17 oct 2025

Susurros en la oscuridad (Whispers in the Dark)

 


 

En el inagotable pozo del thriller erótico noventero nos encontramos Susurros en la oscuridad (Whispers in the Dark, Christopher Crowe, 1992). Annabella Sciorra es la doctora Ann Hecker, una psicóloga que se siente cada vez más atraída y fascinada por las actividades de interior que le cuenta Eve, una de sus pacientes a la que da vida Deborah Kara Unger, cada vez más retorcidas y más cerca del sado. Las confidencias de su paciente le hacen evidente a Ann lo estancada que está su vida, por lo menos hasta que conoce a Doug, interpretado por Jamey Sheridan, un hombre atractivo que hace que Ann vuelva a sentirse viva. Pero todo se complica cuando Ann descubre que Doug es el mismo amante perverso sobre el que le ha hablado Eve. Es entonces que la doctora se ve envuelta en una trama mortífera.

Esta es la única entrada del director Christopher Crowe en el género, sin contar su trabajo como guionista en Pasión obsesiva (Fear, James Foley, 1996) que era una especie de versión adolescente de Atracción fatal (Fatal Atraction, Adrian Lyne, 1987), pero es una contribución de notable interés. La idea de la que parte el argumento es interesante, la progresiva fascinación de la psicóloga por las experiencias eróticas de la paciente y convertirse sin saberlo en la amante de la pareja de esa misma paciente resulta atractiva por el morbo con el que se puede jugar y el dilema ético de la psicóloga. El reparto está bien escogido, completado por John Leguizamo, como otro paciente que puede ser un posible sospechoso, Anthony LaPaglia, como un policía que siente gran desprecio por la psicología, y Alan Alda como el mentor de Ann. Y la trama de intriga ofrece suficientes giros como para mantener el interés.

Sin embargo, el trabajo de Crowe como director solo sirve para cumplir el cupo. Es funcional sin elevar nunca el material con el que está trabajando. Es la razón por la que este thriller cumple con su función de resultar entretenido pero nunca se convirtió en un clásico memorable del género, hoy día solo se interesarán en Susurros en la oscuridad aquellos que de forma activa busquen títulos del género que tengan un pulido acabado hollywoodiense y quieran darse un descanso de Shannon Tweed.

 

10 oct 2025

La locura de los Joker

 


 

Ahora que ha pasado el tiempo y se pueden ver las cosas con algo más de perspectiva, me gustaría detenerme un momento a analizar las distintas reacciones a Joker (Todd Phillips, 2019) y Joker: Folie à Deux (Todd Phillips, 2024). La extremada disparidad de críticas que ambas recibieron me pareció fascinante, especialmente la quema en la hoguera de la secuela. Huelga decir, destripada general de ambas películas, si no se han visto es mejor no leerlo. Y a lo mejor si se han visto también.

Supongo que debería empezar diciendo que no me gustó Joker. Animado por el talento detrás y delante de las cámaras que había dado forma a la película fui a verla con grandes expectativas, pero la decepción fue muy grande. Lo que vi, para mí, no era más que un refrito de El rey de la comedia (The King of Comedy, Martin Scorsese, 1982) y Taxi Driver (Martin Scorsese, 1976). Además, el origen que presenta del Joker (o lo que entonces se creía que era un origen cinematográfico del Joker) era bastante mediocre y tópico. El Joker es un personaje anárquico y demente, que no tiene un origen fijo como otros personajes de cómic tienen. Personalmente, el origen que creía más interesante fue el creado por Alan Moore en el clásico La broma asesina, tal vez por eso la pedestre historia que presentaba Phillips me pareció demasiado normal y tópica para hacerle justicia al personaje. Eso sin mencionar que parecía una de esas películas en la que los responsables parecen avergonzados de estar haciendo un película basada en un personaje de cómic.

