En 1989 se estrenó la que se suponía iba a ser la última entrega de la franquicia Indiana Jones: Indiana Jones y la última cruzada (Indiana Jones and the Last Crusade, Steven Spielberg). Tal vez la búsqueda de un sustituto hizo que Hollywood estrenara durante los años 90 del siglo XX tres películas de aventuras con aire retro. Ambientadas en la década de los 30 del siglo XX, protagonizadas por populares personajes de la época de los seriales que habían protagonizado programas de radio, cómics y novelas, la base sobre la que se inspiró Indiana Jones, excepto el primero que se basaba en un reciente cómic de entonces pero bebía de la misma fuente: Rocketeer (The Rocketeer, Joe Johnston, 1991), The Shadow (La sombra) (The Shadow, Russell Mulcahy, 1994) y The Phantom: El hombre enmascarado (The Phantom, Simon Wincer, 1996). The Shadow pensaba que ya la había comentado, pero resulta que no así que la comentaré pronto, de momento hoy nos centramos en la que tuvo peor suerte de las tres: The Phantom.
The Phantom, conocido en España como El hombre enmascarado, fue creado por Lee Falk en 1936, publicado en tiras de cómic en cientos de periódicos todavía hoy. La película parecía una apuesta segura, pero los problemas empezaron pronto cuando el primer director escogido, Joe Dante, decidió retirarse porque el guion era demasiado cómico y poco serio, repitiendo luego que el reparto interpretaba demasiado seriamente sus personajes. El guion corrió a cargo de Jeffrey Boam, guionista de Indiana Jones y la última cruzada que, entonces, era la entrega más cómica y ligera de la franquicia. Pero la película tiene un tono más equilibrado de lo que puede parecer, con varios momentos cómicos pero sin ser una comedia completa.
Billy Zane es The Phantom, personaje que interpreta con mucho gusto y pasión. Sin embargo, la película arranca sin explicar mucha cosa de las habilidades y poderes del personaje, como si fuera una entrega más en una serie de películas. Lo cual provoca que al final aparezcan detalles que parecen salidos de la nada. Pero me adelanto. El resto del reparto lo componen Treat Williams, James Remar y una joven Catherine Zeta-Jones a la que no le cuesta mucho ensombrecer la que se supone que es la protagonista femenina Kristy Swanson. Un buen reparto que se lanza a la entretenida aventura que pretende ser la película.
En su día, como ya he dicho, la película fue un fracaso de taquilla. Muchos de los elementos más fantasiosos los espectadores no se los tomaron en serio, ya obligando a cortar muchas escenas por las reacciones de los asistentes a los pases previos. Pero, para mi, estos son los elementos que hacen interesante la película, por eso lamento que apenas se explique nada de las habilidades del personaje, simplemente se presentan y se explica brevemente su origen. En general, la película, vista con ojos modernos, me sigue pareciendo muy entretenida, por eso es una lástima que el final sea bastante flojo.
A pesar de sus problemas, creo que es un film que puede gustar a los amantes del cine de aventuras clásico y de la estética de los seriales de los años 30. Los únicos, como servidor, que podemos apreciar este estilo de narración por lo que es, sin que nos resulte ridículo o extraño.
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