Si ya de por sí el cine japonés es peculiar, el cine de arte y ensayo japonés es ya para mear y no echar gota. The Embryo Hunts in Secret fue rodada en 1966 por Kôji Wakamatsu con guión de Masao Adachi. Seguro que al oír estos nombres ya lo tenéis todo más claro.
La película es una elaborada metáfora sobre la lucha de sexos y la misoginia galopante que hay en Japón. Un poco como lo que hizo Takashi Miike en Audition (Ôdishon, 1999) con un toque de El coleccionista (The Collector, William Wyler, 1965). El film de Wakamatsu gira en torno a un ejecutivo japonés (Hatsuo Yamaya) que una noche que sale de juerga con una de las empleadas de su empresa (Miharu Shima) decide secuestrarla y someterla a toda una serie de torturas y humillaciones hasta que se convierta en una criatura a su entera merced. Cuanto más resiste la mujer mayor sadismo aplicará el hombre en someterla.
A medida que la película avanza vamos conociendo algunas de las motivaciones del hombre: su madre se suicidó, cosa que el considera como un abandono, y su mujer intentó dejarle porque quería tener un hijo, él la mató. Estas motivaciones son extrapolares a los cambios que a mediados de los sesenta se estaba produciendo en la sociedad por los movimientos de emancipación de la mujer. No sólo los hombres japoneses reaccionaban con confusión y violencia, los hombres europeos tampoco eran ajenos a esto. Tampoco es algo que pertenezca al pasado, pensad en las cifras de mujeres muertas a manos de maridos maltratadores.
Wakamatsu muestra el miedo y la confusión que esto provoca en la mente del hombre japonés a través de las contradictorias actitudes que mantiene el personaje masculino en la película. Arrebatos de arrepentimiento y de búsqueda de amor materno son seguidos de arrebatos de violencia. Durante la ordalía, la protagonista femenina procura mantener la entereza e intenta huir cada vez que tiene oportunidad a la vez que intenta mantener su orgullo intacto.
La conclusión de Wakamatsu sobre como se resolverá esta situación no es muy optimista ni para el hombre ni para la mujer.
En cuanto a los valores artísticos de la película, Wakamatsu usa una estructura de flashback para ir alternando entre la tensa situación presente en el apartamento en el que transcurre el film y el pasado del hombre, donde vemos el origen de sus diferentes traumas. Se combinan imágenes con fotografías creando unos collage que ilustran el clima psicológico de los personajes. Para ello, el director nos muestra secuencias abstractas que nos transportan a la mente de los personajes en un continuo vaivén entre la narrativa convencional y la experimental.
El director Gonzalo López hizo una versión española de esta película titulada Embrión, protagonizada su versión por Sergio Bernal y Mariona Tena. No la he visto pero dudo que llegue al nivel emocional de la original ya que está enfocada más hacia el thriller convencional al juzgar por el tráiler. Vamos, como lo que hizo Pedro Almodóvar con Átame.
A continuación un fragmento de una de las escenas más logradas de la película. Wakamatsu en lugar de mostrar directamente el ataque a la mujer hace una serie de insertos pertenecientes a diferentes obras de arte que muestran a personas siendo torturadas (no toquéis el volumen, medio fragmento es mudo):
1 comentarios:
Como ya te deje en más de una ocasión, eres la única persona a la que permito me aconseje una película, y ésta me parece de lo más interesante. Ya la comentaré cuando la vea, porque creo yo que no la voy a encontrar subtitulada al castellano no?
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