A mí no me dijo nada, pero la película desde luego conectó con la audiencia, que la convirtió en un gran éxito y declaró a Joaquin Phoenix como el mejor Joker cinematográfico de la historia. Esta recepción me pareció excesiva, pero quién soy yo para juzgar lo que gusta a los demás cuando me lo paso bien viendo una película sobre un feto diabólico asesino. En todo caso, cuando se anunció la inevitable secuela nacida a partir de los miles de millones que Joker recaudó en cines, la noticia me dejó indiferente. El anuncio de que Lady Gaga iba a interpretar el papel de Harley Quinn y que la película iba a ser un musical sí que me despertó algo de curiosidad, pero tampoco un gran interés en verla. Pero para el resto del mundo, la expectativa de una secuela pareció realmente excitante. El hype era desmesurado, Folie à Deux copaba la portada de todas las revistas de cine y todo el mundo esperaba que fuera poco menos que una obra maestra. Y entonces se estrenó.

El odio y el rechazo hacia la secuela fue tan pasado de vueltas como el éxito de la primera. Si antes Joaquin Phoenix era el mejor Joker de la historia, ahora había pasado a ser el peor, aunque la interpretación era más o menos la misma. Esta visceral reacción me sorprendió y me hizo tener ganas de ver la película en el cine, pero otras películas se interpusieron que me interesaban mucho más y no la vi hasta que se estrenó en streaming.

Al contrario que Joker, posiblemente porque no me gustó, esta película sí que me pareció interesante y me gustó bastante. Pero lo que más, me pareció fascinante cómo Todd Phillips dedicaba 138 minutos de película a abroncar a los fans por que les había gustado Joker por las razones equivocadas, que no la habían entendido y que estaban equivocados. Al contrario que otros directores, Phillips buscó enfrentarse y arengar a la audiencia, representada en la película por la Lee Quinzel de Lady Gaga.  Claro, entre el estreno de la primera y la segunda, el Joker se había convertido en un héroe, especialmente entre el público más de derechas, y, según el director, había malinterpretado completamente sus intenciones. Y viendo el arco de Lee Quinzel en la secuela, había interpretado bastante bien cuál iba a ser la reacción del público.

Esta cuasi suicida y prepotente actitud del director no pasó desapercibida, incluso aunque fuera de forma inconsciente, y la audiencia respondió de forma acorde. Esto era algo que no había visto nunca, al menos de esta forma. Claro que ha habido muchos casos de directores que se dejan llevar por su ego y se convierten en su peor enemigo, pero no había visto nunca un director que creara una película con el expreso deseo de trolear al público. Pero, de nuevo posiblemente porque no me gustó la primera, esto me permitió al menos disfrutar con esta película que, para darle el gran toque final, ni siquiera trataba del "verdadero" Joker enemigo de Batman, este aparece al llegar al clímax de Folie à Deux, una peineta final del director a la audiencia. Las cuatro horas y 18 minutos que habían visto al final resultan que ni siquiera eran sobre el auténtico Joker sino sobre un desgraciado que lo inspiró. Es por esto que Folie à Deux posiblemente sea la películas más punk que se ha estrenado en décadas. Y eso creo que merece algo de respeto.

 Oh, antes de acabar, para que conste, este es el mejor y más auténtico Joker que he visto fuera de los cómics:

3 oct 2025

El abogado del diablo (Guilty as Sin)

 


 

El abogado del diablo (Guilty as Sin, Sidney Lumet, 1993) no es un gran clásico olvidado que debe ser reivindicado ni es una película de culto que merece ser más conocida. Para mí, es un perfecto ejemplo de un tipo en particular de película que se sigue produciendo hoy día: la película que cuenta con un guion de género que es dirigido por un director de prestigio que busca "elevarlo" con irregulares resultados.

Jennifer Haines (Rebecca De Mornay) es una exitosa abogada que gana casos que parecen imposibles de ganar. Sus habilidades se ponen a prueba cuando David Edgar Greenhill (Don Johnson) llega para contratarla. Greenhill está acusado de matar a su esposa y lleva un tiempo observando el trabajo de la abogada, convencido de que es la más adecuada para defenderlo. Al principio Jennifer lo rechaza, pero luego decide aceptar el desafío. Pronto se arrepiente, no solo descubre que Greenhill es un asesino que está involucrándose en su vida de manera malsana, sino que también se da cuenta de que ella puede ser su siguiente víctima.

