Ironías de la vida, la misma semana que me llegó en Blu-ray Mandy (Panos Cosmatos, 2018) fue la misma que se estrenaba en salas de cine en España. Lo que ha hecho que considere ir a verla al cine a pesar de tenerla ya en casa, debido a que es toda una experiencia que la pantalla de cine no puede hacer más que ensalzar.
Esta es una de esas películas en que el argumento no da idea de qué es exactamente lo que se va a encontrar el espectador, incluso puede sugerir una idea completamente equivocada. El argumento es simple: ambientada en 1983, Mandy cuenta la historia de Red Miller (Nicolas Cage), un leñador que se embarca en una sangrienta venganza contra la secta que ha asesinado a su novia Mandy (Andrea Riseborough). Un planteamiento que, teniendo en cuenta que está ambientada en los 80, puede hacer creer que se trata de una nostálgica cinta de acción, pero nada más lejos de la realidad.
Panos Cosmatos, hijo del director George P. Cosmatos, deliberadamente crea una trama sencilla porque lo que le interesa es crear una experiencia visceral en el espectador. Sumergirlo en un universo surrealista y delirante a traves de imágenes hipnóticas que cuentan con el apoyo de una de las últimas bandas sonoras que compuso Jóhann Jóhannsson. Mandy nos ofrece un paisaje visual y sonoro en el que se mezclan referencias al cine de acción, terror y ciencia ficción, pero recodificadas para formar una visión artística alejada del cine comercial (contra el que no tengo nada en contra, todo lo contrario). Algo parecido a lo que hacen Hélène Cattet y Bruno Forzani cuando utilizan los códigos estilíscos del giallo para crear cine experimental. Aunque Cosmatos no llega a los extremos de Cattet y Forzani, en el sentido que no deja de ser cine narrativo y no experimental, aún así, cuando llegan los títulos de crédito, uno tiene la sensación de que ha experimentado Mandy más que simplemente verla. Sin embargo, el film de Cosmatos también hace gala de cierto perverso sentido del humor. Es un film sangriento y brutal, sí, pero al mismo tiempo con momentos tremendamente divertidos.
Por supuesto, uno de los puntos fuertes de la película, más allá de lo visual, es la fantástica interpretación de un inmenso Nicolas Cage. Cage es un actor que me encanta porque no importa la calidad de la película en que esté trabajando, él siempre resulta interesante. Por suerte, en este caso su genial trabajo enriquece una película ya de por sí fascinante, con lo que todos salimos ganando.
Me pregunto qué tal encajaría una doble sesión de Mandy y Furia ciega (Drive Angry, Patrick Lussier, 2011): ambas tienen argumentos parecidos y están protagonizadas por Nicolas Cage. Pero mientras Panos Cosmatos, como ya he mencionado, lleva sus influencias de la exploitation hacia el cine de autor, Patrick Lussier las utiliza para intentar recrear una pieza de entretenida exploitation. Un interesante contraste.
Si no la habéis visto ya, es definitivamente una película que recomiendo. Reventar cabezas puede también ser arte.
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