¿Dónde está Charles Bronson cuando se le necesita? Seguramente es lo que se preguntan los inquilinos de un edificio atacado por una banda de delincuentes. Pero estos inquilinos descubren que todos tenemos un Charles Bronson dentro y no tardan en reaccionar de forma brutal y violenta contra los delincuentes, para placer y disfrute del espectador de Juegos de supervivencia (Tenement aka Game of Survival aka Tenement: Game of Survival aka Slaughter in the South Bronx, Roberta Findlay, 1985).
El de Roberta Findlay es un nombre que resultará familiar a los aficionados a todo tipo de exploitation, ya que desde finales de los sesenta, muchas veces junto a su marido Michael, se dedicó a ofrecer película tras película de dudoso valor moral. Tras ver esta violenta cinta, no resulta extraño, por ejemplo, el papel de Roberta Findlay como pionera en el subgénero de las roughies. Con Tenement, Findley se acerca al subgénero de los justicieros urbanos y la violencia callejera desde una perspectiva interesante, creando un violento, sangriento, pasado de vueltas y ridículo film de asedio que hará las delicias del amante del cine de calidad alternativa.
Aquí no hay un pirado solitario que decide matar a todo quinqui con el que se cruce, sino que es el variopinto grupo de vecinos el que ha de actuar si quiere sobrevivir. No se desperdicia ni un minuto de metraje: el film empieza con el encargado del edificio, el señor Rojas (Larry Lara), que anuncia que ha llamado a la policía para que se lleve a la banda de delincuentes que ocupa el sótano del edificio. Cuando llega la policía, Chaco (Enrique Sandino) no parece muy contento, ya que se ha estropeado su rutina de matar ratas y drogarse. Mientras los vecinos celebran la desaparición de los criminales, la policía, por supuesto, libera la banda de Chaco, que regresa al edificio y lo declara de su propiedad. Así, van subiendo planta a planta, dedicándose a matar y violar a los inquilinos con los que se encuentran. Sam (Joe Lynn) liderará a los vecinos en su contraataque, fortificándose y matando a los pandilleros que los amenazan. Esta batalla campal es la que ocupa la mayor parte del metraje, la excusa perfecta para llenar la pantalla de escenas violentas y bastante sangrientas, que le valieron la calificación X en Estados Unidos.
Ambientada en lo que entonces era una zona pobre y desolada de Nueva York, la película se filmó en la misma zona que retrata, lo que significó que el equipo de rodaje se vio obligado a sobornar a las diversas bandas para que les dejaran rodar. Finalmente, entre la protección policial, conseguida gracias a que la esposa del comisario de policía obtuvo un pequeño papel como una de las inquilinas, y contratar como actor a un pandillero, el rodaje se pudo finalizar. Además, el film emplea una mezcla de español e inglés (en la VO) que da a lugar a frases geniales, como mi diálogo favorito de Tenement: Easy, coño.
Eso sí, a pesar de su entorno realista, o más bien real, las interpretaciones exageradas y ridículas, como la de Dan Snow (un habitual de la Troma) y Enrique Sandino como Chaco, además de la nada sutil dirección de Findlay, hacen que sea imposible tomarse en serio esta película. Lo que hace que sea aún más entretenida y disfrutable, algo así como una versión más exagerada aún de El justiciero de la noche (Death Wish 3, Michael Winner, 1985).
En definitiva, si os va el cine ridículamente violento y trash, Juegos de supervivencia os hará disfrutar de principio a fin.
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