El abogado del diablo fue producida a principios de los años 90 del siglo XX, la década del thriller con psicópata. De hecho, Rebecca De Mornay acababa de tener un gran éxito con La mano que mece la cuna (The Hand That Rocks the Cradle, Curtis Hanson, 1992). No era el caso de Sidney Lumet, un prestigioso director de cine, uno de los nombres destacados del cine americano, al que la década de los 90 no estaba tratando demasiado bien, ya que venía de pegarse un batacazo con Una extraña entre nosotros (A Stranger Among Us, 1992). La posibilidad de tener un éxito dirigiendo una entrada en el género de moda debía ser muy jugosa. Y aquí entra en escena el guionista, Larry Cohen.

Larry Cohen se había labrado una gran reputación como maestro del cine de género, dirigiendo importantes éxitos como Estoy vivo (It's Alive, 1974) y  La serpiente voladora (Q, 1982). También se había labrado una buena reputación como guionista, desarrollando sus historias a partir de un potente concepto inicial. Un ejemplo ideal de su estilo sería Última llamada (Phone Booth, Joel Schumacher, 2003): nos presenta una idea sencilla, un hombre atrapado por un francotirador en una cabina, que sirve para sostener una entretenida cinta de suspense. La idea central de El abogado del diablo (¿no habría sido más adecuado La abogada del diablo?) es simple, un abogado descubre que su cliente no es solo culpable sino que busca convertirlo en su próxima victima, y da pie para construir una historia llena de suspense y giros de guion. En cierto modo, el guion nos presenta un personaje clásico de la literatura negra y criminal como es el gigoló asesino o cazador de herencias, habitual desde Un beso antes de morir (A Kiss Before Dying, Gerd Oswald, 1955) (curiosamente, se estrenó un remake de esta película un par de años antes de la película de Lumet), actualizado para el presente.

Cohen tenía un estilo que mezclaba el tono serio con el humor negro, trabajando los géneros con no poca ironía. Por desgracia, el humor negro y la ironía no eran los fuertes de Lumet, que filma de manera clásica y genérica una historia que pedía a gritos alguien que supiera explotar las posibilidades sórdidas y sensacionalistas de la historia. Paul Verhoeven o Joel Schumacher habrían hecho maravillas con este guion. Por desgracia, la película de Lumet acaba siendo un olvidable thriller debido a la reticencia del director a hacer nada que pudiera ser considerado de mal gusto. Tampoco ayuda que Don Johnson fuera demasiado mayor para interpretar el papel del asesino de mujeres ricas, que se supone es un gigoló seductor de mujeres maduras.

En otras palabras, cuando un director serio busca trabajar en un género para "elevarlo" por encima del mal gusto y el exceso, el resultado es un film mediocre sin sustancia.

 

26 sept 2025

La mansión de la niebla

 


 

La mansión de la niebla (Francisco Lara Polop, 1972) es café para los muy cafeteros. Una superviviente de la edad dorada del fantaterror español que mezcla distintos géneros para satisfacer a los aficionados a las historias con un toque gótico.

Elsa (Analía Gadé) es una empresaria que espera cerrar un importante negocio, acompañada de los Tremont (Yelena Samarina y Eduardo Fajardo), se dirige a reunirse con su marido Ernest (Alberto Dalbés). Porter (Franco Fantasia) está de viaje por la carretera y recoge a Laura (Lisa Leonardi), una atractiva autoestopista. Laura rechaza los avances de Porter y decide seguir viaje con el motorista Fred (Andrés Resino), que circula por la misma carretera. Todos estos personajes se pierden cuando la noche trae consigo una espesa niebla, de algún modo todos acaban llegando a una mansión en la que la misteriosa Martha Clinton (Ida Galli) les hace de anfitriona. Como os podéis imaginar, la noche estará llena de misteriosos sucesos y asesinatos.

