22 feb 2011

Cisne negro (Black Swan)



El nuevo film de Darren Aronofsky Cisne negro (Black Swan, 2010) es una absorbente película de terror psicológico con toques dramáticos que bebe de diversas fuentes: Las zapatillas rojas (The Red Shoes, Michael Powell, 1948), las películas de Dario Argento (Suspiria (1977) y Opera (1987) concretamente), Repulsión (Repulsion, Roman Polanski, 1965), el David Cronenberg de la primera época y otras de las que hablaremos más específicamente. Todo esto se mezcla en el guion de Andrés Heinz, Mark Heyman y John McLaughlin que Aronofsky filma con tremendo estilo.

Como ya sabéis, la película cuenta la historia de Nina Sayers (Natalie Portman), una joven bailarina de ballet que cuando se le ofrece el papel protagonista en El lago de los cisnes, verá como su vida se transforma en una pesadilla. Ahora bien, en la mayoría de sitios que han comentado la película hablan de como la presión de ser la protagonista hace que Nina empiece a, en palabras de Terry Gilliam, ser mentalmente divergente. Pero yo creo que en realidad es otro factor el que hace que Nina vea su existencia transformada en un infierno: el sexo. El miedo al sexo, para ser específicos.

Aronosfky nos cuenta la misma historia de dos maneras: poniéndonos en la piel de Nina la bailarina y través del ballet El lago de los cisnes, que no es sólo un elemento desencadenante de la hsitoria, también funciona como alegoría a lo que le está pasando a Nina. Es decir, el ballet de Tchaikovsky sirve como reflejo a la historia de Nina y este motivo del reflejo y los espejos es usado por Aronoksky a lo largo de toda la película. Lo que es natural, ya que las bailarinas usan espejos para controlar que están haciendo bien sus movimientos y Nina, al empezar la película, se mira continuamente en espejos para asegurarse de que todo está perfecto. Los espejos son para Nina muletas emocionales de las que depende para reafirmarse a sí misma, y cuando su propio reflejo se vuelve en contra es cuando ha pasado ya el punto de no retorno.

Este motivo de los reflejos y los espejos sirve también como manera de representar "el otro", el doppelgänger que intenta dominar a Nina, el cisne negro que intenta poseerla. El doppelgänger es la manera como tiene Nina de representar todos aquellos sentimientos y experiencias que ha soterrado en el fondo de su mente, que ha intentado suprimir a través de la dura disciplina del ballet. Por eso decía que no es tanto la presión de ser la protagonista, que es un elemento importante, sino tener que confrontar los sentimientos que ha ido sofocando y que se ve obligada a liberar para tratar de captar la esencia del cisne negro. Y todos estos sentimientos están relacionados con el sexo.

En Perfect Blue (1998) de Satoshi Kon nos encontramos con un ejemplo parecido. Aquí la protagonista, Mima, es una cantante en un grupo de pop adolescente que lo dejará para convertirse en actriz. Para ello, deberá hacer cosas de las que no acaba de estar convencida como interpretar escenas de sexo y, para tener publicidad, posar desnuda en una revista. Después de hacerlo empezará a ser acosada por un psicópata que alenta un reflejo ideal y fantasmagórico de ella misma, que también sale de un espejo. No soy el único que se ha dado cuenta de las semejanzas entre ambas películas:

En Cisne negro es el coreógrafo Thomas Leroy (Vincent Cassel) el que obliga a Nina a confrontar estas emociones para crear un cisne negro memorable. Y es en la escena que Nina intenta masturbarse por primera vez que vemos el primer atisbo de su transformación final cuando empieza a experimentar cierto placer y la piel de su hombro cambia brevemente. Uno de los muchos detalles sutiles con los que Aronosfky puebla la película. Tenemos otros como, al principio, cuando Nina coge el metro y (mientras Nina estudia su reflejo en la ventanilla) pasa un tren y oímos, cuando se aleja, unos aleteos; o cuando Nina está curioseando en el camerino de la estrella principal ahora acabada Beth (Winona Ryder) y al destapar un pintalabios oímos un suspiro.

El origen de los traumas de Nina es su madre (estupenda Barbara Hershey), una bailarina que nunca acabó de destacar y que tuvo que dejar su carrera para tenerla a ella. Su madre la vigila de manera sobreprotectora como si tuviera doce años, controlando la gente a la que ve y lo que hace. La personalidad infantil de Nina queda reflejada también en su habitación, decorada como si fuese todavía una niña pequeña. Este control psicológico ha provocado que Nina sea una persona insegura y excesivamente exigente consigo misma, expresando sus nerviosismo psicosomáticamente a través de sarpullidos en la piel que se rasca de manera inconsciente. Así sucede lo que tenía que pasar: emociones suprimidas, deseos soterrados, rencores y viejas heridas emocionales (que madre e hija se van abriendo y reabriendo de forma rutinaria) acaban surgiendo convertidos en monstruos a través del cisne negro.

