Uno de los segmentos más memorables de Las tres caras del miedo (I tre volti della paura, Mario Bava, 1963) es, sin duda, "El Vurdalak", adaptación de un relato de Alekséi Tolstói (no el de Guerra y paz). Este relato, cuyo título original es La familia del Vurdalak, ha sido adaptado en distintas ocasiones a la gran pantalla, siendo una de las mejores adaptaciones La noche de los diablos (La notte dei diavoli, Giorgio Ferroni, 1972).
Un hombre amnésico (Gianni Garko) es encontrado desmayado en una zona boscosa. Llevado a un hospital, el misterio de su identidad se resuelve cuando Sdenka (Agostina Belli) lo identifica como Nicola, un hombre que pasó un tiempo en la granja de su familia. Nicola reacciona violentamente cuando la ve y, aterrado en su habitación, empieza a recordar la terrorífica aventura que pasó en esa aislada granja.
La noche de los diablos encaja perfectamente con el concepto "joya escondida". Es una fantástica película de terror que ha pasado demasiado tiempo desapercibida y que ahora recibe el reconocimiento que se merece. Es una película puente entre el cine gótico popular en la década de los 60 y el cine de terror visceral y gráfico de los 70. Aunque esta cualidad puede que no fuera intencional. Tiene un look naturalista, está rodada en escenarios naturales, lo que contrasta con, por ejemplo, la versión de Mario Bava rodada en un estudio. Sin embargo, Giorgio Ferroni tenía toda la intención de rodar una película al más puro estilo gótico, si bien más sangrienta que las películas de la década anterior. Pero debió parecer que el primer montaje tardaba demasiado en llegar a "las partes buenas", porque más tarde se le añadió al inicio una serie de imágenes sangrientas y sexuales, cuya intención es reflejar el confuso estado emocional del protagonista, y que sirven también para que el espectador no se impaciente demasiado hasta que llega la acción.
Pero si una de sus cualidades puede que fuera accidental y no buscada, lo que está claro es que La noche de los diablos funciona como una modernización de la historia de vampiros gótica, muy atmosférica y efectiva. Los efectos especiales de Carlo Rambaldi le dan el toque gráfico que buscaba el público contemporáneo, pero la estructura base sigue siendo la tensión que va en aumento con el acoso de los vurdalak. También, para resultar más moderna, tiene una conclusión muy setentera a la que se le añade un toque de ambigüedad para que el espectador le de luego vueltas a la cabeza.
Si a todo esto se le suma una estupenda banda sonora de Giorgio Gaslini y un buen reparto encabezado por Garko y Belli, el resultado es una película de terror que mezcla lo mejor de lo clásico y lo moderno. Un estupendo título para ver una noche de tormenta.
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