12 jun 2012

Rubber

 
Puedo entender perfectamente que haya personas que odien esta película, que les parezca simplemente mala, una abominación sin pies ni cabeza. Es posible que piensen eso de ella por las mismas razones que a mí me gustó y me hizo reír. Rubber (Quentin Dupieux, 2010) es una comedia absurda naturalista con toques de terror, sangre y violencia que gira en torno a una rueda asesina que se dedica a rodar por el desierto y matar todo aquello que se le pone por delante. Y además es francesa, o sea que es como Amelie (Le fabuleux destin d'Amélie Poulain, Jean-Pierre Jeunet, 2001) pero con cabezas que explotan (cosa que, si me preguntáis, habría hecho mucho más disfrutable Amelie).

Damas y caballeros, la película que van a ver es un homenaje a la "por ninguna razón", la más poderosa característica del estilo. Con estas palabras concluye un divertido discurso que ofrece uno de los personajes, el teniente Chad (Stephen Spinella), al principio del film. Una declaración de intenciones en toda regla y una invitación al espectador para que no busque ninguna justificación a los absurdos eventos que empezarán a tener lugar a partir de ese momento. Pero, a pesar de todo, no todo es absurdo por absurdo, y el argumento de Rubber contiene diversos elementos que la hacen interesante, ya sea desde una perspectiva puramente metalingüística o como simple elemento narrativo. Es posible que estas lecturas más allá de lo que sucede en pantalla se deban simplemente a un defecto de fábrica del que esto escribe, la horrible tendencia a ver más cosas de las que realmente hay en lo que veo.

¿Sabéis qué os digo? Y qué. Si estoy viendo más de lo que hay, pues estoy viendo más de lo que hay, esto no va a hacer que disfrute menos la película.

A lo que me refiero con tantos circunloquios (parece que también tengo problemas en ir directamente al grano), es que al principio del film se nos presentan una serie de "espectadores". Un grupo de gente que se ha reunido en algún lugar del desierto para, mediante unos prismáticos, ver la película que nosotros, desde la comodidad del hogar, también vamos a ver. En un principio parece que este público va a actuar como una especie de coro griego, comentando lo que va sucediendo. Pero muy pronto su historia se mezcla con lo que en un principio parecía una película-dentro-de la película, convirtiéndose todo en la misma historia.

La manera en que ambas líneas parecen converger hace que uno piense si Dupieux quería hacer un comentario sobre la relación entre público y cineastas. Por supuesto, cuando uno recuerda el discurso con el que se abre la película tiende a desechar cualquier interpretación que no sea "una rueda toma conciencia de si misma y empieza a matar gente con la fuerza de su mente". Pero la película está tan llena de elementos curiosos e interesantes que se hace irresistible buscarle interpretaciones que vayan más allá de lo que se ve.

Lo que me lleva a pensar si uno ha de tener en cuenta las intenciones del director a la hora de ver una película. Es decir, Dupieux se vio atraído por el aspecto visual y no parece que quisiera hacer nada más que una comedia absurda. ¿Significa eso que si un espectador, yo mismo, ve algo más bajo la superficie de las imágenes del film debería callárselo? Parece bastante obvio que no lo creo. Eso no quiere decir que en ocasiones se pueda interpretar en exceso, especialmente con películas filmadas hace 40 o 50 años que se analizan desde una perspectiva que no corresponde a la del momento en que fueron hechas.
 
Pero, por ejemplo, el plano final que no revelaré de esta película me llevó a pensar en una alegoría que hacía referencia a como el cine independiente acabaría por devorar el cine de Hollywood. Sin embargo, en una entrevista incluida en la edición en Blu-ray, entrevista realizada al director por un muñeco hinchable de plástico y en la que las respuestas del director van al revés (es decir, como si hicieras sonar un disco de los Beatles al revés buscando mensajes satánicos), dice que la imagen que cierra la película no era más que una manera de acabarla, ya que no se le había ocurrido ningún final y le gustaba estéticamente.

Puede que sea cierto que el director simplemente cogió una imagen que le gustaba y le resultaba atractiva, pero no es menos cierto que se puede utilizar esa imagen como la alegoría que he mencionado, independientemente de lo que quisiera hacer el director.
 

