El subgénero conocido como rape & revenge tiende a ser bastante polémico, ya que se alimenta de las reacciones viscerales del espectador, lo que lleva también a defensas o condenas igualmente apasionadas. En mi caso, es algo que va de película en película, sin generalizar. Y cuando estamos ante películas como Venganza desnuda (Naked Vengeance, Cirio H. Santiago, 1985) es fácil posicionarse a su favor.
Carla Harris (Deborah Tranelli) sufre una racha de la peor mala suerte imaginable: su marido es asesinado y la policía se ve incapaz de arrestar al culpable. Cuando intenta alejarse de todo volviendo al pueblo en que creció, es recibida con múltiples momentos de acoso sexual y la hostilidad de las fuerzas del orden (hay un momento en que la desesperada Carla incluso grita "¡¿es que todos son unos pervertidos en este pueblo?!"). Estos ataques desembocan en una violación en grupo que culmina con el asesinato de los padres de Carla que llegan a casa en el peor momento. Esta acumulación de traumas resulta ser demasiado y Carla decide, inspirada en los delirios de una paciente en el hospital donde simula estar catatónica, vengarse de la manera más violenta posible del grupo de machitos que la atacó.
"Arde, bastardo" |
Cirio H. Santiago era un director filipino especializado en la exploitation con generosas de acción. Ya había de él antes, comentando un par de sus películas de acción y uno de sus títulos también centrado en la venganza. Estar familiarizado con la ouvre del director hizo que me sorprendiera lo bien que está hecha esta película. Hay que considerar el excelente trabajo del reparto, principalmente Deborah Tranelli que lo da todo para que su personaje resulte verosímil y sus traumas reales, y el guion de Anthony Maharaj, otro habitual de la exploitation de acción más desmelenada, y un tal Reilly Askew, nombre que es posible sea un pseudónimo por lo poco creíble que es, aunque no he podido encontrar ninguna confirmación al respecto.
"¡Sorpresa!" |
Hay varios elementos que hacen destacar este título sobre otros del género. Primero, la manera en que mezcla el rape & revenge con el subgénero de los justicieros urbanos. Segundo, la brutal y sin compasión venganza de Carla, ejecutada de manera que llenaría de orgullo al Exterminador. Tercero, la manera en que se teje y desarrolla la historia. Si están justificadas las acciones de Carla o no es secundario, la suma de asesinato de marido y familia, más el acoso seguido de violación en grupo hacen que sea una reacción justificada desde el punto de vista del género. Pero, además, Fletch, el jefe del grupo que interpreta Kaz Garas, enciende los ánimos del pueblo para dar caza a esta "peligrosa asesina", de modo que Carla es perseguida por hordas de ciudadanos empuñando antorchas como si Carla fuera el monstruo de Frankenstein. Lo cual resulta casi una alegoría de cómo durante mucho tiempo se acusaba a las víctimas de violación como si, de algún modo, hubiesen sido las provocadoras del ataque. Por supuesto, la intención de los cineastas estaba alejada de cualquier intento de comentario social, lo único que buscaban era crear una entretenida película que les rindiera económicamente.
Y no hay duda de que crearon una película tremendamente entretenida que sigue impactando a los aficionados con la sangrienta venganza de Carla.
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