25 abr 2025

La épica saga de Harold y Kumar

 

Nota: los comentarios sobre la trilogía de películas que aquí se tratan se han hecho a partir de las versiones extendidas sin censurar que aparecieron en Blu-ray en Estados Unidos.

 

Mucho se ha escrito y comentado sobre el regreso de los slashers a la gran pantalla a mediados de los 90 del siglo XX gracias al éxito de Scream: Vigila quién llama (Scream, Wes Craven, 1996). Pero al final de la década de los 90 y durante los primeros años del siglo XXI, también regresó otro género que predominó originalmente durante la década de los 80 del siglo XX. El éxito de American Pie (Paul Weitz, 1999) trajo de vuelta la comedia destripada y obscena, con abundancia de chistes sexuales (y los correspondientes desnudos gratuitos) y algunos toques de escatología.

Este estilo de comedia arrancó en Estados Unidos debido al éxito de Desmadre a la americana (National Lampoon's Animal House, John Landis, 1978) y Porky's (Bob Clark, 1981). El enorme éxito de estas películas provocó toda una serie de producciones que buscaban tener el mismo éxito. Algunas se han convertido en clásicos como las dos mencionadas o Aquel excitante curso (Fast Times at Ridgemont High, Amy Heckerling, 1982), y otras de éxito menor que también tienen sus fans como El último americano virgen (The Last American Virgin, Boaz Davidson, 1982), Los rompecocos (Screwballs, Rafal Zielinski, 1983) o Despedida de soltero (Bachelor Party, Neal Israel, 1984). La mayoría no ha envejecido nada bien, ya sea porque han perdido la poca gracia que tuvieron en el día de su estreno o porque están tan cargadas de misoginia que la derraman por los cuatro costados como La revancha de los novatos (Revenge of the Nerds, Jeff Kanew, 1984). Las nuevas incorporaciones al género del siglo XXI tampoco se han convertido en clásicos precisamente. American Pie tiene sus fans y acabó generando toda una franquicia, pero he de admitir que a mí nunca me hizo reír. La mayoría las olvidé al poco de verlas, menos la primera Road Trip (Viaje de pirados) (Road Trip, Todd Phillips, 2000) y Aquellas juergas universitarias (Old School, Todd Phillips, 2003). Y, por supuesto, las películas que más recuerdo de esta época, sobre todo porque me siguen haciendo reír, son las que forman la trilogía protagonizada por Harold y Kumar.

Esta saga arranca con Harold & Kumar Go to White Castle (Danny Leiner, 2004), que en España algún descerebrado decidió titular 2 colgaos muy fumaos.  La premisa es muy simple, tras una importante dosis de marihuana, Harold (John Cho) y Kumar (Kal Penn) deciden ir a comer a White Castle (una cadena de hamburguesas americana que desconocía hasta que vi esta película) para saciar su apetito de colocón. Pero lo que tendría que ser un simple viaje se convertirá en una auténtica odisea a medida que los dos protagonistas se vayan en metiendo en situaciones cada vez más demenciales.

Harold & Kumar parece una mezcla entre una comedia de fumetas, la cual el director había traído de vuelta en su anterior película Colega, ¿dónde está mi coche? (Dude, Where's My Car?, 2000), género popular especialmente durante finales de los 70 y durante los 80 del siglo XX por una serie de películas protagonizadas por Tommy Chong y Cheech Marin,  y Jo, qué noche (After Hours, Martin Scorsese, 1985). Pero el estilo que predomina es el de la mencionada comedia ochentera, aunque se le añadió un toque social convirtiendo el racismo en uno de los temas principales, tal vez inspirados por el inesperado toque social de Porky's (la gente suele recordar más la escena de las duchas, por lo que sea). Y en ocasiones es más inteligente de lo que parece a primera vista, en detalles como iniciar la película con los que serían los típicos protagonistas de una de estas películas, para luego introducir a los que serán los protagonistas, Harold y Kumar. Una pareja que, es cierto, sigue el esquema clásico de uno ordenado y responsable y otro más caótico y desordenado, pero desarrollados de forma fresca y moderna. También tiene otros detalles que son típicos de la época en que se rodó, como las referencias a la aparición en topless de Katie Holmes en Premonición (The Gift, Sam Raimi, 2000), en su día muy comentada debido a la popularidad de Holmes por la serie de TV Dawson crece (Dawson's Creek, 1998-2003).