La mansión de la niebla, conocida internacionalmente como Murder Mansion, es una coproducción italo-española que se produjo cuando el giallo italiano arrancaba con fuerza. Entonces, claro, no se era consciente de eso, solo que las películas de suspense producidas en Italia estaban cosechando mucho éxito internacionalmente. Por eso, la dirección de Francisco Lara Polop, un todoterreno del cine exploitation, y el guion de Luis G. de Blain y Antonio Troiso mezcla distintos elementos populares entonces. Es parte giallo, parte suspense clásico y parte terror gótico de ambientación contemporánea. Este cóctel tiene cosas positivas y negativas. Los aficionados disfrutarán con los elementos clásicos del suspense gótico, pero si están muy familiarizados con el género reconocerán enseguida las claves para desentrañar el misterio en el centro de la historia. Dicho esto, hay suficientes escenas y momentos propios del género como para mantener entretenido al fan: paseos por catacumbas, secretos familiares, cementerios sumergidos en la niebla y una dama en camisón explorando pasajes secretos iluminándose con una vela. También hay algo que para mí la hace interesante que es que mientras el espectador sabrá qué ha sucedido, para los personajes la historia permanecerá siendo un misterio.

Desde luego, este título no es ningún clásico, pero sirve para satisfacer el mono si ya se han visto los grandes títulos y uno se siente con ánimo de explorar los rincones más oscuros de la intersección entre el terror gótico y el giallo.

 

19 sept 2025

Her Vengeance (Huet mui gwai)

 


 

Hay pocos géneros tan problemáticos como el rape & revenge, traducido "violación y venganza". Es un género que ha dado películas tanto feministas como misóginas, dependiendo de la sensibilidad de los cineastas. Es reivindicado principalmente por autoras especializadas en el cine de género, por esas ocasiones en las que la película en cuestión llega a tocar de forma profunda el planteamiento. Una de las muestras más extremas de este género es Her Vengeance (Huet mui gwai, Ngai Choi Lam, 1988).

Kit-Jing (Siu-Fung Wong) es víctima de una brutal violación en grupo. Cuando descubre que los hombres responsables están detrás también de la muerte de su padre, su sed de venganza no hace más que aumentar. Con la ayuda de Hsiung (Ching-Ying Lam), un antiguo miembro de las tríadas que estuvo casado con su hermana Susan (Elaine Jin) y ahora es paralítico, los cinco culpables serán el objetivo de una sangrienta venganza.

Her vengeance es un remake de Kiss of Death (Du nu, Meng-Hua Ho, 1973). El director Ngai Choi Lam mantiene la premisa básica: una mujer violada en grupo, durante la violación le contagian una enfermedad venérea mortal y se venga de forma violenta. Pero, como es habitual, Choi Lam exagera y lleva hasta el extremo todas las situaciones. La secuencia de la violación es brutal y desagradable, como debe ser una escena de este tipo, siendo relevante la manera en que Kit-Jing va desconectando de la realidad a medida que el ataque se va alargando pero el dolor la trae de vuelta. La escena en que descubre que le han contagiado una enfermedad venérea, sin embargo, no ha envejecido demasiado bien, debido a la mentalidad y la ignorancia que había en la sociedad de Hong Kong en la época, con el doctor reaccionando de una manera melodramática que resulta algo ridícula. No se especifica qué tipo de enfermedad es, pero es algo que a finales de los 80 era tratable.

Pero la película es memorable, claro, por la sangrienta venganza a la que Hsiung contribuye a dar forma. Hsiung es un personaje memorable, despachando malvados desde su silla de ruedas de forma espectacular. Es un personaje que sería fantástico ver en otra película protagonizada por él, es una gran contribución que hace creíble que con su ayuda Kit-Jing pueda acabar con los monstruos que la atacaron. Porque son auténticos monstruos, unos desalmados que van dejando tras de sí un rastro de crímenes y asesinatos. La representación de los villanos cumple su objetivo de que te impacientes por ver cuándo los destrozarán los dos protagonistas, pero es también una película oscura cuyas escenas brutales están ejecutadas seriamente.

Viendo cómo el cine de Hong Kong de CatIII trataba esta temática, esta es una de las mejores contribuciones al género surgidas del país. Es también un título notable dentro del género que está a la par de entradas más populares como Desenlace mortal (Thriller - en grym film, Bo Arne Vibenius, 1973) Ángel de venganza (Ms.45, Abel Ferrara, 1981).  Es también una película para los fans del cine de género hecho en Hong Kong. Eso sí, no es una película para personas de estómago delicado.