4 jun 2021

Cazador del espacio: Aventuras en la zona prohibida (Spacehunter: Adventures in the Forbidden Zone)


Recuerdo descubrir esta película, como tantas otras, en una insomne noche televisiva. Ya entonces me pareció un derivado de La guerra de las galaxias (Star Wars, George Lucas, 1977), pero con suficiente personalidad como para que se quedara rondando por mi cabeza. Décadas después, he redescubierto Cazador del espacio: Aventuras en la zona prohibida (Spacehunter: Adventures in the Forbidden Zone, Lamont Johnson, 1983) con gran placer, ya que ahora la puedo apreciar mejor que cuando era niño.

El film está protagonizado por Peter Strauss, interpretando a Wolff, rompiendo un poco su imagen de elegante seductor, un mercenario que va a un remoto planetoide a rescatar tres terráqueas que se han quedado allí atrapadas por accidente. Una jovencísima Molly Ringwald como Niki, es su reluctante compañera en esta aventura. Y en papeles secundarios: Ernie Hudson y Michael Ironside, el gran villano de la función. Como ya he mencionado, es obvio que Columbia puso en marcha esta producción con la esperanza de aprovechar el éxito de Star Wars, que por entonces estaba a punto de estrenar su tercera entrega. Esta intención queda patente en el título, que recuerda el de los antiguos seriales a los que el film de Lucas hacía homenaje. Este es un aspecto que se ha perdido en la actualidad: Star Wars era un ejercicio nostálgico, un intento de recuperar el espíritu de los antiguos seriales de los años 30 y 40. El aparatoso título de Spacehunter también da la sensación de que no se acababan de decidir entre dos títulos y optaron por usarlos los dos. Columbia, además, decidió estrenarla en 3-D, aprovechando el revival de esta técnica que tuvo lugar al principio de los 80 del sigo XX.

Pero el film de Lamont Johnson consigue ser algo más que una simple imitación, derrochando personalidad por los cuatro costados. Cómo consiguió esta hazaña lo descubrimos en los títulos de crédito: fue producida por Ivan Reitman y entre los guionistas encontramos a Daniel Goldberg y Len Blum. Exacto, parte del equipo que hizo posible Heavy Metal (Gerald Potterton, 1981). Se nota en el enfoque del film, especialmente en como mezcla diversos elementos: space opera, cine de aventuras y ambientación posapocalíptica a lo Mad Max.

Esta mezcla, más las generosas dosis de diversión, el diseño de producción y el sólido reparto, convierten Spacehunter en una perfecta aventura futurista. Con un ritmo ligero, el film exprime al máximo sus 90 minutos de duración, haciendo posible que los protagonistas se enfrenten a deformes y horribles mutantes, monstruos acuáticos y otras amenazas futuristas, lo que incluye un fantástico laberinto mortal. Sin olvidar que hoy día ha adquirido un encanto ochentero irresistible.

Recomendado sin reservas, Spacehunter es un film que se mantiene tan trepidante y entretenido como el día que se estrenó.

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