Es obvio que mucho de lo que entonces se consideraba aceptable hoy día no lo es tanto, pero al fin y al cabo se trata de una comedia con escenas como la que protagonizan dos chicas que juegan a hundir la flota mientras están cagando con las mierdas que van soltando en el váter, mientras la pareja protagonista se encuentra atrapada en el váter entre ambas jugadoras. Así que, claro, tendrá cosas que algunos considerarán ofensivas, pero es parte del objetivo de la película, hacerte reír mediante momentos chocantes, excesivos y pasados de vuelta. Además, la simplicidad de su argumento permite también desarrollar dramáticamente a los personajes, elevando así la película por encima de otras de estilo semejante pero cuyos protagonistas son insoportables. Una comedia que sigue provocando carcajadas, muy por encima de otros ejemplos contemporáneos del genero.

 

 

La primera aventura de Harold y Kumar fue un éxito de taquilla, pero ganó popularidad especialmente mediante el mercado del DVD. Así que cuando los guionistas Jon Hurwitz y Hayden Scholssberg plantearon hacer una secuela a New Line, el estudio quería que la película fuera rodada con un bajo presupuesto para ser estrenada directamente en DVD, un mercado entonces en expansión y que los estudios alimentaban mediante secuelas de baja calidad. Pero la pareja de guionistas, ahora también directores, tenía una visión más ambiciosa para la secuela, de modo que insistieron en que se estrenara en cines. El resultado de taquilla no acabó siendo el que New Line quería, pero la apuesta de Hurwitz y Scholssberg dio sus frutos ya que Dos colgaos muy fumaos: Fuga de Guantánamo (Harold & Kumar Escape from Guantanamo Bay, 2008) es uno de los pocos ejemplos de secuela que está a la altura del original e incluso lo supera.

La película arranca momentos después del final de la anterior película, continuando la acción con Harold y Kumar preparándose para lo que sea que pasa al final de la anterior película (para no destriparlo si no la habéis visto). Pero, por lo que se intuye por el título, Harold y Kumar son tomados por terroristas y llevados a la prisión de Guantánamo. Por un milagro, ambos escapan y arranca así su odisea para demostrar su inocencia.

Las secuelas de comedias de éxito no suelen funcionar. Su principal problema es que intentan recuperar la magia de la primera película intentando recrear los chistes y gags que funcionaron en la primera pero, por norma general, lo único que consiguen es ser repetitivas. Pero algunas funcionan y, en el caso de Fuga de Guantánamo, la gracia está en que no se repiten las mismas situaciones pero de forma exagerada. Lo único que se repite es el cameo de Neil Patrick Harris en una versión desfasada y exagerada de si mismo. Lo que hace la película es mantenerse fiel a la dinámica de la pareja protagonista pero en un tipo de historia distinta a la de la primera entrega, que da pie a distintas situaciones, sin abandonar el humor escatológico, ofensivo y sexual, pero añadiéndole más toques absurdos y delirantes. Lo que también se repite es el toque social, con el racismo como tema de fondo, pero también se burla de la paranoia posterior al ataque a las Torres Gemelas que se vivió en Estados Unidos, lo que hace que la película resulte bastante actual a pesar del tiempo pasado desde que se estrenó, por desgracia, ya que Trump y sus secuaces buscan crear el mismo ambiente tóxico.

Como ya he mencionado, la película no funcionó en taquilla de la misma manera que la primera entrega, pero creo que, debido a como amplia su abanico humorístico y la ambición de la historia, la segunda entrega supera a la primera. Además, en la edición en Blu-ray se incluye una versión interactiva que te permite ver la película como si fuera uno de esos libros de Escoge tu propia aventura, llevando a los personajes por distintas situaciones y escenarios, así que, si no te gusta puedes construirte tu propia versión. Pero creo que esta opción se usará más por la oportunidad de ver más material y escenas alternativas, porque si te gustó la primera, la secuela te encantará ya que va mucho más allá de lo esperado.

 

 

Y llegamos a la tercera entrega, Dos colgaos muy fumaos en Navidad (A Very Harold & Kumar 3D Christmas, Todd Strauss-Schulson, 2011). La segunda entrega no fue un gran éxito inmediato, pero fue ganando adeptos con el tiempo y dando beneficios. Lo suficiente para que se pusiera en marcha esta tercera entrega que, además, se apuntaba a la moda del 3D, muy popular entonces.

