Al escuchar el ruido tras él, Mann dirigió su mirada al espejo retrovisor y se sintió invadido por el miedo. El camión se precipitaba colina abajo, persiguiéndole.
Richard Matheson, Duel.
Un día, en un descanso entre clases en la universidad, le conté a una amiga el argumento de El diablo sobre ruedas (Duel, Steven Spielberg, 1971) y ella desechó que pudiera ser una película interesante con tan pobre premisa, sin importar lo que yo dijera. Quiso el destino que ese fin de semana dieran la película por televisión y ella la viera. Cuando nos volvimos a ver el lunes, admitió que yo tenía razón y que El diablo sobre ruedas era una película tremenda.
El diablo sobre ruedas demuestra que el hecho que porque una película sea un telefilme, o esté echa con cuatro duros o tenga una sinopsis simple no ha de ser automáticamente mala: todo depende del talento de la gente que la haga. Otro ejemplo de ello sería Ciudadano X (Citizen X, Chris Gerolmo, 1995).
El origen de El diablo sobre ruedas se remonta al 22 de noviembre de 1963. Aquel día, Richard Matheson se encontraba jugando al golf con un amigo cuando ambos escucharon por la radio que habían disparado al presidente Kennedy. Afectados por la noticia, volvieron a casa en coche y, durante parte del trayecto, fueron seguidos por un camión que se colocó demasiado cerca. La situación enfureció a Matheson y su amigo, ya airados por el asesinato de Kennedy, y fue entonces que a Matheson se le ocurrió la premisa de la historia que publicaría siete años después, en The Playboy Magazine.
Es entonces que se deciden en la Universal filmar el relato como película de televisión, para emitirlo en el Saturday Night Movie, tras desechar filmarlo como largometraje cinematográfico. En un principio Matheson no estaba seguro de poder expandir el relato en un guion que llegara a los 90 minutos, pero una vez se puso a escribir no encontró problemas a la hora de crear la historia. Sólo faltaba alguien que la dirigiese.
Para ello se escogió a un joven Steven Spielberg. Spielberg no fue la primera opción del estudio y no estaban muy convencidos de sus habilidades, hasta entonces sólo había dirigido unos cuantos episodios de series como Colombo y Galería nocturna y ni siquiera había acabado la carrera ni obtenido ningún título, pero Spielberg finalmente les convenció de que podía llevar a buen puerto la película. Y así fue, Spielberg aprovechó lo remoto de las localizaciones para filmar alejado de la influencia del estudio y con total libertad. En apenas dos semanas filmó la película que tras su emisión recibió estupendas críticas y alabanzas.
Tal fue el éxito que la Universal se decidió a estrenar la película en cines en Europa, para lo cual Spielberg filmó unas cuantas escenas adicionales para que la película pasase de los 74 minutos que originalmente duraba a unos 90. La película se estrenó en cines en 1973.
Una de las grandes virtudes de El diablo sobre ruedas es su sencillez, como explora el concepto central de manera exhaustiva y el espectador se sumerge en el suspense de la película de lleno. Es esta sencillez también la que llevó a los críticos europeos a ver interpretaciones metafóricas y alegóricas que, ciertamente, ninguno de los responsables de su creación tenían en mente.
La razón por la que la película es tan efectiva radica en gran parte en el talento de Spielberg y también en el guion de Matheson a la hora de representar al atormentador del pobre David Mann (Dennis Weaver): el camionero del cual nunca vemos el rostro.
Básicamente, la película funciona por todas las cosas que no sabemos: ¿Quién es ése camionero? ¿Por qué decide perseguir a David Mann? En ningún momento se nos da ninguna pista sobre la identidad del camionero ni sus motivaciones, lo que hace que resulte amenazante y aterrador, ya que nada da más miedo que lo desconocido.
A medida que avanza la película el camión y su conductor se convierten en una entidad indivisible, adquiriendo el camión vida propia a medida que se intensifica el hostigamiento sobre Mann, culminando en un rugido final propio de un monstruo de tiempos pasados.
Tenemos que mencionar también la estupenda interpretación de Dennis Weaver como David Mann, encarnando a un tipo normal y corriente que de repente se ve metido en una situación completamente demencial. Son sus reacciones hacia la situación las que aportan parte de la intensidad de la película, ya que el espectador cree lo que le está sucediendo al pobre Mann.
La estructura de la película recuerda a la de Los pájaros (The Birds, Alfred Hitchcock, 1963), en la manera como se va graduando la intensidad de los ataques del camionero. Esta manera de administrar el suspense hace que el espectador se vaya sumergiendo poco a poco en la atmósfera de pesadilla de la película, de manera que el tramo final no resulta inverosímil, sino que representa la evolución natural de la historia.
Es de admirar como la película sigue siendo efectiva hoy día, tal vez por lo real que resulta ya que carece de efectos especiales o escenas excesivamente espectaculares para lo que cuenta. Simplemente un hombre perseguido por un loco.
6 comentarios:
Gran película, sin duda, y una ambientación asfixiante. Una vez leí en no sé donde una comparacion entre Tiburon y El diablo sobre ruedas que me llamó poderosamente la atención.
Por cierto, soy el Dr. Gonzo. Tengo que escribir en anónimo porque el puto blogger está otra vez dando fallos, de modo que disculpad que no responda a los mensajes en mi blog.
Como se me hinchen las narices me paso a wordpress...
La comparación debía porque en el fondo no son muy diferentes, cambiando el camión por un tiburón.
Yo también he tenido muchos problemas con blogger últimamente, espero que lo arreglen pronto.
Si el mundo fuera un lugar justo la sola mención de Richard Matheson debería ser suficiente para que todo el mundo babeara. Gran peli, no hay duda.
A mí me da problemas blogger en ie pero en firefox no.
Desde luego, Matheson es uno de los grandes, me he leído varias novelas suyas y antologías de relatos, además de seguir su trabajo en la Dimensión desconocida y los diversos guiones que escribió para cine y todo de una gran calidad. Por desgracia no es demasiado conocido en nuestro país fuera de los aficionados.
Por cierto, Stephen King y su hijo Joe Hill escribieron un relato homenaje a Duel titulado Road Rage que no está mal. Está incluido en una antología homenaje a Richard Matheson en la cual varios escritores aportan cuentos basados o inspirados o secuelas de relatos y novelas de Matheson. La antología se llama He Is Legend.
Una de las pelis que más me atraen de Spielberg. Es inquietante, como una pesadilla. Yo la metería perfectamente dentro del género de terror, quizás terror psicológico. Me mola la vulnerabilidad de Dennis Weaver y como afronta la lucha contra la amenaza. Ya sabes que este actor hizo una serie muy conocida en los 70: McCloud, el policía con estética de cowboy. Era bastante simpática. Un saludo.
Javi, Corazonada no tuvo tiempo de fracasar ya que Coppola la retiró de circulación al poco de estrenarla en USA.
Sí, Duel es una película de terror con todas las de la ley, de ahí que la etiquete como tal. Spielberg se decidió por Dennis Weaver a raíz de su papel en Sed de mal, y de hecho compaginó su trabajo en Duel con el de la serie McCloud. Y desde luego su vulnerabilidad es una de las razones por las que su interpretación funciona. Saludos.
Publicar un comentario