4 dic 2019

Una cuestión de género

 
La cadena AMC emitió hace poco la serie documental La historia del terror de Eli Roth. La serie no está enfocada desde un punto de vista cronológico, sino que cada episodio trata un género o un motivo concreto. El slasher es el único que fue tratado en dos episodios, uno abarcando la primera ola de los años 80, otro a partir de la nueva ola de mediados de los 90 del siglo XX.

Como suele ser habitual cuando se habla de este subgénero en particular, hubo una discusión sobre si las películas slasher son misóginas o son feministas. Si bien hay alguna opinión discordante, la mayoría de los entrevistados y entrevistadas llegaban a la conclusión que los slashers son más feministas que lo contrario.

Esta discusión tiene su origen en el brutal ataque que, en la televisión americana, hicieron los populares críticos Roger Ebert y Gene Siskel cuando el género se encontraba en su momento álgido al inicio de los 80. Ebert y Siskel crearon un especial llamado "Women in Peril", dedicado completamente a sostener su tesis de que los slashers eran películas hechas por hombres que odiaban a la mujeres, un ataque al movimiento feminista. Visto hoy día, este especial resulta histérico, demagógico y ridículo. ¿Cómo de histérico, demagógico y ridículo? Hay un momento en que se dedican a leer títulos y sinopsis de películas que todavía no se habían estrenado, condenándolas como basura misógina. Entre las películas que condenan como un slasher misógino se encontraba Aullidos (The Howling, 1981) de Joe Dante, que ni era un slasher, sino una película de hombres lobo, y mucho menos misógina, pero es lo que tiene condenar una película solo por su sinopsis.

La cuestión es que el slasher ni es feminista ni es misógino. Estos son aspectos, como el racismo o la diversidad, que no pertenecen por idiosincrasia  a ningún género, sino a la manera que tiene de ver el mundo el cineasta. Por eso hay películas slasher asquerosamente misóginas y películas slasher feministas y empoderadoras. Y esto mismo se aplica a todos los géneros.

Sin embargo, este debate parece que solo se produce cuando hablamos, no solo del slasher, sino del cine de terror en general. Durante los 80, además del slasher, también se puso de moda la comedia sexual adolescente, con títulos casi agresivamente misóginos como Movida en la universidad (Zapped!, Robert J. Rosenthal, 1982), de la que se puede decir que ya no se hacen películas como esta y que sea algo positivo, o La revancha de los novatos (Revenge of the Nerds, Jeff Kanew, 1984). Pero solo veo este tipo de debates alrededor del cine de terror, en los que cineastas, expertos y aficionados se ven obligados a defender el género de ataques injustificados.

Injustificados porque, como ya he dicho, estos son aspectos que pertenecen a la manera en que cada uno ve el mundo y no al género narrativo. Un cineasta machista te hará una película machista, un cineasta feminista te hará una película feminista, ya sea de forma consciente o inconsciente, sin importar el género en el que trabajen.


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