Harold y Kumar han entrado en la edad adulta, definitivamente. Pero la vida familiar empieza a pesarles, hasta que "accidentalmente" la pareja provoca que se queme el árbol de Navidad del suegro de Harold. Suceso que provoca que la pareja se embarque de nuevo en una odisea para que la familia tenga su árbol de Navidad.

Esta tercera entrega sí que cae en algunos de los errores comunes de las secuelas de comedias. Por ejemplo, el cameo de Neil Patrick Harris es uno de los momentos álgidos en cada una de las anteriores entregas, así que aquí se expande su papel, quitándole la efectividad que tenía en sus anteriores apariciones. Pero no es que la película sea mala, sigue haciendo reír en diversos momentos gracias a la química de los dos actores protagonistas. El problema es que el guion no es tan fresco como el de las anteriores películas, de modo que, en conjunto, no funciona tan bien como las dos primeras entregas. O tal vez sea que, como las dos primeras son tan buenas, esta tercera entrega lo tenía demasiado difícil para estar a la altura. Y para ser justos, comparada con otras secuelas o con otros ejemplos del género, es una comedia tremenda, es solo que no se mide a la misma altura que sus predecesoras.

A pesar de que la tercera sea más floja, esta trilogía (de momento) se ha convertido en un clásico dentro de su género. Lo cual no deja de ser meritorio teniendo en cuenta que no es un tipo de humor que se considere apto para que las películas que lo adopten se tomen "en serio" y que mucha gente siente reparos en admitir que le gusta y le hace reír. Pero yo no tengo esos prejuicios y me parecen grandes comedias (al menos las dos primeras).

18 abr 2025

La leyenda de los ocho samuráis (Satomi hakken-den)

 


 

La productora Toei buscaba qué nuevas tendencias habría en el mercado cinematográfico, cuando un grupo de ejecutivos junto al director Kinji Fukasaku vieron en Estados Unidos La guerra de las galaxias (Star Wars, George Lucas, 1977). Impresionados, decidieron rodar su propia space opera, que llegaría antes a las pantallas japonesas que el film de George Lucas: Los invasores del espacio (Uchu kara no messeji aka Message from Space, Kinji Fukasaku, 1978). Unos pocos años más tarde, Kadokawa había desarrollado un novedoso sistema de producción en Japón, utilizando su rama editorial como punto de partida para crear películas basadas en los libros y mangas que publicaban, así como publicar libros y mangas basados en sus éxitos de taquilla. Y fue así que Fukasaku se vio al frente de La leyenda de los ocho samuráis (Satomi hakken-den, 1983), una adaptación de Nansō Satomi Hakkenden, la misma épica literaria que había servido de base para Los invasores del espacio, solo que ahora dentro del género de la fantasía y que se suponía se basaba en la adaptación modernizada que iba a publicar Kadokawa (si bien se escribió al mismo tiempo que el guion de la película).

La princesa Shizu (Hiroko Yakushimaru) debe huir de su hogar cuando el castillo del clan Satomi es atacado por el ejército del malvado clan Hikita, liderado por la hechicera Tamazusa (Mari Natsuki) y su hijo/amante Gonnokami Motofuji (Yûki Meguro). Shizu, última superviviente, jura vengar la muerte de su familia y acabar con el clan Hikita. Pero para vencer al demoníaco clan, que domina los poderes de la oscuridad, Shizu necesitará la ayuda de ocho guerreros que poseen una joya que los identifica como uno de los "guerreros perro". El origen de cada uno y por qué son llamados "guerreros perro" es bastante complejo, todo se remonta a un siglo antes y resultará incomprensible si no veis la película. Ved la película.

El encargo que le hizo Kadokawa a Kinji Fukasaku era hacer algo del estilo de los blockbusters de la época provenientes del cine americano como las aventuras de Indiana Jones, Flash Gordon (Mike Hodges, 1980) y las fantasías de espada y brujería surgidas a partir del éxito de Conan, el bárbaro (Conan the Barbarian, John Milius, 1982). Fukasaku empezó a darle cuerpo al encargo en apariencia, porque lo que hizo Fukasaku es una película más subversiva y atrevida que los modelos se supone que tenía que imitar. De ahí que, sin entrar en detalles, el final que parece creado pensando en el público occidental, incide también en ese dedo medio alegórico que Fukasaku gustaba dedicar a las autoridades.

