¡Antonio Margheriti al ataquerrrlll!
Sí, señor, de nuevo tenemos al maestro Margheriti en este blog para alegrarnos las pupilas con otra demencial y barata épica cinematográfica. En esta ocasión se trata de la adaptación del cómic argentino Henga, el cazador creado por Juan Zanotto, Eugenio Zappietro y Alfredo Julio Grassi, en la producción italo-francesa Yor, el cazador que vino del futuro (Il mondo di Yor, 1983).
Con su habitual pseudónimo Anthony M. Dawson, Margheriti y Robert D. Bailey (cuyo trabajo principal en el cine se haya en el campo de los efectos visuales y este es el único guion que ha escrito) crearon un guion para Yor que, aunque no es muy fiel al cómic en el que se basa, sí lo es en espíritu. La historia trata sobre la búsqueda que lleva a cabo Yor (Reb Brown) de su misterioso pasado (una pista: no es un cazador que vino del futuro, como aseguran los títulos internacionales). A su aventura se le unen Pag (Luciano Pigozzi) y la hermosa Ka-Laa (Corinne Cléry), a quienes salva del ataque de una especie de Triceratops (y tras matarlo, Yor se pone a beber la sangre del animal, para que veáis lo macho que es). En su odisea, Yor, Pag y Ka-Laa se enfrentarán a mil peligros como hombres bestia, criaturas varias y al malo malísimo de la función: Overlord (John Steiner).
Il mondo di Yor no para ni un momento para darle un respiro al espectador, cada segundo es un regalo para los amantes de la serie B, el pulp y la alegría cinéfaga psicotrónica. Empezando por la tremenda canción de los títulos de crédito, que suena cada vez que Yor hace alguna "yoricidad". Pensad en la canción más hortera de pop ochentero que os venga a la cabeza: la canción de Yor es más hortera (y maravillosa) aún. Aunque como en Italia se emitió Yor como una miniserie para televisión de cuatro episodios de 50 minutos de duración (en el resto del mundo se estrenó una versión cinematográfica de unos 98 minutos), los abundantes desnudos presentes en el cómic se encuentran ausentes en la película.
Pero más allá de una hortera (y pegadiza) canción, Yor ofrece una serie ininterrumpida de escenas de acción y bellas salvajes. Los principales enemigos son una especie de hombres bestia, que todavía no estoy seguro de si se supone que tienen la piel morada o solo la tienen pintada de color morado como algo tribal, con gente como Margheriti al mando nunca se sabe; pero también hay una especie de tribu del hielo que tiene la correspondiente reina bellezón (Carole André). Aunque el bellezón principal es el propio Yor, a pesar de su ridícula peluca rubia, que hace gala de brillante musculatura y trasero durante toda la película, compensando así su falta de habilidad artística. No es extraño que todas las bellas mujeres con las que se cruza, empezando por Ka-Laa, se lo quieran beneficiar. Por supuesto, hay que tener en cuenta que en el mundo de Yor todos los hombres tienen aspecto de primitivos cavernícolas y todas las mujeres son atractivas.
Pero la película acaba siendo memorable gracias a la parte final en la que los elementos propios de la space opera pasan a primer plano. Así, el film acaba siendo una mezcla imposible entre Conan, el bárbaro (Conan the Barbarian, John Milius, 1982) y La guerra de las galaxias (Star Wars, George Lucas, 1977). No hemos de olvidar que el estreno y posterior gran éxito de Conan, el bárbaro había provocado que de repente las pantallas de cine se llenaran de bárbaros y princesas, y el mismo 1983 se estrenaba la tercera entrega de la famosa saga galáctica. De modo que Yor tenía la intención de aprovecharse de ambas modas: la bárbara y la galáctica.
En definitiva, Yor es una película de fantasía cutre-salchichera y absurda, muy entretenida y divertida. Los que tengáis el paladar acostumbrado a las spaghetti-locuras y sepáis apreciar su especial bouquet disfrutaréis de lo lindo con esta barbaridad psicotrónica.
