Desde hace poco me estoy familiarizando con Netflix y descubrí, con no poca sorpresa, que tenían en catálogo la serie de TV Scream basada en la película homónima que dirigió Wes Craven y escribió Kevin Williamson. Hace poco disfruté de un maratón de las cuatro entregas de Scream (1, 2, 3), maratón en el que me lo pasé de miedo ya que, alejado en el tiempo de las reacciones del entorno y su "influencia", pude ver las películas por sí mismas y disfrutarlas por sus propios méritos. Con lo cual me pareció el momento ideal para ver la primera temporada de la serie Scream, que al ser solo 10 episodios de 40 minutos pude ver en un día.
Aunque los dos primeros episodios me parecieron algo flojos, a partir del tercero la serie mejora bastante. A medida que se va desarrollando, se van transformando los personajes y se va complicando el misterio, la serie va cogiendo fuerza. Es decir, no me gustó de la misma manera que me gustó True Detective, por ejemplo, pero sí es cierto que me pareció muy entretenida y lograda. También se ha de tener en cuenta que yo no soy mucho de series y estoy bastante desconectado de todo este mundo. Para mí, las series exigen mucho tiempo y para que me dedique a ver una me ha de gustar bastante y tener una historia que contar (en lugar de episodios autoconclusivos) para que me acabe enganchando.
Por ello, esta serie para mí es ideal: una historia contada a lo largo de 10 episodios y to another thing, butterfly. Las películas de Scream se caracterizan porque además de ser slashers también son misterios a resolver. Es decir, se juega mucho a descubrir quién es el asesino ofreciendo varios sospechosos todos con secretos a descubrir. Es este aspecto de Scream el que hace que su traslado a la -no tan- pequeña pantalla sea exitoso, ya que la presentación de sospechosos y la complicada trama tiene bastante espacio para desarrollarse a buen ritmo.
También creo que es un acierto por parte de la serie no tener ninguna relación en absoluto con las películas: es su propia historia y transcurre en un universo completamente distinto. También creo que es un acierto que Kevin Williamson no tuviera absolutamente nada que ver con la serie, después de ver cómo se han desarrollado sus últimos proyectos televisivos.
La primera temporada acaba cerrando bien la historia, pero se dejan algunos cabos sueltos para la segunda. Pero, como viene ya siendo habitual por parte de los Weinstein, la segunda temporada no tendrá nada que ver con la primera y estos cabos sueltos quedarán así eternamente. Al parecer los Weinstein no estaban satisfechos con el resultado y se apartaron a los que estaban al frente hasta ahora, Jill Blotevogel (que sigue como consultora) y Jaime Paglia, para cambiar la dirección de la serie. Los Weinstein: jodiendo a los fans de cada franquicia de terror de la que se han hecho cargo desde 1993. Por supuesto, si siguen la dirección de la antología puede ser que la serie mejore, ya que si bien me gustaría ver esos cabos sueltos cerrados, mantener a los mismos protagonistas le quitaría suspense a la serie como sucedió con las películas.
En fin, los fans de Scream sin duda no se la han de perder. Y el resto creo que pueden darle una oportunidad, a mí me gustó más de lo que me imaginaba que me iba a gustar.
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