Hay una generación que se vio marcada por Mazinger Z (Majingâ Zetto, 1972-1974). Hay una generación que se vio marcada por El cuento de Heidi (Arupusu no shôjo Haiji, 1974) y Marco (Haha wo tazunete sanzenri, 1976). En mi caso, en lo que respecta Catalunya, una de las series que nos marcó de jovencitos a finales de los 80 fue Dr. Slump (Dokutâ Suranpu, 1981-1986), una serie de animación japonesa que emitía la televisión autonómica y que se caracterizaba por su surrealista humor y su delirante ambientación. Tal vez sea la influencia de Dr. Slump la que haya hecho que Rubber me resulte tan divertida en su absurdidad.

Y sin venir a cuento (atención a partir del minuto 12, sorprende lo que nos ponían de pequeños):

Hay mucho que disfrutar en Rubber, como la ambientación en el desierto, gente a la que le explota la cabeza y Roxane Mesquida, cuyo acento francés le da puntos en sexydad. Las interpretaciones encajan perfectamente en el tono surrealista de la película, dándole verosimilitud al peculiar universo que nos presenta Dupieux. Además, el director llena la película con grandes imágenes, haciendo gala de un fantástico estilo visual. Normalmente no me gustan las películas que son puro estilo, pero este caso es una excepción. Además de que, repito, me he reído mucho viéndola.

Resumiendo, Rubber es una comedia absurda y surrealista en la cual si uno se deja llevar se lo puede pasar muy bien. Además de los elementos visuales, uno puede encontrar otros hallazgos que convierten esta película en algo interesante más allá de la premisa, que de por si ya es bastante curiosa.

4 comentarios:

Dr. Gonzo dijo...

Hace tiempo que sé de la existencia de esta película, pero no imaginaba que fuese tan cómica como dices (aunque siendo el protagonista un neumático asesino, no sé qué esperaba...).
Tenía ganas de verla, y después de leer tu reseña tengo más ganas aún.

En parte me ha recordado a un corto que estoy haciendo. Me refiero concretamente a eso de no buscarle explicación a los sucesos que ocurren en la historia, algo que por otra parte me parece fenomenal.
A veces el malo de la peli es una rueda asesina o una tortuga ninja, y ya está, eso es todo. No hay que darle más vueltas.

Raúl Calvo dijo...

Creo que hoy en día se sobreexplican las cosas. En plan serio, dentro del cine de terror el malo da más miedo cuanto menos se sabe de él, por ejemplo Michael Myers en Halloween de Carpenter: ¿por qué empieza a matar siendo un niño? no se sabe ¿por qué no puede morir? no se sabe. Luego lo jodieron todo con explicaciones y más explicaciones.

Charlie Kaufman dijo...

Buenas! soy el adolescente maratoniano que te debe tantas pequeñas maravillas que no hubiese visto tipo Noche en el tren del terror, y al tema.

Me ha encantado la película, me ha sorprendido mucho pues no esperaba tanta sustancia y más una chorrada divertida como parece por la premisa inicial de rueda asesina y no se si será porque llevo 5 días de maratón (yo y mi mejor amigo llevamos visto 29 pelis en estos días desde la trilogía Hatchet o las cuatro de El Vengador Tóxico, te lo cuento porque te considero mi mentor a distancia) pero también he visto claramente entre la comedia absurda bastantes significados, que no sé si tendré ya la cabeza ida de dormir poco y solo lo vemos unos pocos pero al leerte veo que algo de sentido tienen que tener los significados espectador-cine que vi, y disfruté en ciertas escenas y no solo es producto de mi imaginación.

Bueno, me voy que me espera las tres de Candyman, gracias!

Raúl Calvo dijo...

Pues vaya envidia me das Charlie, ojalá pudiera yo ahora ponerme a hacer maratones con gusto en lugar de esperar encontrar un finde libre! Rubber tiene la ventaja de que al ser tan "abierta" puede canalizar y sugerir muchas ideas, lo cual es fantástico. Por cierto, de Candyman creo que la 2 es mejor que la 1 y la 3 un señor truño. Saludos.