En la década de los 50 del siglo XX, los mitos clásicos del terror recibieron una actualización. Una actualización atómica, se podría decir. La fascinación y el miedo que provocaba la ciencia en la sociedad americana post-Segunda Guerra Mundial, tras la atómica devastación de Hiroshima y Nagasaki, contribuyó a que el cine de terror y ciencia-ficción se dedicara a alimentar esta ansiedad con múltiples y aterradoras posibilidades: monstruos gigantes, mutantes, peligrosos experimentos... Y no tardó en llegarle el turno al hombre lobo en la fantástica Los colmillos del lobo (The Werewolf, Fred F. Sears,1956).
Un hombre (Steve Rich) entra amnésico y desorientado en un tranquilo y típico pueblo americano de montaña. Pero cuando un desconocido intenta robarle el dinero que lleva, este hombre sufre una aterradora transformación: se ha convertido en un hombre lobo. Tras asesinar al ladrón, el hombre vuelve corriendo a las montañas. Este hombre ha sido víctima de un experimento pensando que iba a recibir ayuda tras sufrir un accidente de coche, ahora cada vez que se encuentra en una situación de estrés, miedo o furia se transforma en una criatura sedienta de sangre sin recordar luego nada de lo que ha hecho. Así acaba siendo perseguido por las montañas por el sheriff del pueblo Jack Haines (Don Megowan) que quiere proteger a los ciudadanos, la enfermera Amy Standish (Joyce Holden) y el doctor Jonas Gilcrist (Ken Christy), tio de Amy, que quieren salvarlo, su familia, que quiere que vuelva a casa, y los doctores Emery Forrest (S. John Launer) y Morgan Chambers (George Lynn), los científicos que quieren continuar con su investigación para crear un suero que les permita sobrevivir un holocausto nuclear sin sufrir mutaciones.
Mientras que las películas posteriores a El hombre lobo (The Wolf Man, George Waggner, 1941) seguían las reglas inventadas por el guionista Curt Siodmark, esta película destaca por ser la primera que rompe el molde y crea sus propias normas. Este hombre lobo no se ve afectado por la luna llena ni la plata le resulta mortal. Luego, películas como Yo fui un hombre lobo adolescente (I Was a Teenage Werewolf, Gene Fowler Jr., 1957) también eliminaron los elementos sobrenaturales, buscando otros orígenes para la criatura, pero The Werewolf fue toda una pionera. Dicho esto, sí que mantiene el aire trágico del licántropo siguiendo el modelo establecido por el pobre Larry Talbot. El hombre lobo que interpreta Steve Rich es una víctima inocente, que mata sin control cuando se transforma, que sufre al ser consciente de que no podrá volver con su familia.
El diseño del maquillaje es muy bueno, si bien las transformaciones son las habituales a base de fundidos, típicas de la época, sin darle giros interesantes como la transformación entre columnas de El lobo humano (Werewolf of London, Stuart Walker, 1935). Por otro lado, el desarrollo es el típico de las películas de la época, pero eso no quiere decir que no carezca de interés. Los 79 minutos de duración se pasan muy rápido, no pierde el tiempo en meterse en la acción y desarrollar la historia de la manera más rápida y eficiente posible.
The Werewolf es un gran ejemplo de lo mejor que podía ofrecer la llamada serie B de los 50. Un título con buenas interpretaciones y una historia que, vista hoy día, era diferente y original, aunque se alimentara de géneros ya establecidos. Una película que, a pesar del bajo presupuesto, no escatimó en calidad dramática y hoy puede considerarse un pequeño clásico.
7 comentarios:
Curiosamente cuando leí un hombre que se transforma en un monstruo cuando esta en un momento de estrés o miedo por experimentos científicos, se me vino a la cabeza Hulk, pero el gigante esmeralda debutaría en los comics 6 años después del estreno de esta película.
Estimado Raúl,
Recurro a ti porque ando buscando una película, y la última vez tú, que parece que conoces hasta la última cueva del cine, me resolviste el problema. Se trata de una película que, según yo, se llama "El sacristán del diablo". Sé que hay una película con ese nombre medianamente conocida, pero no es la que busco. La que busco la recuerdo muy vagamente. Solo recuerdo el final, en la que aparece un hombre de barba y una especie de bata café, quizás con capucha, que parece ser el diablo. En la escena hay fuego, y el hombre barbado volando como si fuera una criatura, una suerte de murciélago gigante. También recuerdo vagamente un cristal con muchas caras, en la que se ven distintas imágenes. Sé que no te doy muchos datos, pero quizás puedas ayudarme. Sea como sea, gracias.
Nacho, me pasó lo mismo. Aunque tanto esta peli como Hulk están en deuda con el clásico el extraño caso del doctor Jekyll y Mr Hyde.
Danie, El sacristán del diablo es, por un lado, el título en castellano de Rawhead Rex y, por otro lado, una peli de terror mejicana pero en la que no aparece lo del cristal que mencionas. Películas como La hermandad de Satán y La lluvia del diablo tienen algunas cosas en común, pero les falta algún detalle. Prácticamente todas las películas con cultos satánicos tienen a un villano barbudo con túnica. Ayudaría si pudieras acotar un poco cuándo te suena que fue estrenada, si en los 70 o en los 80 o en los 90. Aunque por la descripción parece una peli satánica de los 70, de las cuales hay listas en Wikipedia.
Es probable, Raúl, que se sea una película de finales de los ochenta y principios de los noventa, cuando, según yo, ya había pasado la fiebre por las películas sobre cultos satánicos.
A ver si hay suerte y es una de estas: Es posible que sea El trono del infierno de Sergio Goyri de 1994 o, tal vez, El poder del diablo (Prime Evil) de Roberta Findlay, al final de la cual creo recordar una transformación como la que mencionas. También es posible que la confunda con Lurkers de la misma directora y de la misma época. Espero que te sea de ayuda.
Danie, hay también una película que se llama La lámpara (The Outing) de 1987 con escenas parecidas a las que mencionas pero no es satánica.
Raúl, le eché el ojo a las películas que mencionas, pero no hubo suerte. Lo más probable es que esté mezclando películas o algo así. De cualquier manera, te agradezco mucho que te hayas tomado el tiempo. Saludos.
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