21 mar 2024

Olimpiada de muerte (Fatal Games)

 

Ahora que los grandes clásicos del slasher han tenido su edición coleccionista, que los títulos esenciales han tenido su edición coleccionista y que títulos más o menos populares han tenido su edición coleccionista, cada vez más títulos semidesconocidos empiezan a ser rescatados del olvido. El último ejemplo es Olimpiada de muerte (Fatal Games, Michael Elliot, 1984), que pasó desapercibida en su estreno en cines para luego labrarse una reputación en los videoclubes de todo el mundo. Sin embargo, luego volvió a desaparecer ya que no hizo la transición a formato DVD y quedó en el limbo hasta ahora que ha sido editada en Blu-ray por Vinegar Syndrome.

En la academia deportiva Falcon, los atletas finalistas para llegar a las olimpiadas empiezan a ser asesinados uno a uno por un misterioso asesino vestido de negro usando una jabalina. Una trama que buscaba aprovechar la previsible fiebre olímpica por la celebración de los juegos olímpicos de Los Ángeles 1984. Otro tema que buscaba explotar hacía referencia a las primeras noticias que llegaban de que en Rusia se estaban utilizando métodos artificiales para potenciar las habilidades de los atletas y cómo podían llegar a Estados Unidos las mismas técnicas, ya que las víctimas del asesino todas forman parte de un programa para aumentar sus capacidades mediante drogas especiales. Y otro de los temas que se tratan tangencialmente entraría ya en el territorio del destripe, así que no entraremos en ello pero da pie a un final memorable y ridículo.

Lynn Banashek, que interpreta a Annie la final girl, había sido gimnasta y se ve que es ella la que hace los ejercicios en las barras paralelas, lo que le da un toque de realismo al slasher, más de lo que es habitual en este género. Además, la excusa de que los personajes sean atletas da pie a diversas escenas en vestuarios y duchas, aumentando así la cuota de desnudos gratuitos, lo que trajo consigo la participación de dos actrices de culto: Linnea Quigley como doble de cuerpo de Lynn en una escena de masaje y Brinke Stevens como una de las atletas dándose una ducha.

Pero el punto fuerte de un slasher son los asesinatos, que en este caso están muy logrados y resultan originales por la jabalina que utiliza el asesino. Esta peculiar arma hace posible que, a pesar del bajo presupuesto, se orquesten unas logradas escenas de asesinatos. Ya os imaginaréis que el asesino demuestra una habilidad y puntería sobrehumana excepto a la hora de atacar a la final girl.

Comparado a menudo con el similarmente deportivo El día de la graduación (Graduation Day, Herb Freed, 1981), Olimpiada de muerte llegó algo tarde a la fiesta. Demasiado similar a los cientos que se habían estrenado ya y habían llevado al género al estancamiento y antes de que el género diera un giro hacia lo sobrenatural con el éxito de Pesadilla en Elm Street (A Nightmare on Elm Street, Wes Craven, 1984). Hoy día, se puede considerar un slasher que disfrutarán los fanáticos del género, que sabrán apreciar cómo maneja la fórmula habitual y el exotismo ochentero, pero es posible que no seduzca a aquellos que busquen algo más moderno.

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