30 ago 2022

Man Thing (La naturaleza del miedo) (Man-Thing)

 

Hoy día, el Universo Cinematográfico Marvel ha revolucionado la manera que tenía Hollywood de crear franquicias, trasladando el universo interconectado de los cómics a la gran pantalla. Pero antes de que Marvel se liara la manta a la cabeza y empezara a producir ella misma las adaptaciones de sus cómics, sus inicios fueron complicados e irregulares, mezclando grandes triunfos, como la franquicia mutante de la Fox, con películas como la que hoy nos ocupa: la olvidada Man Thing (La naturaleza del miedo) (Man-Thing, Brett Leonard, 2005).

Man-Thing nació como personaje de cómic a principios de los 70 del siglo XX. Inicialmente era poco más que un personaje de segunda sin mucho interés, hasta que Steve Gerber se hizo cargo de la colección a partir del número 11 de Adventure into Fear. Gerber hizo por Man-Thing lo que Alan Moore hizo por la Cosa del Pantano, elevando la calidad de la serie y llevándola por terrenos inexplorados e inéditos, lo que llevaría a la creación de Howard, el Pato. Sin embargo, toda la imaginación, terror y fantasía que uno podía encontrar leyendo Man-Thing se encontraban ausentes de la versión cinematográfica que se estrenó en 2005. Bien, digo "cinematográfica" pero se acabó estrenando directamente en DVD.

El film arranca con la llegada del sheriff Kyle Williams (Matthew Le Nevez) a la pantanosa localidad de Bywater. Coincidiendo con las obras de una petrolera en una zona que era sagrada para los nativos de la zona, han estado ocurriendo diversas muertes y desapariciones. La investigación de Williams le llevará a la conclusión que el responsable es una extraña criatura que habita en el pantano.

He visto muchas, muchas películas mejores que Man Thing, pero también he visto películas mucho, mucho peores. Y ese es el problema del film de Brett Leonard, que es demasiado mediocre y típica como para resultar memorable, pero tampoco es lo suficientemente "mala", loca o cutre para causar una impresión en el espectador. Los primeros minutos son pura serie B, culminando con una chica gritando en top-less cubierta de sangre cuando su amante es despachado, pero es solo esos primeros minutos, a partir de ahí la película transita por lugares trillados y, lo peor, aburridos. Tampoco ayuda el look verdoso que acaba de redondear el aspecto barato de vídeo, si bien ni fue barata de hacer ni se rodó en vídeo. Es posible que se utilizaran las todavía entonces nuevas cámaras digitales, la cuestión es que parece el piloto de una serie que nunca se hizo. También han envejecido bastante mal los efectos digitales utilizados, aunque por suerte su uso es breve. Aunque lo que peor efecto hace hoy día es la manera en que representa al pueblo nativo americano, con una representante/salvadora rubia y blanca.

Man Thing es como un cruce entre Profecía maldita (Prophecy, John Frankenheimer, 1979) y La cosa del pantano (Swamp Thing, Wes Craven, 1982) que se queda con lo peor de cada una y deja de lado sus respectivas virtudes. Una rutinaria monster movie que provoca bostezos y desperdicia completamente el material en que se basa. Es un personaje que pide a gritos un remake, especialmente ahora que Marvel se adentra en el multiverso podría darle una nueva oportunidad a Man-Thing, teniendo en cuenta que es el vigilante del Nexo de las Realidades en la Tierra. Man Thing (La naturaleza del miedo) es una película que se merece el olvido, si bien nos recuerda la suerte que tenemos de contar con el UCM.

26 ago 2022

El juego de la sospecha (Cluedo) (Clue)

 

No es fácil ser el primero. El juego de la sospecha (Cluedo) (Clue, Jonathan Lynn, 1985) fue la primera película basada en un juego de mesa y su estreno fue bastante accidentado. Desde entonces, ha sido reevaluada y está considerada una comedia de culto.

Originalmente creado en Inglaterra en 1948, Cluedo es un juego que se inspira en las intrigas de salón y en la obra de Agatha Christie. Simple y funcional, pero es un juego con una narrativa: hay un asesinato y se debe averiguar quién ha sido, dónde y con qué, de modo que convertirlo en película no es tan descabellado como la película sobre Monopoly que lleva años en desarrollo. Además, las películas que parodiaban las historias de suspense y misterio en grandes mansiones, como Un cadáver a los postres (Murder by Death, Robert Moore, 1976) o Terrorífica luna de miel (Haunted Honeymoon, Gene Wilder, 1986), eran bastante populares entonces. John Landis se encargó de crear el argumento,  interesado en crear una historia al estilo Agatha Christie, aunque se quedó encallado en la conclusión. La dificultad en encontrar un final satisfactorio y tener que ponerse a trabajar en Espías como nosotros (Spies Like Us, John Landis, 1985), hizo que pasara las tareas de director y guionista a Jonathan Lynn.

