23 nov 2010

Feminismo ensangrentado: The Slumber Party Massacre



Normalmente suelo controlar bastante mis emociones, no suelo expresar lo que siento en cada momento, no puedo evitarlo, ¡¡soy así!! El miedo es lo único que no puedo controlar y que expreso con total libertad.
Yolanda B.

Resulta curioso como uno de los géneros más atacados por su supuesta misoginia es el género dedicado al terror y sus derivados. La justificación para tal ataque es que en las películas de terror se presenta a las mujeres como víctimas, carne de cañón del asesino de turno. Pero, dejando de lado que las muertes más gráficas y violentas son reservadas siempre a los personajes masculinos, es en el género de terror donde los personajes femeninos fuertes e independientes abundan, incluso en una época tan chovinista como los años cincuenta. ¿Cómo olvidar la manera en que Stevie Wayne (Adrienne Barbeau) se enfrenta sola a unos marineros zombis atrapada en un faro en La niebla (The Fog, 1980) de John Carpenter? ¿Y qué me decís de la resuelta Nancy Thompson (Heather Langenkamp) contra Freddy Krueger en Pesadilla en Elm Street (A Nightmare on Elm Street, 1984) de Wes Craven?

El subgénero que ha sido más atacado dentro del terror es el slasher. Por un lado abundan slashers realmente malos donde los personajes femeninos son exactamente eso que aseguran sus críticos: carne de cañón. Pero es también en el slasher donde se establece una protagonista femenina que se alza como heroína de la función. Pensad por un momento en la cantidad de películas de terror protagonizadas por mujeres.

Dentro del slasher existe una trilogía (de momento) de películas de la cual son fans especialmente mujeres y chicas jóvenes por un lado, y chicos y hombres homosexuales, por otro. Aunque son perfectamente disfrutables y muy interesantes aunque no seas ni mujer ni gay. Estas son una serie de películas escritas y dirigidas por mujeres y, lo curioso, es que aparentemente estas películas podrían considerarse misóginas o explotaciones de la mujer mirando el póster que las anuncia, pero como bien dice el refrán: no hay que juzgar un libro por su cubierta.

Me encanta, así de simple, es ficción y por eso me encanta.
Laura J.
Desde finales de los sesenta y gran parte de los setenta, Rita Mae Brown fue una activista feminista que no sólo defendía los derechos de las mujeres, también se enfrentó con movimientos feministas importantes que pretendían apartar a las lesbianas de los grupos activistas por los derechos de la mujer. En los primeros ochenta escribió el guión de una película slasher titulado Don't Open the Door (no abras la puerta). En 1981, este guión descansaba en una estantería de la productora de Roger Corman, cuando Amy Holden Jones, una editora que quería convertirse en directora, filmó los diez primeros minutos del guión, el prólogo de la historia, para mostrarle a Roger Corman sus habilidades como directora. Corman quedó impresionado por el resultado y le ofreció a Jones un trabajo como directora: acabar de rodar aquel guión. En aquel momento a Jones también le ofrecieron ser editora de una película llamada E.T., el extraterrestre (E.T.: The Extra-Terrestrial, Steven Spielberg, 1982). Jones no sabía qué hacer: ¿dirigir un guión oscuro y violento o editar una película con un guión, según ella, maravilloso? Finalmente, tras emborracharse, decidió que prefería convertirse en directora.
Una de las primeras cosas que hizo Jones fue cambiar el título del guión original por el de Sleepless Nights (noches sin dormir). Otra cosa que hizo fue cambiar el tono de la historia y añadió toques de sátira y comedia, en cierta forma parodiando las películas slasher. Lo que sí mantuvo del guión fue la manera en que subvertía los roles de los personajes. Las protagonistas forman parte de un equipo de baloncesto femenino, no simples animadoras, su entrenadora como representante de la autoridad, es una mujer. Incluso los personajes secundarios que tradicionalmente serían masculinos son femeninos: una electricista, una carpintera.

