16 feb 2021

Cementerio del terror

 

Cuando se empieza a ver Cementerio del terror (Rubén Galindo Jr., 1985) es muy fácil detectar la influencia en el argumento del clásico de John Carpenter La noche de Halloween (Halloween, 1978). Por eso resulta tan sorprendente que Cementerio del terror se parezca tan poco a La noche de Halloween o Posesión infernal (The Evil Dead, Sam Raimi, 1981), otra película de la que también coge elementos prestados. Se construye una personalidad propia que convierte el film en un festival sangriento tremendamente entretenido.

El film arranca con el impasible Hugo Stiglitz en el papel del doctor Cardan. El buen doctor tiene una pesadilla protagonizada por Devlon (José Gómez Parcero), un asesino psicópata brutal que fue paciente suyo. Aparentemente, Devlon ha muerto, pero el doctor Cardan insiste en que se ha de quemar el cuerpo y deshacerse de él. Por supuesto, las autoridades, representadas por el capitán Ancira (Raúl Meraz), no le creen y no ven necesario recurrir a semejantes medidas. Paralelamente, un grupo de descerebrados adolescentes planea una fiesta en una casa abandonada coincidiendo con la noche de Halloween. Jorge (Servando Manzetti), Óscar (René Cardona III) y Pedro (Andrés García Jr.) planean engañar a sus novias, Olivia (Edna Bolkan), Lena (Erika Buenfil) y Mariana (Jacqueline Castro), para que acudan a una casa abandonada diciéndoles que hay una fiesta con famosos. Los planes no salen como se esperaban los chicos y las comprensiblemente cabreadas novias se cierran a jugar tenis de campanilla. Este trío de pazguatos decide entonces que la mejor manera de poner a tono a sus chicas es gastarles una broma, robando un cadáver de la morgue y montando una ceremonia satánica. Por otro lado, Tony (Eduardo Capetilla), Anita (María Rebeca), Raúl (César Adrián Sánchez), Usi (Usi Velasco) y César (César Velasco) son un grupo de niños que decide pasar un reto de valor yendo al cementerio en plena Noche de Brujas. Por supuesto, los cabezahuecas de los adolescentes harán que Devlon vuelva a la vida y se dedique a masacrar a todo quisqui.

Como he mencionado en la intro, esta producción mexicana resulta muy entretenida. No es que sea muy original, pero la mezcla de elementos, siendo parte slasher parte peli de zombis, le da un toque propio. En especial por la manera en que avanza la trama. Al principio uno puede temerse que los irritantes adolescentes sean los protagonistas, pero son gráficamente despachados por Devlon, pasando el protagonismo a los niños, que tendrán la ayuda de Hugo Stiglitz in action vestido como si se hubiera escapado de un episodio de Corrupción en Miami. Devlon, por su parte, es un asesino bastante notorio usando solo sus manos para hacer escabechina a sus víctimas. Las interpretaciones son bastante exageradas y artificiales, sobre todo al lado de ese trozo de madera con barba que es Stiglitz. Este actor es el único que conozco que es tan intenso como inexpresivo. Pero en conjunto el dispar rango interpretativo le añade diversión al film.

Desconocía la obra de Rubén Galindo Jr., pero con lo que me he divertido viendo Cementerio del terror no voy a tardar en ver más películas suyas, ahora que han empezado a ser editadas en Blu-ray por Vinegar Syndrome. Maldita sea, así no hay manera de salir de pobre.

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