11 oct 2011

Panteras


El productor Val Lewton y el director Jacques Tourneur crearon, a principios de los años 40, unas atmosféricas películas de terror que se han convertido en clásicos. Por supuesto, en el momento de su concepción no eran más que películas de bajo presupuesto producidas por la RKO, hechas con la intención de competir con las producciones de la Universal.

La primera de estas producciones fue La mujer pantera (Cat People, 1942).

La mujer pantera fue un gran éxito de taquilla. Se dice que estuvo tanto tiempo en cartel que los críticos que en un primer momento la vieron y la pusieron a caldo, volvieron a verla y se retractaron de sus primeras críticas. Además, retrasó el estreno de las siguientes películas de Tourneur: Yo anduve con un zombie (I Walked with a Zombie, 1943) y El hombre leopardo (The Leopard Man, 1943). ¿Qué tenía esta película que atraía a multitudes de espectadores?

El bajo presupuesto que tenían para hacerla, hizo que Lewton y Tourneur agudizaran sus ingenios al máximo para poder ofrecer un espectáculo inolvidable. Desarrollaron una estética basada en el suspense y las sombras, en la insinuación y la sugerencia. Tourneur desarrolló además una manera de crear tensión para luego liberarla en un incidente aparentemente inofensivo que se sigue haciendo hoy día. De modo que la próxima vez que veáis una película en la cual su protagonista parece estar en peligro y luego resulta que sólo es un gato o alguien que le pone la mano en el hombro, pensad que Tourneur fue el primero en hacerlo hace casi 70 años.

Esta atmósfera fue conseguida a pesar de la insistencia de los ejecutivos del estudio de que se tenía que ver más al monstruo, para eso pagaba la gente la entrada de cine. Pero la pareja de productor y director se mantuvieron firmes. Además, lo que atraía a los espectadores a ver la película no era la pantera asesina, sino otra cosa: el sexo.

La mujer pantera trata sobre la represión sexual y el miedo al sexo. El código censor, implantado a mediados de los años 30 en Estados Unidos, desterraba cualquier referencia sexual, por mínima que fuera, de las pantallas. Sin embargo, eliminar la expresión artística una parte fundamental de la naturaleza humana no iba a ser fácil. Las películas exploitation de la época, proyectadas en espectáculos itinerantes y fuera de los circuitos de las grandes productoras de cine, ofrecían sexo en abundancia, justificándolo como películas educativas, con el objetivo de saciar la curiosidad de los espectadores. Pero las producciones de cine más "serias" debían recurrir a otros métodos. Por otro lado, las teorías freudianas sobre la psicología humana y el psicoanálisis estaban de moda en Hollywood, que llenó sus películas de psicólogos y pseudopsicología.

Así, si bien hoy día el subtexto sexual del film es bastante evidente, en aquella época podía pasar desapercibido por muchos espectadores, pero la sensación se mantenía.

Hecha con la obvia intención de aprovechar el éxito de La mujer pantera, la secuela La maldición de la mujer pantera (The Curse of the Cat People, Gunther von Fritsch y Robert Wise, 1944) no tiene apenas relación con la película original y resulta bastante aburrida y poco interesante, a pesar de contar con Val Lewton en la producción y ser escrita por el mismo guionista que la primera, DeWitt Bodeen.

Al fin y al cabo, la historia gira en torno a una maldición que provoca que la pobre Irena (Simone Simon) se transforme en una criatura sedienta de sangre si se excita o tiene cualquier tipo de contacto sexual. Lo que provoca una tremenda frigidez en Irena y una gran frustración en su marido Oliver Reed (Kent Smith). Como no podía ser de otra manera, el psicólogo Loius Judd (Tom Conway) intentará ponerle remedio convencido que los miedos de Irena tienen un origen bastante natural y poco sobrenatural. Oliver, obviamente cargado, se confía en su amiga Alice (Jane Randolph), más que dispuesta a consolarlo, provocando finalmente que la naturaleza bestial de Irena salga a flote.

En una época donde no había mucha información y una gran represión de cualquier cosa que pudiera ser considerada inapropiada por parte de grupos tremendamente moralistas, el sexo podía adquirir una dimensión mítica y, en cierta forma, monstruosa. Y no estoy seguro de que esto forme parte del pasado, de modo que la alegoría de La mujer pantera, como la represión puede convertir algo natural en monstruoso, puede seguir siendo válida hoy día.

Por supuesto, si en 1942 el sexo formaba parte del subtexto de la película. En el remake de 1982, El beso de la pantera (Cat People, Paul Schrader), el sexo ya no se escondería y sería bastante evidente.


Creo, sinceramente, que este remake supera de largo el original. Los efectos especiales de Albert Whitlock, la música de Giorgio Moroder -incluida la aportación de David Bowie-, el reparto -que incluía a Malcolm McDowell y las bellas Nastassja Kinski y Anette O'Toole-, pero, especialmente, la dirección de Paul Schrader hacen de esta película un clásico de culto, ya que no tuvo mucha suerte con la taquilla en su momento.

El guion aparece acreditado a Alan Ormsby, pero Paul Schrader se encargó de reescribirlo, de manera que le añadió toda una trama en torno a la obsesión y la pasión. La fascinación y obsesión que siente Oliver (John Heard) en la película por Irena (Kinski) es un reflejo de la fascinación que provocaba Kinski en Schrader, los cuales mantuvieron un romance durante el rodaje de Cat People que terminó al acabar la filmación.


Por si fuera poco, se le añadieron a la película sus buenas dosis de masoquismo e incesto, para animar un poco la trama. Sólo manteniendo relaciones sexuales con otros de su misma familia, Irena y Paul (McDowell) pueden evitar transformarse en criaturas sedientas de sangre, lo que provoca no pocos conflictos en Irena que no preocupan demasiado a Paul, el cual no tiene muchos miramientos a la hora de comerse a diversas mujeres, tanto literal como figurativamente.

De este modo, mientras la película avanza como una película de terror habitual, la manera que tiene Schrader de reflejar los diferentes aspectos sexuales que adornan la trama la convierten en algo diferente. Es la manera personal que tiene Schrader de representar lo que en manos de otro director habría sido una típica película de terror normal lo que eleva el film.



6 comentarios:

Dr. Gonzo dijo...

Sólo he visto el remake, y me gustó mucho, eso si, la chavala se pasa más tiempo desnuda que vestida (cosa que no me importa, porque estaba muy rica).
La banda sonora también me gustó mucho, y en general me pareció entretenidísima, aunque tengo que revisarla, porque casi no me acuerdo de nada.

Raúl Calvo dijo...

Pues tendrías repasarla pero ya! Por cierto, terminada la película la Kinski se replanteó lo de las escenas desnuda, ya que cuando la hizo estaba liada con el director y luego no, pero como ya lo sabía al firmar el contrato se quedó todo como estaba.

Mario dijo...

Tengo mucho entusiasmo por ver el clásico, desgraciadamente no lo he podido hacer hasta la fecha por lo que solo puedo llevarme tu agradable lectura sin aportar mucho, también el remake con la bella Kinski, el poster es sugerente, tiene mucho atractivo, he leído que el remake es considerado malo pero leyéndote me dejas con la duda. Espero ver ambos. Saludos.

Mario.

Raúl Calvo dijo...

Bueno, supongo que la consideración de la película varía dependiendo del país. Aquí, por lo menos, está muy bien considerada.

Einer dijo...

A mí la versión original no me gustó. Del remake no tenía ni idea pero si sale la Kinski en bolingas me interesa.

Raúl Calvo dijo...

Pues te vas a empachar de Kinski.