18 jun 2021

La liga de la justicia de Zack Snyder (Zack Snyder's Justice League)

 


No tengo HBO así que he tenido que esperar hasta que se ha editado en Blu-ray y, entonces, buscar un hueco para poder ver una película que dura cuatro hora pero, tras mucho tiempo esperando, por fin he podido ver La liga de la justicia de Zack Snyder (Zack Snyder's Justice League, Zack Snyder, 2021). Obviamente, tenía curiosidad por ver cómo se había concebido originalmente La liga de la justicia antes de que cayera en manos de la Warner y Joss Whedon. Si bien, tras haberla visto, queda claro que es una versión que nunca se habría estrenado en cines aunque Snyder no se hubiese visto obligado a retirarse de la producción debido a una terrible desgracia personal.

He de admitir que me lo pasé bastante bien con la versión estrenada en cines. Me sorprendió su corta duración, me recordó al cine de superhéroes de los 90: una historia simple sin ningún intento de profundizar, y, además, me creí las informaciones que decían que se habían hecho cambios mínimos porque cuando Snyder abandonó el proyecto se encontraba en posproducción. El argumento de ambas es el mismo, pero mientras que la versión de Whedon es solo la historia, en su versión Snyder enriquecede el argumento añadiendo personajes, expande la historia para que sea más épica y desarrolla más profundamente aquellos personajes que no habían contado todavía con una película propia. Muchas escenas de acción se repiten, pero rodadas de forma diferente, con diferente montaje, diferentes ángulos y diferente tono. Ahora no voy a fingir que la película de Whedon no me gustó, pero queda claro que esta es la versión superior.

Pero, como ya he dicho, esta no es la versión que se hubiera estrenado en cines. Para empezar, la excesiva duración. Warner habría exigido una duración menor, un máximo de 150 minutos seguramente, para poder tener más pases en cada sesión. También habría exigido que fuera calificada para mayores de 13 años y un ancho de pantalla más acorde con las pantallas modernas. Una serie de cambios que habrían provocado que la recepción de La liga de la justicia de Zack Snyder no hubiese sido muy distinta de la fría recepción que tuvieron sus dos anteriores películas dentro del universo DC, por muy vocales que sean los fans más fanáticos de Snyder.

Creo que el universo DC según Zack Snyder estaba destinado al fracaso desde el prinicipio. Más que nada porque no era un universo. Marvel empleó 23 películas en contar la historia de la guerra de las gemas. Se fueron presentando personajes, estableciendo relaciones y todo un universo. Los cineastas al cargo del universo DC parecían tener prisa, lo que se tradujo en películas demasiado largas y sobreargumentadas. La razón por la que La liga de la justicia de Zack Snyder dura cuatro horas es que emplea mucho tiempo desarrollando personajes que merecían su propia película. ¿Por qué no seguir el estilo Marvel? ¿Por qué no establecer cada personaje con su propia película y luego reunirlos en un solo film? Intuyo que la razón fue que era precisamente lo que había hecho ya Marvel y que Zack Snyder no estaba interesado en crear un universo sino en contar las historias que quería contar, terminando su proyecto en una épica distópica que habría implicado que en algún momento Flash viajara al pasado para arreglarlo, como ya ha sucedido en distintas ocasiones.

Me gustan las películas de Zack Snyder, pero su enfoque de Superman y del universo DC no me acabó nunca de convencer (y Ejército de los muertos [Army of the Dead, 2021] fue una decepción). Así que, mientras su versión de La liga de la justicia me ha gustado mucho, en cierto modo me alegro que el universo DC haya quedado abierto a otras voces.

11 jun 2021

El gran Halcón (Hudson Hawk)


 

Las películas de culto suelen ser películas de bajo presupuesto. Producciones modestas que en su momento, debido a dificultades de distribución o de otra índole, quedaron sepultadas por el poderío de Hollywood o se estrenaron en un mal momento. Pero, ocasionalmente, también se producen, de forma completamente involuntaria, películas de culto de gran presupuesto. Títulos que, a pesar de todos los medios a su disposición que tienen los grandes estudios de Hollywood, fueron sonoros fracasos. Filmes ignorados por el público y destrozados por la crítica que, al cabo de unos cuantos años, se ven reivindicados gracias a los fieles fans que han acumulado a lo largo de los años. A este segundo tipo de películas de culto pertenece El gran Halcón (Hudson Hawk, Michael Lehmann, 1991).

El enrevesado argumento del film arranca con el recién salido de prisión "Halcón" Hudson (Bruce Willis), el mejor ladrón de guante blanco de su generación. Ni siquiera ha salido de prisión cuando le ofrecen un trabajo aparentemente simple: robar una pequeña estatua de caballo de una empresa de subastas. A partir de aquí, Halcón y su compañero Tommy Five-Tone (Danny Aiello) se verán envueltos en una complicada trama en la que se mezclan mafiosos, espías y una malvada pareja de multimillonarios: Minerva y Darwin Mayflower (Sandra Bernhard y Richard E. Grant).

Este era un proyecto muy personal para Bruce Willis. Willis y Robert Kraft habían creado el personaje, primero en forma de canción y luego desarrollando una historia a su alrededor. Esta historia fue luego cambiada y transformada a lo largo de diversos guiones. Joel Silver fue el productor que finalmente puso en marcha la película con guion de Steven E. de Souza, guionista con el que tanto Willis como Silver habían trabajado en La jungla de cristal (Die Hard, John McTiernan, 1988). A Silver y Willis les gustó mucho Escuela de jóvenes asesinos (Heathers, Michael Lehmann, 1988), así que contactaron con su director para que se pusiera al frente de Hudson Hawk. Decisión que llevó a que la película se acabara convirtiendo en un título de culto.