Satomi hakken-den puede parecer a simple vista una habitual fantasía samurái, pero ofrece escenas que casi parecen ir en contra del propio género. Para empezar, los héroes no son samuráis nobles, sino un irregular grupo de personajes que son, en cierto modo, extraños en su entorno o que se ven obligados a marchar del mundo que conocen antes de descubrir su misión con la princesa Shizu. Pero, además, Fukasaku llena la película de escenas y momentos que no veríamos nunca en alguna de las películas producidas por Steven Spielberg, como una de mis escenas favoritas que es cuando la malvada Tamazusa se sumerge en una piscina de sangre para recuperar las fuerzas o el descubrimiento de un demonio-insecto contra el que deben luchar los protagonistas.

La novela épica original transcurría en el siglo XIV, si bien la película de Fukasaku parece transcurrir en algún momento del siglo XVII o XVIII, que el director llena de detalles anacrónicos, como un mural inspirado en El Beso de Gustav Klimt que adorna una pared y sirve como contrapunto a una de las tramas, así como la utilización de canciones rock que hoy día no podrían sonar más ochenteras. Pero todo sirve para reforzar este mundo de fantasía que creó el director, no es una típica épica histórica que busque el realismo.

Este el punto fuerte de la película, que rezuma fantasía y es constantemente entretenida. La trama que hoy día puede resultar ya muy familiar está desarrollada de forma tan imaginativa que es difícil no dejarse seducir y dejarse llevar por la aventura de otro mundo que nos propone Fukasaku. Para aquellos que solo conozcan a Fukasaku como el director de la clásica Battle Royale (Batoru rowaiaru, 2000), es un modo tremendo de empezar a explorar la rica filmografía de este director.

 

11 abr 2025

Tráfico de menores (Enigma rosso)

 


 

En el artículo sobre la trilogía Bajo el vestido, nada explico que el giallo no es un género dado a secuelas y continuaciones. Lo que encontramos son trilogías temáticas, como la trilogía animal de Dario Argento, que lo único que comparten es que se nombra un animal en el título, sin otro punto en común. El director Massimo Dallamano construyó también lo que tenía que ser una trilogía personal, con el tema en común de "adolescentes en peligro". Dallamano falleció antes de poder completar el que iba a ser el tercer título, Alberto Negrin acabó siendo el director de Tráfico de menores (Enigma rosso, 1978).

El cadáver de la joven Angela Russo aparece envuelto en plástico en la orilla de un rio. El inspector Gianni Di Salvo (Fabio Testi) se encarga de la investigación, centrándose en las amigas de Angela Virginia (Silvia Aguilar), Paola (Caroline Ohrner) y Franca (Taida Urruzola). Las cuatro formaban un grupo que era conocido en el colegio como "las inseparables". A medida que Di Salvo investiga se hace evidente que las muchachas estaban envueltas en algo turbio, algo que está provocando muchas muertes alrededor del caso y que ellas estén amenazadas por alguien que se identifica como Némesis.

El productor Leo Pescarolo estaba interesado en resucitar el éxito de ¿Qué habéis hecho con Solange? (Cosa avete fatto a Solange?, Massimo Dallamano, 1972) con una película que fuera una secuela o un remake, por ello acudió a Dallamano para involucrarlo en el proyecto. Dallamano ya había dirigido Corrupción de menores (La polizia chiede aiuto, 1974), en principio no estaba entusiasmado por volver a tratar otra vez el mismo tema. El director se encontraba entonces enfermo de cáncer de pulmón, lo que tal vez explica su desilusión con el cine y su poco interés en volver al mismo tema otra vez. El productor Pescarolo, cínicamente, le pidió al guionista Franco Ferrini que siguiera trabajando en el guion, ya que se imaginaba que Dallamano no acabaría el proyecto debido a su delicada salud. Pescarolo, tras la muerte de Dallamano, eligió como director a Alberto Negrin, un director que se ha centrado casi exclusivamente en la televisión, eso sí dirigiendo grandes miniseries y telefilmes de prestigio. Negrin estaba interesado en hacer algo para el cine y le atraía la idea de hacer un giallo incluyendo algún toque social. Por otro lado, cabe mencionar que la película se rodó en España, así que nos encontramos diversos rostros familiares para los aficionados al fantaterror en el reparto como Helga Liné, Jack Taylor y Silvia Aguilar.

