Hay veces, cuando uno está viendo una película especialmente caótica y delirante, que es inevitable preguntarse cómo se llegó a semejante resultado cuando los responsables buscaban algo más comercial y popular. Y hay veces en que uno sabe cómo la película ha acabado siendo cómo es, pero eso no le quita valor o capacidad ojiplática, sino todo lo contrario. Es lo que pasa con Mausoleum (Michael Dugan, 1983).
Susan Walker (Bobby Bresee) es descendiente de la familia Nemod (Nemod, ¿lo pilláis?), una familia que vive bajo una terrible maldición: la primera hija nacida de cada descendiente será poseída por una entidad diabólica. Y eso le sucede a Susan cuando visita la tumba de su madre y se reencuentra con una entidad diabólica que le había visitado cuando era niña. Ahora, todos aquellos alrededor de Susan están en peligro de muerte, ya que la entidad que la posee tiene la costumbre de matar sangrientamente a aquellos que se cruzan en su camino.
Mausoleum es una película muy ochentera. Efectos sangrientos, desnudos gratuitos y cierta inclinación hacia el camp, marcan los puntos álgidos del film como era el tono general de la época dentro del cine de terror de bajo presupuesto. Pero si hablamos de tono, el de la película va de un lado al otro. En ocasiones quiere ser una película seria de terror pero en otras adopta un estilo más cómico. La explicación de esta esquizofrenia es que la película tuvo al menos dos directores: el acreditado Michael Dugan y Robert Barich, también cinematógrafo y guionista de la película. Dugan se cree fue el director al inicio del rodaje, pero este se interrumpió cuando se descubrió que uno de los productores pertenecía a la mafia y usaba el dinero para producir películas como una operación de blanqueo de capital. Luego se retomó el rodaje, momento en el que, posiblemente, Barich tomó las riendas.
El guion también tiene un tono dispar, alternando entre la explotación de la protagonista, la actriz de culto Bobby Bresee, y el hecho que aquellos a los que la poseída Susan ataca son principalmente hombres que intentan abusar de ella. De nuevo, esta disparidad puede que se origine en que, mientras que Barich y Robert Madero aparecen acreditados como guionistas al principio, enterrado en los créditos finales podemos leer que Katherine Rosenwink fue la creadora del guion original. Esto es pura suposición, pero es posible que los toques de empoderamiento femenino se hallaran en el guion original y Barich y Madero añadieran los toques más puramente exploitation.
Lo importante de esta mezcolanza de directores y guionistas es el resultado final. Y este es que Mausoleum es una película de terror divertida y muy entretenida de forma constante. Tiene toques sorprendentes que la convierten en memorable, no siendo el menor de estos que cuando Susan se transforma completamente en demonio tiene pechos con pequeñas caras demoníacas que atacan sin piedad. La película arranca con el demonio haciendo que le explote la cabeza a un pobre desgraciado que quería ayudar a la pequeña Susan, así que ya sabes que no se trata de un sutil ejercicio de terror psicológico. Además, se ha de agradecer que, aunque trata con posesión demoníaca, no hay exorcismos de segunda para salvar a Susan sino que la solución es algo distinto y único del film.
Mausoleum no entrará en la lista de nadie dentro de las mejores películas de terror de la historia, pero sí que ofrece una experiencia única y divertida, aunque sea como resultado de tener una producción accidentada. Es puro cine de serie B con todas las virtudes que lo hacen especial.
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