora, Jack deberá huir de la policía acusado de unos asesinatos que no ha cometido mientras intenta impedir que el cerebro se apodere del mundo a través del programa de televisión Pensamiento Independiente.
El film arranca con una fantástica secuencia en la cual vemos al cerebro en acción y no baja el nivel a partir de ahí. Está plagado de esos detalles que hicieron el género brillar durante los 80: litros de sangre, unos efectos especiales memorables (en lo bueno y en lo malo), desnudos gratuitos, sanas dosis de humor y, en este caso, sus dosis de acción. Incluso detalles más flojos, como el hecho de que los adolescentes protagonistas tienen más pinta de haber acabado una carrera universitaria que otra cosa, acaban pasando a un segundo plano ante las grandes dosis de diversión que proporciona la película (no incluyo aquí los momentos "más flojos" de efectos especiales porque a pesar de lo obvios que son me gustan igualmente). El protagonista al principio parece un capullo (gastando bromas infantiles y haciendo que su guapa novia le haga los deberes) pero a medida que avanza la película la verdad es que al final se hace querer después de pasarlo tan mal. Por otro lado, es genial ver al gran David Gale haciendo lo mejor que sabe hacer: de científico chiflado.
El argumento tiene unos toques al estilo "ladrones de cuerpos" que la hace interesante, presentando en este caso a la televisión como la responsable de la destrucción de la personalidad de los humanos. Este toque satírico lo combina con las estupendas escenas de alucinaciones que el cerebro provoca en aquellos que se le resisten y con las estupendas escenas en las que el propio cerebro va devorando gente.
En definitiva, un gran título para los amantes de la serie B y los fans del cine ochentero fantástico. Un film con un alto nivel de disfrutabilidad. En esta ocasión solo he podido encontrar el tráiler doblado al castellano, no el original, así que no puedo más que señalar lo mucho que pierde Gale doblado.
7 comentarios:
¡¡¡Buenísimo!!! Acabo de ver el trailer y tengo que conseguir ver esta película como sea. Como bien dices... puro Oro Ochentero...
¡¡¡Un saludo!!!
¡qué putada! con la de veces que la he tenido en mis manos en el mediamarkt, y nunca me ha dado por pillármela porque pensaba que era de los 90 (y siendo de los 90, me tiraría para atrás una película de estas características)
La próxima vez que vaya, cae seguro.
Raúl, saludos para ti también. Espero que te hagas pronto con esta delicatessen.
Gonzo, de todos los sitios donde se podría encontrar esta peli, el mediamarkt no es el que yo pensaría primero! Y tienes razón, si hubiera sido de los 90 sería bastante sosa.
se ve muy buena! que vuelvan los '80s!
Y tanto! que vuelvan con sus dosis de desnudos gratuitos y sangre a tutiplén
acabo de ver la pelicla y tienes razon es oro puro muy buena
Me alegra que haya más adeptos al Cerebro!
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