De las diversas adaptaciones que se han hecho del relato clásico de Edgar Allan Poe El pozo y el péndulo, El péndulo de la muerte (The Pit and the Pendulum, Stuart Gordon, 1990) posiblemente sea una de las más perturbadoras e interesantes.
Esta adaptación dirigida por Stuart Gordon es, hasta la fecha, la única adaptación cinematográfica de la historia ambientada en el mismo periodo histórico y la misma localización que la del relato de Poe. Pero sigue la misma estrategia de adaptación que todo el resto. Es decir, debido a la breve y personal naturaleza del cuento original, este se utiliza solamente en la parte final, construyendo toda una historia creada por los cineastas alrededor de ese final. La trama nos traslada asi a la España de finales del siglo XV. En Toledo, el gran inquisidor Torquemada (Lance Henriksen) domina a la población mediante el miedo y el fanatismo religioso. Cualquier simple acusación da pie a que Torquemada y sus seguidores torturen hasta arrancar inventadas confesiones que, inevitablemente, llevan a morir en la hoguera. En un intento de detener la condena de un niño, María (Rona De Ricci) y su marido Antonio (Jonathan Fuller) son detenidos. Pero Torquemada descubre algo distinto en María al del resto de prisioneros: se está enamorando de ella. María y Antonio harán lo posible de escapar de las garras de la Inquisición, mientras Torquemada se enfrenta a nuevas emociones que expresa de la manera más perversa y demente posible.
Uno de los elementos que más destaca de la película es el reparto con el que contó. Podemos disfrutar de la presencia de, entre otros, Jeffrey Combs, Tom Towles, Frances Bay y Oliver Reed en un pequeño pero memorable papel. Sin embargo, el que más destaca es Lance Henriksen como Torquemada, reflejando la conflictiva personalidad del personaje. Uno de los detalles que lo hacen particularmente inquietante es que, al contrario que sus lacayos, Torquemada es un fanático creyente y realmente cree que la tortura y el asesinato son la mejor manera de luchar contra el mal. Sobre esta base se construye una película que no tiene ningún rigor histórico, ni falta que le hace, ya que está más interesada en crear una reflexión sobre el fanatismo religioso y sus extremos más perversos. Además, en el guion se tejen también elementos de El barril de amontillado y La caída de la Casa Usher, lo que hace que esta sea también una película muy poeniana, a lo que se suma el humor negro habitual en las películas de Stuart Gordon.
El péndulo de la muerte no es de los títulos más populares en la filmografía de Gordon, pero sí es uno de los más interesantes. Sobre todo si tenemos en cuenta que fue producido por la Full Moon de Charles Band, que no estrenaba títulos de este calibre. Un perverso film de terror que también sirve como reflejo del presente, a pesar de estar ambientado en 1492.
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