Una vez se acabó el rodaje y se preparó la película para su estreno, Roger Corman cambió de nuevo el título de la película, finalmente se llamaría: The Slumber Party Massacre (la masacre de la fiesta pijama), titulo con que se estrenó la película en 1982. No sólo eso, Corman además creó un póster en el que unas modelos bien dotadas en ropa en interior son amenazadas por un asesino que lleva una taladradora, algo que se repetiría en los pósteres de las secuelas. No hace falta mencionar que ninguna de las modelos del póster aparece en la película. Estos cambios (el título, el póster) hicieron que la película fuese un objetivo fácil para los críticos y todos aquellos que quisieran atacar el slasher. El tráiler tampoco hizo las cosas más fáciles. Muchos de los elementos que hacen esta película especial quedan fuera del tráiler, que ofrece un producto que es básicamente más de lo mismo. Sin embargo, la inteligencia de Amy Holden Jones eleva esta película por encima de la media. Es cierto que Jones tuvo que transigir e incluir algunas escenas de desnudos por exigencia de Corman. Escenas que están filmadas de una manera casi desganada, intentando pasar rápidamente a otra cosa. Eso no quita valor al film, hasta cierto punto enfatiza el aspecto satírico, la cámara imita los movimientos voyerísticos de los ojos de cualquiera ante un cuerpo hermoso.


El argumento de la película sí que queda claro en el tráiler: un grupo de amigas hace una fiesta pijama en la que hará acto de presencia un sádico asesino psicópata. Lo interesante es, como ya he mencionado antes, la manera en que se cambian los roles y los personajes tradicionalmente masculinos son interpretados por mujeres. Además, los personajes masculinos que aparecen en pantalla actúan de la misma estúpida manera que, no lo puedo negar, en ocasiones actúan los personajes femeninos en una película de terror.

Otro de los aspectos memorables de la película es que el asesino Russ Thorn (Michael Villella) usa una taladradora para matar a sus víctimas. La taladradora es convertida en un símbolo fálico de manera poco disimulada, algo que aparece ya desde la primera encarnación del guión de Rita Mae Brown, convirtiendo al asesino en la suma de toda la misogínia y machismo de la sociedad. La buscada sencillez del argumento, que enlaza con las más básicas leyendas urbanas y cuentos explicados en torno a una hoguera, permite que el subtexto quede perfectamente claro y sea fácil para el espectador captarlo. Es decir, el subtexto en este caso es la moral que normalmente impregna las leyendas urbanas modernas y los cuentos de hadas clásicos.

Las relaciones que se muestran en la película es también uno de sus puntos fuertes, ya que transmiten mucha autenticidad, ya sea la relación entre las hermanas protagonistas Valerie y Courtney (Robin Stille y Jennifer Meyers, respectivamente) o la relación entre las chicas. A eso contribuyó también la adición por parte de Amy Jones de algún toque autobiográfico en alguna de las escenas.

Por tanto, The Slumber Party Massacre es un film que funciona a diversos niveles. En un primer nivel, los toques de humor e ironía mezclado con un argumento sacado de una leyenda urbana (el lunático que se escapa de un manicomio y ronda a una pareja de amantes) hace que funcione de manera satisfactoria como película de terror. En un segundo nivel, la lectura feminista y la representación de los roles femeninos contra la tradición hace que destaque por encima de la media. Todo ello, además, explotando un mito erótico masculino como son las fiestas de pijama femeninas, fuente de toda clase de elucubraciones por parte de los hombres. Eso sin mencionar la pericia técnica de Jones, que gracias a sus antecedentes como editora, consigue algunas secuencias realmente brillantes.

A mí el cine de terror me gusta porque me va la marcha: la marcha física e intelectual. (...) Por otro lado, el pasar miedo me retrotrae a la infancia, lugar en el que nuestras sensaciones son puras, pero no en el sentido de bondadosas, sino en el de verdaderas, reales, corpóreas.
Cristina A.

Como manda la tradición, el éxito de The Slumber Party Massacre hizo que se rodara una secuela. En 1987, titulada originalmente Don't Let Go (algo así como "no te dejes ir" o "no te sueltes"), escrita y dirigida por Deborah Brock, llega Slumber Party Massacre II.

La película es un secuela en el sentido que aparece uno de los personajes de la película anterior: Courtney (interpretada por Crystal Bernard en esta ocasión); pero es un animal completamente diferente. La película mezcla musical, comedia y terror en un film cargado de alucinaciones y delirios, llegando al extremo en un final abierto que actualmente sigue generando debates en Internet en cuanto a qué significa y qué pasa realmente.