Preparando el film, se decidió que se harían tres finales distintos, como un guiño a las distintas conclusiones a las que se podía llegar en el juego. La idea era que los espectadores fueran de cine en cine para ver los tres finales distintos. No era un concepto que estuviese muy bien pensado como forma de llamar la atención, pero sumado al hecho de que estuviese basada en un juego de mesa hizo que El juego de la sospecha fuera masacrada por la crítica en su día, inevitablemente usando referencias a los juegos de mesa. Realmente, los prejuicios contra una película basada en un juego de mesa pesaron enormemente, solo hay que comparar las críticas de la época con las críticas más recientes, que son mucho más positivas. Cuando la película se pasó por televisión, y luego DVD y Blu-ray, lo hizo con los tres finales seguidos, separados por carteles ("pero esto es lo que podría haber pasado" y "esto es lo que realmente pasó") (el Blu-ray, además, ofrece la posibilidad de ver la película con solo uno de los finales seleccionados al azar).

El argumento es clásico murder mystery, ambientado a mediados de los años 50 del siglo XX (lo cual es importante teniendo en cuenta la temática de los chantajes): un grupo de personas que, aparentemente, no tienen nada en común, es invitado por un misterioso personaje a cenar a una aislada mansión. Este misterioso personaje, Mr. Boddy (Lee Ving), revela que es el que ha estado chantajeándolos a todos y que planea seguir haciéndolo, revelación seguida de su asesinato. Ahora, los invitados deben averiguar quién es el asesino antes de que la policía haga acto de presencia en 45 minutos, mientras los cadáveres se acumulan. La necesidad de resolver el misterio antes de que llegue la película le da un sentido de urgencia que casa muy bien con el estilo de comedia alocada, al estilo screwball comedy de los clásicos de Howard Hawks y Billy Wilder. Porque Clue no es una parodia al estilo de Un cadáver a los postres, que satirizaba las novelas de misterio y sus diferentes subgéneros, sino una comedia de misterio. Enfásis en comedia, ya que como misterio, teniendo en cuenta los tres finales, no es su punto fuerte, ya que no hay manera de averiguar quién es el culpable siguiendo las pistas ofrecidas.

Y llegamos así al punto fuerte del film, el elemento crucial que ha contribuido a convertir esta película en una cinta de culto: su reparto. Un elenco cinco estrellas de comediantes que incluye al genial Tim Curry, la igualmente genial Madeline Kahn, Michael McKean, Christopher Lloyd, Martin Mull, Eileen Brennan, Lesley Ann Warren y Collen Camp como una curvilínea criada francesa, uniforme incluido.

Tim Curry y Madeline Kahn están brillantes. Curry exprime cada momento como el mayordomo/investigador y Kahn protagoniza la única improvisación de la película, un pequeño monólogo con el que es imposible no reírse, que es el punto álgido de una interpretación que le hace acumular un momento divertido tras otro. Pero todo el reparto está brillante, incluso cuando hay algún chiste o línea de diálogo que no funciona el talento de los actores hace que la comedia brille.

La idea de los tres finales realmente perjudicó la película. Viéndola con los tres seguidos es la manera en que la película funciona mejor, uno solo hace que la conclusión resulte algo floja tras toda la locura anterior, lo que explica que se convirtiera en un film de culto cuando pasó a emitirse por televisión con los tres finales.

En 2011 se hizo un intento de serie de televisión enfocada al público adolescente de efímera vida y actualmente se habla de una nueva versión cinematográfica protagonizada por Ryan Reynolds. Esto puede que ayude a que más gente descubra esta fantástica comedia de culto. Una joya que hoy día es valorada como se merece.


15 ago 2022

El asesino ha reservado nueve butacas (L'assassino ha riservato nove poltrone)

 

Un grupo de personas atrapadas en un antiguo teatro son eliminadas una a una por un misterioso asesino enmascarado. No, esto no es el clásico de culto de Michele Soavi Aquarius aka Stage Fright (Deliria, 1987), sino que nos encontramos en la interesante encrucijada de géneros El asesino ha reservado nueve butacas (L'assassino ha riservato nove poltrone, Giusseppe Bennati, 1974).

Patrick Davenant (Chris Avram) lleva a su hermana Rebecca Davenant (Eva Czemerys) y a su hija Lynn (Paola Senatore), acompañadas de sus respectivas parejas y amigos, a un antiguo teatro, guiados por un misterioso personaje (Luigi Antonio Guerra). Una vez dentro, las puertas se cierran y descubrirán que no pueden salir. Cuando los asesinatos empiezan a tener lugar, los nueve se enfrentarán entre ellos para averiguar quién es el misterioso asesino.

