6 jun 2018

Los violadores aka Mad Foxes




Los violadores (Paul Grau, 1981) aka Mad Foxes es una de las películas más sórdidas, demenciales y absurdas que he visto. Una coproducción entre Suecia y España que hay que ver para creer. Y una vez vista no puedes más que aplaudir la locura de la que has sido testigo.

En otras típicas películas con planteamiento parecido al de esta cinta, el argumento nos presentaría como un héroe al protagonista, los malos serían pura escoria y la violenta venganza estaría plenamente justificada. Pero Los violadores no es una película normal. Los malos son pura escoria, sí, pero el protagonista no se queda muy atrás. Hal (José Gras con el nombre Robert O'Neal) es un chulopiscinas de campeonato que se pasea con una chica en su impresionante deportivo (que comparado con los otros coches de la época que vemos casi parece salido del futuro). Hal y su amiga van a celebrar que ella cumple los 18 (y es entonces que te preguntas qué hace este tío con una chica que hasta entonces era menor). Mientras esperan en un semáforo, un grupo de motoristas les insulta, molestos por el chulerío de Hal. Hal no se lo toma a bien y las provocaciones aumentan de tono, hasta que Hal sale disparado con su coche perseguido por los motoristas con el resultado que uno de estos motoristas muere al chocar con un coche. Los motoristas no se lo toman a bien, así que cuando Hal y la chica vuelven a casa se ven emboscados por la banda. Hal recibe una paliza y la chica es violada. Es también la última vez que vemos a esta chica, ya que cuando Hal vuelve a casa hay otra chica en su cama con la que realiza actividades de interior, de la que luego se despide y se liará con otra mujer que se encuentra haciendo autoestop. Lo importante es que cuando Hal sale del hospital decide vengarse de los motoristas llamando a sus amigos karatecas, que atacan la banda motorizada en el funeral de su camarada caído.


Y así toda la película, con Hal y los motoristas metidos en una brutal espiral de violencia a la que Hal arrastra a todo el que conoce. Eso es lo que hace interesante esta película: ambos bandos son igual de culpables. Si Hal no se hubiera tomado la justicia por su mano, muchos inocentes seguirían vivos. Eso tampoco justifica la locura de los motoristas, claro. Unos motoristas que, no olvidemos, son nazis. Bueno, nazis de interior: en todas las escenas rodadas en exteriores, los brazos de los motoristas están adornados con un brazalete rojo con un círculo blanco. En las escenas de interiores, en el círculo blanco aparece una esvástica. Así, en una misma secuencia es posible que las esvásticas aparezcan y desaparezcan como por arte de magia.

Como ya he dicho, esta es una locura que hay que ver para creer. Un delirio clasificado "S" irrepetible. Para mí las banderas no son más que trozos de tela, el patriotismo no va conmigo, pero no puedo negar que pasear por ciertas zonas de Barcelona sabiendo que aquí se rodaron escenas del chulopiscinas matando motoristas nazis me llena de cierto orgullo patrio. Amantes del cine imposible, no os perdáis esta joya de los 80 con uno de los mejores finales de la historia del cine.

Atención: debido a la naturaleza bizarra y explícita de Mad Foxes, hay que asegurarse que os hacéis con la versión integra. Como la edición en Blu-ray austríaca, que es la que tengo, o la edición en DVD americana de Full Moon. Hay una versión en YouTube muy recortada y censurada, le faltan diez minutos de metraje, que es una pérdida de tiempo. Os dejo con el tráiler, que es casi una versión comprimida de Los violadores. Os diría que veáis solo un trozo del tráiler por si no estáis del todo convencidos, pero no verlo entero por su alto contenido de spoilers.