¿La saga Wishmaster? Sí, Wishmaster (Robert Kurtzman, 1997) tuvo tres secuelas que fueron directas a vídeo, de distinta calidad. Pero empecemos por el principio, la película que lo inició todo.
La película de Robert Kurtzman tuvo la suerte de estrenarse en el momento adecuado. El éxito de Scream. Vigila quién llama (Scream, Wes Craven, 1996) y Abierto hasta el amanecer (From Dusk Till Dawn, Robert Rodriguez, 1996) había puesto de nuevo de moda el cine de terror, dándole nueva vida a un género que había estado languideciendo durante la primera mitad de los 90. Wishmaster era un retorno al cine de género de los 80, un film sangriento y guasón, lleno de fantásticos efectos de maquillaje (y algunos cuestionables y primitivos efectos infográficos), que no se tomaba a si mismo muy en serio. Su argumento gira en torno a Alexandra Amberson (Tammy Lauren), la cual, sin saberlo, despierta a un malvado Djinn (Andrew Divoff). Según cuenta la leyenda, si el Djinn concede tres deseos a quien lo ha despertado, podrá traer de vuelta a los demonios a la Tierra. Alexandra deberá usar su ingenio para poder evitar el Apocalipsis.
En cierto modo, la película era una fiesta del género, algo que se entiende viendo a los responsables detrás del film. Uno de los productores fue Wes Craven, el director era Robert Kurtzman, conocido por ser la K de la popular compañía de efectos de maquillaje KNB; el guion corrió a cargo de Peter Atkins, conocido por su trabajo en la saga Hellraiser, y la música corrió a cargo del veterano del género Harry Manfredini. También en los nombres de los personajes se hacían homenajes a autores de la literatura de terror y fantasía. Pero si la película llamó la atención en su momento fue por su reparto, además de Andrew Divoff como el Djinn y Robert Englund en un papel secundario, nos encontramos con cameos y breves apariciones de populares actores del género como Kane Hodder, Tony Todd, Buck Flower, Reggie Bannister, la voz de Angus Scrimm, Ted Raimi y Joe Pilato.
Todos ellos reunidos en una película que bebe de la antigua mitología árabe para tratar el clásico tema de los "deseos malditos", cuyo máximo ejemplo es el cuento La pata del mono de W. W. Jacobs. Los cienastas crean así una historia simple pero efectiva gracias a la manera en que estaba ejecutada. El rápido montaje pero, sobretodo, el tono de la película, llena de pequeños gags y muchos momentos sangrientos, contribuyen a hacer de esta una película humilde pero muy entretenida y divertida.
Wishmaster 2: El mal nunca muere (Wishmaster 2: Evil Never Dies, Jack Sholder, 1999): La primera de las secuelas estrenadas directamente en vídeo resulta mejor de lo esperado. El director y guionista Jack Sholder mantiene el tono de la primera entrega, logrando crear una historia con suficiente personalidad como para no parecer un simple refrito de Wishmaster.
El argumento no es nada del otro mundo. De nuevo, una incauta, esta vez una ladrona llamada Morgana (Holly Fields), despierta al Djinn (Divoff) de su letargo permitiendo que el demonio haga estragos. Si bien no es muy original, sí tiene un detalle que hace que la película resulte entretenida: mientras la protagonista esta intentando averiguar qué sucede, el Djinn se mete en una cárcel donde causa grandes daños para disfrute del espectador.
No es que sea tan buena como la original, pero Wishmaster 2 por lo menos es una secuela digna y que resulta en un film entretenido, lo que ya la hace mejor que las dos siguientes secuelas.
Wishmaster 3: La piedra del diablo (Wishmaster 3: Beyond the Gates of Hell, Chris Angel, 2001): Las dos últimas secuelas de la franquicia tienen en común un mismo director, Chris Angel, y que Andrew Divoff no participó en ninguna de las dos. Y también tienen en común que no son demasiado buenas.
Esta tercera entrega simplemente destaca porque en el reparto nos encontramos a las televisivas y entonces desconocidas A. J. Cook y Emmanuelle Vaugier. Y es lo único que destaca, ya que el argumento es un simple refrito de la primera entrega, pero al no contar con Divoff como Djinn resulta bastante aburrido. Además, el nuevo diseño del Djinn es bastante feo, sin el atractivo del original. De hecho, toda la estética del film es bastante floja, ya que, al contrario de la entrega dirigida por Sholder, parece lo que es: una peli rodada en video por cuatro duros. Y por si fuera poco, los efectos no son nada del otro mundo. En definitiva, una pérdida de tiempo.
Wishmaster 4: La profecía (Wishmaster 4: Prophecy Fulfilled, Chris Angel, 2004): Esta entrega nos presenta un giro algo original en el argumento. El Djinn consigue que alguien le haga tres deseos, pero el tercero implica que la protagonista de turno, Lisa (Tara Spencer-Nairn), se enamore del Djinn, lo que complica enormemente las cosas para el demonio.
Aunque se aprecia este intento por parte del guion de salirse de la norma, el director Chris Angel nos ofrece de nuevo un film plano, sin ningún atractivo, que parece un telefilme barato. Es una lástima, porque el reparto está bien y, en otras manos, la historia podría haberse convertido en una entrega bastante interesante.
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