Si la madre ha ido alimentando la personalidad frígida, nerviosa y frágil de Nina y Thomas ha provocado que se empiece a romper el delicado equilibrio mental de la pobre bailarina por sus insinuaciones y avances tremendamente sexuales, el toque de gracia final lo pone la bailarina Lily (Mila Kunis). Nina ve en Lily todo aquello que ansía ser: libre y desinhibida. Sin embargo, el miedo que tiene a su propia libertad hace que proyecte en Lily sus miedos y la convierta en una enemiga. Lily se transforma en la encarnación del cisne negro de Nina en la realidad, la manifestación cárnica de su doppelgänger. De hecho, la primera vez que la ve en el metro de espaldas sin saber que es Lily ya se fija en ella por el parecido que hay entre las dos. Esta fijación por Lily hace que la escena de sexo entre ambas se convierta en otro momento masturbatorio; eñal de la disociación que está teniendo lugar dentro de Nina.

En fin, todo esto es lo que he visto cuando fui a ver Cisne negro, película que me pareció un soberbio ejercicio de terror psicológico. Todas estas reflexiones parten de las apresuradas notas que hice ayer tras ver la película y es posible que se me haya pasado alguna cosa, ya que sólo he visto la película una vez. Espero que pronto salga en Blu-ray de importación para poder volver a ver la película y disfrutarla con más detenimiento.

10 comentarios:

Michel Poiccard dijo...

En mi humil de opinión, pienso que el sexo es un factor que aparece después ... cierto que en la película aparece de primera fase.. Pero pienso que existen numerosos factores al respecto, además de que el mundo del ballet es un factor de riesgo para la esquizofrenia ... Podemos extrapolarlo a otros sectores. Yo mismo cuando era joven entrenaba las dos horas de entrenamiento de baloncesto cada día, a lo que añadía otras dos horas y media independientes, quería ser el titular indiscutible y el mejor (lo fui, estuve en distintas selecciones, pero se quebró el sueño). Cuando te planteas, eso que sale en la película en reiteradas ocasiones, ser perfecto en algo, ya ves ataques donde no hay, compites más contra ti mismo, arrollas todo lo que se ponga por delante... Cuando ves quebrado de alguna manera ese sueño te hundes y entras en un estado psicológico de vacío y abismo ... Quizás yo también haya estado no muy bien ... jajajaaj. Sólo quería indicar el factor que supone esa forma de vida, esos sujetos son sectores de riesgo para sufrir patologías psicológicas de manera crónica. En el caso de Nina se acentúa, pero creo que desde el primer momento ya se deja ver esa patología que sufre.

Muy buen e interesante post.

Raúl Calvo dijo...

Está claro que para estas cosas no hay un único motivo, es el cúmulo de varios factores los que desencadenan la crisis. Es la suma de los factores la que altera el producto.

Dr. Gonzo dijo...

Como te dije en mi blog, me alegra que te haya gustado.
Para mi, sin duda, es la mejor película en lo que llevamos de año, y no sé si podrá ser superada.

Cierto es eso que mencionas sobre los detallitos sutiles que Aronofsky deja caer a lo largo de metraje. Hay otro, cuando Nina entra en esa habitacion que su madre (me recordó a la madre de Carrie) tiene forrada con dibujos, y uno de ellos se mueve tan brevemente que casi no se aprecia.

Lo dicho; gran película y un buen retrato de la esquizofrenia.

Raúl Calvo dijo...

Hombre, considerando que estamos en febrero, creo que aún queda un buen año de películas por delante. Piensa que aún se ha de estrenar la tercera entrega de Transformers, que seguro es tan buena como la segunda.

Es broma, es broooma.

Einer dijo...

A ver si la veo este fin de semana que ya tengo ganas.
Yosonico ha publicado una entrada en su blog titulada Perfect Swan que mezcla los carteles de Perfect Blue y Black Swan y no lo he entendido hasta leer tu entrada.
Un saludo.

Raúl Calvo dijo...

Voy a chequearlo, también es un buen momento para recuperar una gran película como Perfect Blue.

Javier Simpson dijo...

No tengo aún muy claro si lo que vemos en la peli es un proceso psicótico, una esquizofrenia, de una bailarina o su paso al lado oscuro. Creía que más bien era esto último: que la parte mala de Nina invadía y anulaba la parte buena y más ingenua. De cualquier forma no me la pierdo. Muy buena tu entrada, Raül. Ciao.

Raúl Calvo dijo...

Javi, cuando la veas ya sacarás tus conclusiones, pero es un poco las dos cosas.

Sandra Mantas dijo...

Me parece una crónica estupenda. Todo el tema de los espejos me parece que los has tratado de manera fascinante y tienes toda la razón con su parecido con "Perfect blue" que no se me había ocurrido. A mi me pareció una película sensacional, como por otra parte se esperaba de Aronofsky. Un saludo.

Raúl Calvo dijo...

Sí, a mi también me pareció sensacional. Habría que ver hasta que punto el parecido con Perfect Blue es cosa de Aronofsky o de los guionistas.