Courtney y sus amigas Amy (Kimberly McArthur), Sheila (Juliette Cummins) y Sally (Heidi Kozak) forman un grupo femenino de pop (cuyas canciones son en realidad de la banda Wednesday Week). Courtney sufre pesadillas por lo que sucedió hace unos años y empieza además a tener visiones y alucinaciones. El protagonista de estas pesadillas es un demente roquero (Atanas Ilitch) armado con una guitarra taladradora. Cuando deciden pasar juntas un fin de semana, las pesadillas de Courtney empeorarán hasta el extremo de que el roquero saltará del sueño a la realidad y empezará a asesinar a las amigas y amigos de Courtney uno a uno.

Slumber Party Massacre II es una película rara. Es rara y extraña, cosa que descolocará a mucha gente. La mezcla de comedia y terror (ya presente en la primera entrega) se enrarece aquí con números musicales y alucinaciones. Es casi un cruce entre John Waters y David Lynch. Estos elementos son también los que la hacen especial y algo más que una simple secuela.

Hay un elemento que se transmite de la primera a la segunda entrega que es el sentido de la hermandad femenina. Cuando las cosas se tuercen se apoyan las unas a las otras. Pero, jugando de nuevo con el simbolismo fálico del arma asesina, la película trata sobre el sexo.

Parte de la importancia del género de terror y porqué ha estado presente desde los inicios del cine, incomodando y siendo objeto de críticas por parte de muchas personas, es que trata principalmente sobre los dos pilares de nuestra civilización: el sexo y la muerte. Temas ambos muy presentes en esta película. En una de sus pesadillas, la hermana de Courtney (Cindy Eilbacher) le advierte: "no vayas hasta el final". Pero como suele pasar desde que los griegos empezaron a escribir tragedias, en cuanto se le advierte a un personaje que no haga algo, tarde o temprano el personaje lo hace. Y, efectivamente, cuando Courtney "llega hasta el final" con el chico de sus sueños Matt (Patrick Lowe) hace acto de presencia el asesino loco y empieza la masacre.

El sexo lo cambia todo. No me refiero tan solo a los cambios físicos de la adolescencia, sino a los cambios mentales. Cuando el sexo entra en escena es la señal de que ya no somos niños, una parte de nosotros ha muerto. Es también el momento en que nuestra propia mortalidad hace acto de presencia, ya que a medida que dejamos atrás también la adolescencia nos damos cuenta de que la muerte no es un concepto abstracto, algo que sólo le pasa a los demás, se hace real. El sexo, de la misma manera, sirve para mantener a raya a la muerte, ya que no hay mejor manera de demostrar que uno esta vivo. Pensad por ejemplo en la frase con que cerró Stanley Kubrick su última película.

En esta película el sexo es un elemento de transición. Aunque, en el caso de Courtney, hacia un mundo de pesadilla. De ahí el atractivo para un adolescente, ya que la película convierte en metáfora los miedos que en ese momento no sabe articular de forma efectiva. Suele pasar, dependiendo también de la educación del o la joven en particular, que el sexo para un adolescente tenga una gran parte de atractivo pero también cause cierto miedo. ¿Cómo no va a dar miedo algo que altera de manera semejante el cuerpo?

Esto lo comentamos desde una perspectiva masculina en el post de Vagina Dentata (Teeth, Mitchell Lichtenstein, 2007), aquí lo podemos ver desde una perspectiva femenina. Parte del miedo al sexo en la adolescencia, en el caso de las chicas, surge por el miedo al dolor. Se trata de introducir un cuerpo extraño en tu propio cuerpo. También, en parte, la inseguridad de que no se va a saber hacer bien o de que, de alguna forma, se hace mal o de alguna extraña manera que acabará provocando que la persona sea apartada de la sociedad. Pocos grupos sociales son tan conservadores como los adolescentes de instituto, y en la época que se rodó esta película (y hasta cierto punto, todavía en la actualidad) todavía pesaban mucho los prejuicios puritanos contra el sexo mezclados con una insaciable lujuria. Lo que lleva al sujeto a un mundo de contradicciones, en el caso de una chica si lo hace demasiado pronto es una zorra, si lo hace demasiado tarde (o no lo hace) una frígida. En el caso de la persona homosexual, como ya comentamos en otro post, resulta más confuso porque se tienen los mismos sentimientos y sensaciones perturbadoras que todo el mundo pero no están enfocados de la misma manera que todos los demás, lo que resulta aún más perturbador y confuso si cabe.