Por el argumento, esta película de Giuseppe Bennati parece el clásico giallo, ciertamente fue producido cuando el género empezaba a decaer, produciéndose menos títulos. Sin embargo, El asesino ha reservado nueve butacas es un film que resulta interesante por su mezcla de géneros, lo que lo convierte en un atípico giallo, utilizando, al mismo tiempo, elementos habituales del género. El punto de partida es, obviamente, Los diez negritos de Agatha Christie, siguiendo el mismo esquema: reunir un grupo de personajes en un lugar aislado para ir eliminándolos uno a uno. Pero en su desarrollo del argumento, Bennati y los guionistas Paolo Levi y Biagio Proietti utilizan temas del terror gótico, incorporando un toque sobrenatural a la trama. Esta mezcla de terror gótico y clásico misterio hace que esta película pueda ser considerada un proto-slasher, haciendo evidente la conexión entre estos dos géneros, especialmente en las escenas en la que el asesino enmascarado acecha a sus víctimas.

Este cóctel hace que la película tenga personalidad propia, ofreciendo los elementos habituales que son de esperar en el género y, al mismo tiempo, haciendo algo diferente de lo que se estaba haciendo entonces, algo indispensable para sobrevivir en taquilla. Tenemos los personajes de clase alta corruptos y decadentes, que aparentan más que tienen, desnudos para atraer distribuidores, la explotación de tabúes y los indispensables asesinatos. Pero esto también lo ofrecían el resto de títulos que inundaron los cines italianos a principios de los 70, a medida que el público fue perdiendo interés por la gran cantidad de títulos que se estrenaron en poco tiempo, los cineastas empezaron a explorar que incorporar al género para seguir siendo viable económicamente. Básicamente, esto se tradujo en hacer el sexo y la violencia más gráficos. Esto también lo encontramos en este film, pero, como ya he dicho, lo que hace que esta película sea memorable es la mezcla de una trama clásica de misterio con el terror gótico.

Durante mucho tiempo, este film era bastante difícil de encontrar, pero hoy se puede encontrar editado en blu-ray, como otros títulos más oscuros de la época que empiezan a ver la luz.

5 ago 2022

Un, dos, tres... al escondite inglés


 

Iván Zulueta se ganó un lugar destacado en las páginas de la historia del cine de culto y maldito con Arrebato (1980). Pero el director ya apuntaba maneras en su primer largometraje, la iconoclasta y subversiva Un, dos, tres... al escondite inglés (1969), en la que se vio obligado a compartir crédito con José Luis Borau en pantalla para que el film se pusiera en producción, aunque se nota que el producto final es puro Zulueta.

Cuando se hace público el tema que representará a España en el festival musical de Mundocanal, el grupo de fanáticos del pop de calidad que forman Justa (Mercedes Juste), Judy (Judy Stephen), Patty (Patty Shepard), Gasset (Ramón Pons), Rosco (José Maria Iñigo) y Antonio (Antonio Drove) deciden boicotear la representación española al festival. Así planean eliminar por cualquier medio al grupo eligido para tocarla en el concurso, elimando también los siguientes sustitutos.

Haciendo gala de un humor absurdo y delirante, desde el inicio Un, dos, tres... al escondite inglés hace gala de una gran estética pop, es casi agresivamente pop, con lo cual también se tapaba lo limitado del presupuesto. Cada plano parece diseñado para ser más pop que el anterior. Pero hoy día lo más llamativo del film es su argumento, que implica la eliminación de distintos grupos de música populares entonces. No sorprende que el régimen franquista enterrara la película en su día, no solo denuncia la manipulación informativa de la dictadura, también hace una sangrante sátira del festival de Eurovisión que había sido una de las maneras en que la dictadura buscaba mejorar su imagen de cara a Europa.

Si bien el terrorismo utilizado por los protagonistas es un terrorismo de tebeo, se ha de reconocer el sentido del humor de los artistas implicados, aceptando ser eliminados de las más delirantes maneras. Esta trama de terrorismo naïf es la manera en que el film satiriza la música comercial, ya que los amigos protagonistas solo toleran "el pop de calidad". Pero la película también satiriza a los esnobs del pop que representan los protagonistas, que hoy día serían hipsters modernillos, algunos incluso reconocen que la canción que los pone en marcha les gusta aunque no quieran admitirlo.

La película es también parodia de las películas musicales que se construían como vehículo de lucimiento para el cantante/grupo popular del momento. Estas películas, normalmente de calidad dudosa, se producían para aprovechar el éxito del momento y no cuidaban demasiado los aspectos cinematográficos. Un ejemplo perfecto sería Los chicos con las chicas (Javier Aguirre, 1967) que aprovechaba el éxito del single de Los Bravos (que también aparecen en la película de Zulueta). Un, dos, tres... al escondite inglés tiene la misma estructura que estas películas, en el sentido que no es un musical tradicional sino que la trama crea excusas para que aparezca el grupo de turno cantando una canción, pero aquí luego no se celebra al grupo sino que es eliminado en la cruzada contra el festival de Mundocanal.

Es una lástima que Zulueta no se prodigara más como director de largometrajes, centrándose en su trabajo como diseñador y dirigiendo memorables episodios de televisión (disponibles en el archivo de RTVE) y cortometrajes. Pero sus dos películas son personales, únicas y fantásticas, una es oscura, Arrebato, y la que centra este artículo puede que sea más luminosa pero no por ello deja de ser corrosiva y popera. Y cuando haces "pop" ya no hay stop.