Con un título como Ensalada Baudelaire, esta producción de 1978 dirigida por Leopoldo Pomes podría tratar sobre cualquier cosa: sobre ensaladas, sobre Baudelaire, sobre una ensalada que le gustaba a Baudelaire... Pero esta curiosa y más conocida de oídas que vista película trata un tema tan clásico como es el ahora de moda género de la invasión hogareña.
Carlos (Xabier Elorriaga) y Andrea (Marina Langner) son un acaudalado matrimonio que mientras está dando una vuelta con su yate invitan a una curiosa pareja a la que ven en un pedalón. Al principio todo es diversión, pero cuando invitan a la pareja a marcharse, estos se niegan. Y como os podéis imaginar la cosa se tuerce a partir de aquí.
Normalmente este tipo de películas optan por la violencia y la angustia, alimentándose del miedo que provoca que te secuestren en tu propia casa (o barco, como es el caso). Sin embargo, en este caso la película opta por la sátira y la lección moral. El tono es bastante serio pero al final, sin entrar en detalles, se nos demuestra que no se tienen intenciones muy serias ya que, cuando todo parece haber terminado, una voz nos anuncia que nos esperemos y nos muestran dos posibles finales más para la película. En total, tres finales para un film que no llega a los 90 minutos.
Los actores están bastante bien, aunque el doblaje en algunos momentos falla y resbala un poco. Marina Langner era una actriz/modelo muy bella (fue finalista de Miss Mundo por Alemania) y aguanta bien el tute que le dan en la película, es el centro de los ataques. Para eliminar el acento alemán le ponen una voz que de forma efectiva transmite la frialdad y desprecio por los demás que requiere el personaje. Llorenç Santamaria interpreta a Santi, uno de los asaltantes, y también le doblan la voz, de forma no muy afortunada, para eliminar el acento catalán (era la costumbre entonces, aunque también es cierto que en la película hay una escena en catalán) o porque no era muy buen actor, una de las dos. No sé hasta que punto es conocido fuera de Catalunya, pero aquí Santamaria lo es como cantante de rock de pasado hippie, así que resulta bastante chocante verlo en un papel como este.
Como es habitual en el caso de los fotógrafos que se pasan a la dirección, el aspecto visual está muy cuidado y bien ejecutado. En lo que respecta al guion, es un poco desigual. Pomes, Romà Gubern y Òscar Tusquets cocinan una historia que, si bien es cierto que puede ser vista como una sátira, roza en varios momentos la pura misogínia.
Las diferencias sociales y la lucha de clases parecen ser los temas principales del film. Al inicio, se nos muestra a Carlos como un hombre obsesionado con el físico de su esposa: se dedica a hacerle fotos mientras duerme desnuda (que en ocasiones pone a la vista del mayordomo, cosa que a ella parece no importarle en exceso), y continuamente la está elogiando por su belleza e intenta tocarla. Por el otro lado, Andrea se muestra como fría, altiva y distante, despreciando en todo momento a Carlos. La película pasa entonces a retratar a la pareja en su entorno, que es el típico pijo-burgués catalán (que supongo no muy diferente del del resto del mundo). Es socializando en su entorno que averiguamos que mientras que Andrea pertenece a una familia de la alta nobleza, de ahí su aristocrático desprecio por los demás, que es muy noble y tiene muchos títulos pero está en la ruina, o lo estaba hasta que se casó con Carlos, que es un empresario forrado de dinero y salvó a la familia noble. Se empiezan a entender, así, los despreciativos comentarios con los que Andrea continuamente insulta a Carlos, que siempre giran en torno a su poca destreza social o hacia la vulgaridad de los perfumes que fabrica.
Este énfasis en la aristocrática altivez de Andrea se justifica luego en las humillaciones a las que es sometida por parte de la extraña pareja que se encuentran, siendo tratado como una criada especialmente torpe. La única razón por la que son invitados a bordo es porque Andrea lo ve como una oportunidad para reírse de ellos. Así, tras atar e inmovilizar a Carlos, la pareja se dedica a humillar Andrea haciendo que les haga la cena y les sirva como si fuera una criada, la obligan a decir "señor" en cada frase, y se dedican a despreciar su feminidad y sus habilidades como seductora, lo cual se hace más hiriente cuando se descubre que la silenciosa mujer que acompaña a Santi es en realidad un hombre (Ricard Masip).
Centrarse en una serie de "humillaciones sociales" hace que la película se aguante bastante bien y se mantenga la tensión sin llegar a ser excesivamente desagradable, como habría pasado si se hubiera inclinado por un estilo más "saloniano". De todos modos, la misogínia de la que hace gala, sea satírica o no, está ahí. Interesante de ver para luego discutir las intenciones del director.
4 comentarios:
Lo erótico siempre es un buen reclamo para que la gente se decida a ver pelis. En este género no va a ser menos, sino todo lo contrario. Me da curiosidad lo de la actriz alemana que fue finalista de Miss Mundo (que creo que no es el festival de belleza más prestigioso; creo que es Miss Universo más importante :-D ).
Eso del burgués que se casa con la aristócrata para adquirir prestigio social y de la noble cuya familia está en la ruina y se casa con el burgués por dinero suena a muy antiguo, pero bueno, tal vez en la peli adquiera su sentido.
Potente la canción de Joan Jett. Un saludo, Raül.
La película no es erótica ni mucho menos. Por lo menos yo no creo que lo sea, sino que se usaron elementos eróticos para promocionarla, que no es lo mismo.
No es que sea antiguo, todavía se sigue dando. De todos modos, la película es del año 78, momento en el que era algo bastante corriente (piensa en La escopeta nacional de Berlanga).
Y he escogido la versión Joan Jett de esta canción de Iggy Pop, aparte de pq me gusta Joan Jett (y Iggy Pop también), porque la letra y el tema de la canción pegan bastante con la peli.
Un saludete.
Por cierto, ¿soy el único que piensa que Haneke fusiló a saco Ensalada Baudelaire para su archifamosa Funny Games? Vale, no hay niño y el final da un sentido distinto a la película, pero vaya tela todo lo demás. Incluso todo lo del perro está tratado EXACTAMENTE igual. Cuando el perro desaparece empieza la pesadilla y luego es ella la que lo encuentra muerto.
Pues no lo había pensado (no me gustó Funny Games así que la tengo bastante olvidada) pero es verdad ahora que lo dices.
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