Me fascinan los 70, una década donde todo el mundo pareció volverse loco, hortera o las dos cosas. Sólo en los 70 se podía estrenar una obra con el título Jesucristo superstar en serio. Tal vez sea un defecto de carácter, pero me parece un título (y quiero decir literalmente título) hilarante que siempre me hace reír. Me parece un título extrañamente alegre también teniendo en cuenta que al final al protagonista SPOILER lo crucifican FIN SPOILER. Tal vez sea porque lo relaciono con el divertidísimo clásico de José Luís Martín Jesusito Demivida Superstar, donde se narra la descacharrante segunda venida de Jesucristo en la cual acaba convertido en astronauta junto a Ronald Reagan.
El caso es que la ópera rock con letras de Tim Rice y música de Andrew Lloyd Webber fue convertido en film de la mano de Norman Jewison en 1973. Para la versión cinematográfica se creó una nueva canción y se cambiaron algunas letras para hacerlas más "aceptables" para los espectadores cristianos. Oscilando entre el rock setentero y el estilo Broadway, la música está bastante bien, aunque hay un momento que me recuerda al tema principal de la serie Batman de los 60 y me es imposible no reírme. No paro de imaginarme como hubiera sido una serie parecida pero con Jesucristo de protagonista en lugar de Batman (da da da da da da da da ¡Jesucristooo! da da da da da da da da ¡Jesucristooo!). En fin, es el tipo de tontería que me hace gracia.
La película tiene cosas positivas y cosas negativas, pero en general he de decir que su visionado me resultó satisfactorio. Se inicia con un autobús que llega a un recóndito lugar de Israel y del cual se bajan una troupe de actores, se supone, que empiezan a vestirse y prepararse para una obra. La obra es claro Jesucristo Superstar. Jewison mezcla ropas antiguas con modernas, metralletas con lanzas y escenarios desnudos para enfatizar el aspecto alegórico y mitológico de la historia. Esta mezcla de elementos antiguos y modernos da a lugar a toques interesantes, como cuando en pleno calvario diversos testigos le van preguntando a Jesucristo (Ted Neeley) moviendo las manos como si sostuvieran un micrófono y fueran periodistas. Al ser una ópera rock, y por tanto sin escenas de diálogo hablado, no se rompe en ningún momento la cualidad atemporal y mística que Jewison le imprime a la película, aspecto que me recordó al cine de Jodorowsky, haciendo que las referencias al mundo moderno no queden fuera de sitio.
Los aspectos negativos de la película tienen que ver en gran parte con las actuaciones, algunas de ellas no muy convincentes, pero también con la caracterización hippie de los cristianos. Para 1973 el movimiento hippie estaba ya más que muerto y en la película parece algo pasado de moda y fuera de sitio. Un poco como la versión cinematográfica de Hair que se estrenó en 1979.
Sin embargo, estos pequeños detalles no me impidieron apreciar la película, igual que otros toques algo horteras y kitsch que a otros le parecerían ridículos y a mi me hicieron gracia. Como para mí toda religión es mitología, pude disfrutar de la película sin prejuicios. Toda mitología resulta interesante por lo reveladora que es de la sociedad que la crea, aunque sus representaciones estén alejadas de las fuentes. Como, por ejemplo, la grandiosa Furia de titanes (Clash of the Titans, Desmond Davies, 1981).
En resumidas cuentas, Jesucristo superstar es una muy disfrutable ópera rock, en algunos momentos me sorprendí a mi mismo moviendo la cabeza al ritmo de la música, a la cual su director le imprimió un mensaje, más que religioso, pacifista.
En resumidas cuentas, Jesucristo superstar es una muy disfrutable ópera rock, en algunos momentos me sorprendí a mi mismo moviendo la cabeza al ritmo de la música, a la cual su director le imprimió un mensaje, más que religioso, pacifista.
2 comentarios:
Mi musical favorito (que quede claro, soy ATEA. No me gusta por lo de la vida de Jesus, me gustan las canciones, sobretodo las de Judas)
No sé es mi favorito, pero desde luego es un gran musical. Coincido contigo en que el número de Judas es el mejor de la obra. Me ha quedado siempre la curiosidad de ver esta obra en el teatro.
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