No sabremos nunca cómo habría sido la versión de Dallamano de Tráfico de menores, pero en la versión que finalmente se estrenó se pueden reconocer elementos argumentales tanto de Solange como de Corrupción de menores. El grupo de amigas que esconde un secreto y otros detalles que revelarían demasiado de la trama provienen de Solange, mientras que el policía protagonista y el tono y estilo más oscuro y sórdido provienen de Corrupción de menores. Por supuesto, se repiten las escenas de duchas en vestuarios que aparecen tanto en Solange como en Corrupción de menores. Pero a la dirección de Negrin la falta la energía de Dallamano, lo que hace que visualmente no esté tan conseguida como las dos películas precedentes. Otro problema fue que la falta de presupuesto hiciera que el rodaje se tuviera que interrumpir y finalizar luego rápidamente, dejando algunos detalles de la trama sin explicar debido a que no se pudieron rodar las escenas necesarias para hacerlo.

Pero a pesar de sus defectos, Tráfico de menores es un giallo por lo menos entretenido. No se puede comparar con los grandes clásicos del género, claro, pero no deja de tener mérito. Sus 85 minutos de duración se pasan bastante rápido y su conclusión es bastante memorable, a pesar de los cabos sueltos mencionados. No es un film para el espectador casual, pero sí que resultará efectivo para los fans del género que necesiten su dosis de giallo


4 abr 2025

Devil Fetus (Mo toi)

 


 

Nunca habría pensado que llegaría un momento en mi vida en que si alguien me preguntara si he visto alguna película con un feto asesino, podría contestar que, de hecho, he visto varias. Y, sí, el feto diabólico que se menciona en el título en inglés de Devil Fetus (Mo toi, Hung-Chuen Lau, 1983) solo aparece unos segundos en pantalla, pero cuenta lo mismo, creo yo. Además, está película tiene mucho más delirio, locura y terror que ofrecer al espectador además de la breve aparición de un feto diabólico.

Aquí es normalmente donde hago una sinopsis de la película sobre la que se centra el artículo. Pero para llegar al centro de la trama tendría que hacer muchos destripes, debido a la episódica manera en que se construye. Se puede decir que todo arranca cuando la abuela Cheng (Sha-Fei Ouyang) acompañada de una de sus nueras asiste a una subasta benéfica. Cuando se pone en subasta una extraña figura de jade, la nuera se ve forzada a comprarla después de que parezca que la figura se gira para mirarla directamente. A partir de aquí tiene lugar toda una serie de fenómenos extraños, muertes grotescas, violaciones demoníacas, posesiones y batallas místicas con demonios.

El director Hung-Chuen Lau ha ejercido principalmente como director de fotografía, trabajando con directores como Ringo Lam y Sammo Hung. El talento de Lau se demuestra en cómo consigue que esta película de bajo presupuesto tenga un aspecto fantástico, dando la impresión de que fue mucho más cara de hacer de lo que fue en realidad. El hecho de la lógica narrativa sea secundaria realmente no importa, cuando el director nos regala secuencia fantástica tras secuencia fantástica. Mete en una batidora influencias occidentales y orientales para crear un cóctel de momentos terroríficos, surrealistas y delirantes. Tenemos lo que es en realidad el prólogo, lo que sucede después de que se compra la figura de jade, que nos ofrece ya un par de escenas impactantes. Luego, el desarrollo de la historia, con las posesiones, es más tranquilo pero igualmente contiene momentos ojipláticos. Y llegamos a la última media hora de la película, una de las más increíbles y alucinantes que os podréis encontrar en esta y tres o cuatro realidades más. Para añadirle surrealismo, la banda sonora de la película está llena de temas cogidos de las bandas sonoras de otras películas, sin pagar derechos por supuesto, como, por ejemplo, Humanity -Pt. 1 que Ennio Morricone compuso para la obra maestra La cosa (The Thing, John Carpenter, 1982).

Aunque la historia que se cuenta en el fondo es una historia de posesiones, está contada de manera que te provoca esa deliciosa sensación de no saber qué pasará a continuación. ¿Qué nueva secuencia demencial tiene planeada el director? Y cuando alguien que ha visto cosas como Death Bed: The Bed That Eats (George Barry, 1972)The Seventh Curse (Yuen Chun Hap yu Wai See Lee, Ngai Choi Lam, 1986) o Seeding of a Ghost (Zhong gui, Kuen Yueng, 1983) os dice que Devil Fetus es imprevisible, no es algo que se dice a la ligera. Devil Fetus es más efectiva porque, como ya he dicho, Lau era un director con un gran talento para lo visual, lo que hace que sea doblemente efectiva. En definitiva, una joya del cine demente muy recomendada a los que no tengan miedo de adentrarse en el lado más salvaje del cine, que ahora se puede disfrutar sin censura.