¿Qué mejor manera de pasar un domingo que en compañía de la diosa de ébano Pam Grier? La superestrella de la blaxploitation es la protagonista de estas fantásticas maravillas del celuloide.
Black Mama, White Mama, 1973, Eddie Romero: Empezamos con una producción que quería ser la respuesta femenina a Fugitivos (The Defiant Ones, Stanley Kramer, 1958). Pam Grier es Lee Daniels, una prostituta que huye de unos mafiosos a los que les ha robado dinero. Por aquellas cosas de la vida es encadenada a la revolucionaria Karen Brent, a la que pone su carne Margaret Markov. Ambas no tardan en escaparse de la cárcel que las retiene, como el Equipo A, y empieza su desesperada huida. Perseguidas por la policía y la mafia, tendrán que unir sus fuerzas aunque no les guste. La película tiene una gran primera hora en la que recrea una mini película de mujeres encarceladas, escena de ducha incluida, consistiendo el resto de la película en la huida de la pareja encadenada. Aceptables dosis de violencia, algo de humor y inesperado clímax hacen de esta película un buen entretenimiento y una gran manera de empezar el maratón. La película fue rodada en las Filipinas, que es donde también se rodó la carta de presentación de Pam Grier: The Big Doll House y su continuación The Big Bird Cage. Las dos fueron dirigidas por Jack Hill. Uno de los actores favoritos de Jack Hill es Sid Haig, que aparece en las tres películas, al igual que el filipino Vic Díaz.
Black Mama, White Mama, 1973, Eddie Romero: Empezamos con una producción que quería ser la respuesta femenina a Fugitivos (The Defiant Ones, Stanley Kramer, 1958). Pam Grier es Lee Daniels, una prostituta que huye de unos mafiosos a los que les ha robado dinero. Por aquellas cosas de la vida es encadenada a la revolucionaria Karen Brent, a la que pone su carne Margaret Markov. Ambas no tardan en escaparse de la cárcel que las retiene, como el Equipo A, y empieza su desesperada huida. Perseguidas por la policía y la mafia, tendrán que unir sus fuerzas aunque no les guste. La película tiene una gran primera hora en la que recrea una mini película de mujeres encarceladas, escena de ducha incluida, consistiendo el resto de la película en la huida de la pareja encadenada. Aceptables dosis de violencia, algo de humor y inesperado clímax hacen de esta película un buen entretenimiento y una gran manera de empezar el maratón. La película fue rodada en las Filipinas, que es donde también se rodó la carta de presentación de Pam Grier: The Big Doll House y su continuación The Big Bird Cage. Las dos fueron dirigidas por Jack Hill. Uno de los actores favoritos de Jack Hill es Sid Haig, que aparece en las tres películas, al igual que el filipino Vic Díaz.
Friday Foster, 1975, Arthur Marks: En esta película Pam Grier ya era una estrella. La película adapta una tira de prensa protagonizada por una fotógrafa que se mete en toda clase de líos. Pam Grier, por supuesto, es Friday Foster. Su jefe le encarga fotografiar la llegada del millonario Blake Tarr, el cual sufre un atentado. Foster es testigo y fotografía a los asesinos, que la empezarán a perseguir. A medida que Friday Foster investiga descubrirá un complot para matar a todos los líderes negros del país. En la película también interviene Yaphet Kotto como el amigo investigador de Foster, que le ayuda en los momentos peligrosos. Comparada con las otras películas, esta es bastante suave, y, de hecho, si no es por algún desnudo y la ocasional palabrota seguramente habría sido calificada para todos los públicos. Sin embargo, no deja de tener su encanto. Tiene un aire camp que la hace bastante divertida, así como varios toques absurdos del guión que le dan un aire psicotrónico. Aunque supongo que después del asesinato de Martin Luther King, la idea de un complot para asesinar a los líderes de la sociedad afroamericana no resultaba del todo imposible en su momento.
Coffy, 1973, Jack Hill: La película que convirtió en estrella a Pam Grier. Dirigida por su descubridor Jack Hill, como ya hemos mencionado antes, la película narra la venganza que Coffy lleva a cabo sobre unos traficantes. Mientras los estudios sólo querían un producto de acción para ganar algún dinero, Jack Hill dota a la película de una profundidad nada habitual en este género. El personaje de Pam Grier no es ningún ex-agente federal o policía embarcado en una cruzada personal, experto en armas y el combate cuerpo a cuerpo. Por el contrario, Coffy es una enfermera, una mujer que no tiene ningún entrenamiento especial y que usa su inteligencia para llevar a cabo su venganza. Destaca además el contenido político y las estadísticas que se dan sobre el efecto de las drogas sobre los niños, que eran los auténticos en aquel momento. Hill crea un gran personaje que Grier hace suyo por entero, aportando detalles de su propia experiencia. Además, destaca la habilidad del director para enlazar cada pequeño detalle que aparece en pantalla. También sale Sid Haig. Gran película, la mejor de las aquí comentadas, también tiene sus toques de pura exploitation, como la pelea entre Grier y una rival, así como abundantes dosis de violencia. Especialmente impactante resulta la escena que abre el film.
Foxy Brown, 1974, Jack Hill: De nuevo Jack Hill dirige a Pam Grier (y, en un pequeño papel, a Sid Haig) en otra historia de venganza. Teniendo historia similares y mismo director/guionista, Foxy Brown resulta muy diferente de Coffy. Pam Grier vuelve a encarnar a una mujer inteligente y fuerte, pero la película no es tan cruda, tiene más acción que violencia. El elemento político vuelve, reflejando las asociaciones y movimientos que la comunidad negra desarrolló en los setenta, como Black Pride o Black Is Beautiful. La película se ideó en un primer momento como una continuación de Coffy, lo que también explica los elementos comunes entre ambas. La villana es interpretada por Kathryn Loder que también aparece en The Big Doll House con Pam Grier y Sid Haig. Un gran final para el maratón, Hill vuelve a demostrar su habilidad para enlazar todos los elementos del guión, atando todos los cabos y sin dejar nada al azar. Todas y cada una de las situaciones están justificadas. Sin embargo, a pesar de lo que me gusta esta película, no puedo evitar preguntarme como habría resultado si los deseos de Hill se hubiesen cumplido y ésta hubiese sido la secuela de Coffy, que se iba a titular Burn, Coffy, Burn.
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