Michael Lehmann trajo consigo al guionista de Heathers, Daniel Waters. La idea de Silver y Willis es que Lehmann y Waters convirtieran Hudson Hawk en una comedia siguiendo el estilo de Heathers, ya que Willis quería regresar a la comedia con la que se había hecho popular en la serie Luz de luna  (Moonlighting, 1985-89) y eso exactamente es lo que hicieron: cogieron una típica cinta de acción hollywoodiense y le dieron un baño de humor bizarro y locura. Mucho más demente que lo que Willis y Silver se esperaban, de modo que llamaron de vuelta a Steven E. de Souza para que le diera algo de sentido a la historia. Pero ya era demasiado tarde para "normalizar" la película. El rodaje fue además bastante complicado para Lehmann, atrapado entre los egos de Silver y Willis.

El film fue promocionado con una campaña de marketing mediocre y fea, que lanzaba la idea de que Hudson Hawk era una cinta de acción como las anteriores películas protagonizadas por Bruce Willis, que no le hizo ningún favor. Fue masacrada por la crítica y el público le dio la espalda ya que no era la película que se esperaban. En Europa le fue algo mejor, sin ser un gran taquillazo tampoco fue un desastre. Aunque imagino que también hubo ciertas reacciones contrarias como en Estados Unidos. Recuerdo que me interesó verla porque recordaba a Willis de las anteriores Jungla de cristal y me sorprendió lo diferente que era de esas películas, aunque para mí eso no fue un problema.

Resulta obvio que las razones por las que fracasó en su día son las mismas por las que se ha convertido en una cinta de culto. Son las razones por las que me divierto de principio a fin con este film: su humor bizarro y sus personajes alocados. La película le da la vuelta al cine de acción y los clichés que lo forman: la habitual escena de robo se convierte en un número musical, parodia los villanos megalómanos de las películas de James Bond y tiene personajes absurdos como el espía que encarna David Caruso Kit Kat, un mudo camaleón.

Hudson Hawk es una comedia bizarra que satiriza el cine de acción, de la misma manera que Lehmann y Waters satirizaron la comedia adolescente con Heathers. No es lo que buscaba el estudio, aunque Willis parece que está bastante contento con el film en la actualidad, y parece ser que no es lo que buscaba el público. Pero es el tipo de película que busco, una deliciosa dosis de locura para mantener la cordura en estos tiempos.

4 jun 2021

Cazador del espacio: Aventuras en la zona prohibida (Spacehunter: Adventures in the Forbidden Zone)


Recuerdo descubrir esta película, como tantas otras, en una insomne noche televisiva. Ya entonces me pareció un derivado de La guerra de las galaxias (Star Wars, George Lucas, 1977), pero con suficiente personalidad como para que se quedara rondando por mi cabeza. Décadas después, he redescubierto Cazador del espacio: Aventuras en la zona prohibida (Spacehunter: Adventures in the Forbidden Zone, Lamont Johnson, 1983) con gran placer, ya que ahora la puedo apreciar mejor que cuando era niño.

El film está protagonizado por Peter Strauss, interpretando a Wolff, rompiendo un poco su imagen de elegante seductor, un mercenario que va a un remoto planetoide a rescatar tres terráqueas que se han quedado allí atrapadas por accidente. Una jovencísima Molly Ringwald como Niki, es su reluctante compañera en esta aventura. Y en papeles secundarios: Ernie Hudson y Michael Ironside, el gran villano de la función. Como ya he mencionado, es obvio que Columbia puso en marcha esta producción con la esperanza de aprovechar el éxito de Star Wars, que por entonces estaba a punto de estrenar su tercera entrega. Esta intención queda patente en el título, que recuerda el de los antiguos seriales a los que el film de Lucas hacía homenaje. Este es un aspecto que se ha perdido en la actualidad: Star Wars era un ejercicio nostálgico, un intento de recuperar el espíritu de los antiguos seriales de los años 30 y 40. El aparatoso título de Spacehunter también da la sensación de que no se acababan de decidir entre dos títulos y optaron por usarlos los dos. Columbia, además, decidió estrenarla en 3-D, aprovechando el revival de esta técnica que tuvo lugar al principio de los 80 del sigo XX.

Pero el film de Lamont Johnson consigue ser algo más que una simple imitación, derrochando personalidad por los cuatro costados. Cómo consiguió esta hazaña lo descubrimos en los títulos de crédito: fue producida por Ivan Reitman y entre los guionistas encontramos a Daniel Goldberg y Len Blum. Exacto, parte del equipo que hizo posible Heavy Metal (Gerald Potterton, 1981). Se nota en el enfoque del film, especialmente en como mezcla diversos elementos: space opera, cine de aventuras y ambientación posapocalíptica a lo Mad Max.

Esta mezcla, más las generosas dosis de diversión, el diseño de producción y el sólido reparto, convierten Spacehunter en una perfecta aventura futurista. Con un ritmo ligero, el film exprime al máximo sus 90 minutos de duración, haciendo posible que los protagonistas se enfrenten a deformes y horribles mutantes, monstruos acuáticos y otras amenazas futuristas, lo que incluye un fantástico laberinto mortal. Sin olvidar que hoy día ha adquirido un encanto ochentero irresistible.

Recomendado sin reservas, Spacehunter es un film que se mantiene tan trepidante y entretenido como el día que se estrenó.