Con su habitual pseudónimo Anthony M. Dawson, Margheriti y Robert D. Bailey (cuyo trabajo principal en el cine se haya en el campo de los efectos visuales y este es el único guion que ha escrito) crearon un guion para Yor que, aunque no es muy fiel al cómic en el que se basa, sí lo es en espíritu. La historia trata sobre la búsqueda que lleva a cabo Yor (Reb Brown) de su misterioso pasado (una pista: no es un cazador que vino del futuro, como aseguran los títulos internacionales). A su aventura se le unen Pag (Luciano Pigozzi) y la hermosa Ka-Laa (Corinne Cléry), a quienes salva del ataque de una especie de Triceratops (y tras matarlo, Yor se pone a beber la sangre del animal, para que veáis lo macho que es). En su odisea, Yor, Pag y Ka-Laa se enfrentarán a mil peligros como hombres bestia, criaturas varias y al malo malísimo de la función: Overlord (John Steiner).
Il mondo di Yor no para ni un momento para darle un respiro al espectador, cada segundo es un regalo para los amantes de la serie B, el pulp y la alegría cinéfaga psicotrónica. Empezando por la tremenda canción de los títulos de crédito, que suena cada vez que Yor hace alguna "yoricidad". Pensad en la canción más hortera de pop ochentero que os venga a la cabeza: la canción de Yor es más hortera (y maravillosa) aún. Aunque como en Italia se emitió Yor como una miniserie para televisión de cuatro episodios de 50 minutos de duración (en el resto del mundo se estrenó una versión cinematográfica de unos 98 minutos), los abundantes desnudos presentes en el cómic se encuentran ausentes en la película.
Pero más allá de una hortera (y pegadiza) canción, Yor ofrece una serie ininterrumpida de escenas de acción y bellas salvajes. Los principales enemigos son una especie de hombres bestia, que todavía no estoy seguro de si se supone que tienen la piel morada o solo la tienen pintada de color morado como algo tribal, con gente como Margheriti al mando nunca se sabe; pero también hay una especie de tribu del hielo que tiene la correspondiente reina bellezón (Carole André). Aunque el bellezón principal es el propio Yor, a pesar de su ridícula peluca rubia, que hace gala de brillante musculatura y trasero durante toda la película, compensando así su falta de habilidad artística. No es extraño que todas las bellas mujeres con las que se cruza, empezando por Ka-Laa, se lo quieran beneficiar. Por supuesto, hay que tener en cuenta que en el mundo de Yor todos los hombres tienen aspecto de primitivos cavernícolas y todas las mujeres son atractivas.
Pero la película acaba siendo memorable gracias a la parte final en la que los elementos propios de la space opera pasan a primer plano. Así, el film acaba siendo una mezcla imposible entre Conan, el bárbaro (Conan the Barbarian, John Milius, 1982) y La guerra de las galaxias (Star Wars, George Lucas, 1977). No hemos de olvidar que el estreno y posterior gran éxito de Conan, el bárbaro había provocado que de repente las pantallas de cine se llenaran de bárbaros y princesas, y el mismo 1983 se estrenaba la tercera entrega de la famosa saga galáctica. De modo que Yor tenía la intención de aprovecharse de ambas modas: la bárbara y la galáctica.
En definitiva, Yor es una película de fantasía cutre-salchichera y absurda, muy entretenida y divertida. Los que tengáis el paladar acostumbrado a las spaghetti-locuras y sepáis apreciar su especial bouquet disfrutaréis de lo lindo con esta barbaridad psicotrónica.
3 comentarios:
Excelente blog. No entiendo cómo no atesta de comentarios. No vi la peli. La tengo en lista de espera para este fin de semana, siempre y cuando la encuentre en Youtube, en español, o bien pueda descargarla mediante el Utorrent. Salu2 y muchas gracias por el arpote.
Aprovecho a hacerte una consulta: ¿Tenés algún enlace para leer otras críticas de cine cutre?
Gracias. Enfoqué este blog como un lugar de consulta donde encontrar pelis no muy vistas o no vistas lo suficiente, supongo que por eso no hay muchos comentarios pero sí muchas visitas. En castellano no leo otros sitios de cine cutre, pero en inglés normalmente leo Diabolique magazine.
Publicar un comentario