De esta manera, Slumber Party Massacre II juega con todos estos elementos en su subtexto. Su impacto varía de manera sustancial dependiendo, no sólo de los gustos personales y la atracción por películas raras, sino también de la edad y la visión del sexo a un nivel más inconsciente.

Por cierto, tanto Juliette Cummins como Heidi Kozak actuaron en secuelas de la saga Viernes 13. Además, la película contiene diversas referencias al cine de terror de los ochenta. Por si todo esto del subtexto no os interesa.



Catherine Cyran fue la autora de un guión titulado Night Lights (luces nocturnas) que luego fue filmado como Stab in the Dark (puñalada en la oscuridad) con el objetivo en la mente de Roger Corman de que fuese Slumber Party Massacre III, estrenada en 1990.

La película fue dirigida por Sally Mattison y, al contrario que sus predecesoras, se trata de un slasher bastante directo y serio. Si bien da muestras de la fatiga que el género sufría en aquel momento, no deja de tener su interés. De nuevo mezcla elementos de las fantasías masculinas con una fuerte hermandad femenina. El motivo del simbolismo fálico adquiere aquí una nueva significación ya que el asesino es incapaz de mantener relaciones sexuales con una mujer tras sufrir abusos sexuales de pequeño. No hay sitio para chistes aquí. Posiblemente la película tenga toques de interés si sois fans del género, pero la carencia de un fuerte o interesante subtexto y temas de análisis hacen que resulte menos llamativa comparada con las demás. La trama también se hace repetitiva: unas amigas celebran una fiesta  pijama en la que se cuela un asesino, pero sin introducir ningún elemento novedoso.

Espero que este recorrido por unas películas de terror que están escritas y dirigidas por mujeres os haya resultado tan interesante como a mí. El hecho de que sea destacable que estas películas de terror hayan sido escritas y dirigidas por mujeres os puede dar una idea de lo poco que han avanzado las cosas en realidad. Lo importante, de todas maneras, es que son un conjunto interesante, y también divertido, de películas. Mi propósito original era intentar entender por qué unas películas que en aparentemente no tendrían que interesar a las chicas jóvenes lo hace de una forma especial y, como resultado de ello, la mayoría de fans de estas películas son chicas jóvenes. Deseando no haber sido demasiado confuso en mis elucubraciones, sólo me queda agradecer a Yolanda, Laura y Cristina que me aclarasen por qué les gustan a ellas las películas de terror.

4 comentarios:

Cristina dijo...

Cuando era pequeña, mis hermanos y mis primos no me dejaban ver con ellos películas como, precisamente, Pesadilla en Elm Street. Lo que hacía yo era colarme y mirar a través de la puerta, sin que me vieran... lo que era aún peor, porque como la veía mal y a trozos, me figuraba cosas peores... producto de mi mente infantil.

Me llama la atención que estas películas estén dirigidas por mujeres, así que ya me dirás alguna más, es bueno saberlo. Y espero que me hagas una sesión con estas pelis. Sobre todo me interesa la segunda... por el rollito musical y ese personaje travoltero que he podido ver en el trailer.

Muy interesante lo que comentas sobre la adolescencia, el sexo y los temores. Totalmente acertado.

:*

Cristina dijo...

Por cierto, tenías que poner el trozo donde digo que "me va la marcha"... ¿pero en qué estoy pensando cuando hablo contigo? No tengo medida, y encima tú lo pones ahí, tal cual... ¿qué va a pensar la gente de mí? :P

Raúl Calvo dijo...

Bueno, tuve que editar un poco los comentarios, y ése es que más asocié contigo ;D De todos modos, como la gente no te conoce como yo no van a pensar nada malo, en caso contrario acertarán.

Me alegro que te parezcan acertados los comentarios sobre el sexo y la adolescencia porque nunca he sido una chica adolescente y me basé en la intuición.

Perradesatan dijo...

Pues me ha convencido bastante tu artículo, la verdad es que no había oído hablar de esta saga, pero me quedo con muchas ganas de verla, así que me apunto el título y a ver si la consigo!