Ya no las hacen como en los 80...
El primer ordenador que tuve fue un MSX. Era increíblemente simple, funcionaba con cartuchos y con cintas de cassette. No había oído hablar de Internet ni nada parecido y por supuesto desconocía la existencia de los hackers, así que os podéis imaginar la impresión que me causó Juegos de guerra (WarGames, John Badham, 1983). ¿Cómo era posible que el ordenador del protagonista se conectara a un teléfono y meterse así en el ordenador de su colegio para cambiar sus notas o reservar billetes de avión desde su casa?
Pero no es que la película fuera futurista, eramos nosotros los que estábamos atrasados. El elemento futurista de Juegos de guerra era el megaordenador que está a punto de iniciar una III Guerra Mundial; un elemento clásico de la ciencia ficción, cuya máxima representación es la clásica Colossus: El proyecto prohibido (Colossus: The Forbin Project, Joseph Sargent, 1970).
Vista hoy día, Juegos de guerra quizá está algo anticuada en lo que se refiere a la tecnología, pero su historia funciona igual que lo hacía en el momento en que se estrenó. De hecho, simplemente cambiando los ordenadores se podría estrenar mañana mismo. En el film, el joven David (Matthew Broderick) es un gran aficionado a los ordenadores, lo que le permite desde su casa mejorar sus notas e intentar impresionar así a la guapa Jennifer (Ally Sheedy). Mientras intenta meterse en la red de una gran compañía de videojuegos para jugar gratis con sus novedades, David entra sin saberlo en el ordenador inteligente que controla los misiles nucleares de Estados Unidos entre otras cosas. Cuando David empieza lo él cree es un juego llamado Guerra Termonuclear Atómica no sabe que acaba de poner en marcha lo que puede que sea una gran apocalipsis nuclear. Ahora, David debe encontrar la manera de detener el terrible juego que ha iniciado el ordenador mientras huye de los federales que lo han tomado por un espía ruso.
Filmada en pleno auge de la Guerra Fría, Juegos de guerra funciona en distintos niveles. Es una entretenida reflexión sobre la dependencia tecnológica y lo moralmente equivocada que es la "guerra inteligente", un tema hoy día de actualidad debido a la implantación de drones y de aviones tripulados a distancia. También tiene su cuota de mensaje antibélico, que a pesar de que en la película se enmarca en el conflicto de la Guerra Fría sigue siendo actual y, por desgracia, siempre lo será. Pero como sigue funcionando mejor es como aventura juvenil.
Hace poco, en una conversación con una amiga nos dejamos llevar por la nostalgia hablando de las películas míticas de nuestra infancia/adolescencia. Llegamos a la indudablemente acertada conclusión de que las películas juveniles o con protagonista adolescente de los 80 tenían una magia que no tienen las películas actuales (y definitivamente se encuentra completamente ausente del cine de los 90).
Y no es que hoy día no se hagan buenas películas en ese sentido, como la saga Harry Potter por citar el ejemplo más obvio. Pero ninguno de los filmes actuales tiene la magia que tienen esta película, Los Goonies (The Goonies, Richard Donner, 1985), Regreso al futuro (Back to the Future, Robert Zemeckis, 1985), Una pandilla alucinante (The Monster Squad, Fred Dekker, 1987) o la que creo es la perfecta película adolescente El club de los cinco (The Breakfast Club, John Hughes, 1985), por citar solo unas pocas.
No sé, tal vez sí que me ciega la nostalgia y algún/a lector/a quiere demostrarme lo contrario. En todo caso, Juegos de guerra es una película fantástica que me encanta revisitar y que recomiendo a todo aquel que no haya visto este clasicazo de tomo y lomo.
Vista hoy día, Juegos de guerra quizá está algo anticuada en lo que se refiere a la tecnología, pero su historia funciona igual que lo hacía en el momento en que se estrenó. De hecho, simplemente cambiando los ordenadores se podría estrenar mañana mismo. En el film, el joven David (Matthew Broderick) es un gran aficionado a los ordenadores, lo que le permite desde su casa mejorar sus notas e intentar impresionar así a la guapa Jennifer (Ally Sheedy). Mientras intenta meterse en la red de una gran compañía de videojuegos para jugar gratis con sus novedades, David entra sin saberlo en el ordenador inteligente que controla los misiles nucleares de Estados Unidos entre otras cosas. Cuando David empieza lo él cree es un juego llamado Guerra Termonuclear Atómica no sabe que acaba de poner en marcha lo que puede que sea una gran apocalipsis nuclear. Ahora, David debe encontrar la manera de detener el terrible juego que ha iniciado el ordenador mientras huye de los federales que lo han tomado por un espía ruso.
Filmada en pleno auge de la Guerra Fría, Juegos de guerra funciona en distintos niveles. Es una entretenida reflexión sobre la dependencia tecnológica y lo moralmente equivocada que es la "guerra inteligente", un tema hoy día de actualidad debido a la implantación de drones y de aviones tripulados a distancia. También tiene su cuota de mensaje antibélico, que a pesar de que en la película se enmarca en el conflicto de la Guerra Fría sigue siendo actual y, por desgracia, siempre lo será. Pero como sigue funcionando mejor es como aventura juvenil.
Hace poco, en una conversación con una amiga nos dejamos llevar por la nostalgia hablando de las películas míticas de nuestra infancia/adolescencia. Llegamos a la indudablemente acertada conclusión de que las películas juveniles o con protagonista adolescente de los 80 tenían una magia que no tienen las películas actuales (y definitivamente se encuentra completamente ausente del cine de los 90).
Y no es que hoy día no se hagan buenas películas en ese sentido, como la saga Harry Potter por citar el ejemplo más obvio. Pero ninguno de los filmes actuales tiene la magia que tienen esta película, Los Goonies (The Goonies, Richard Donner, 1985), Regreso al futuro (Back to the Future, Robert Zemeckis, 1985), Una pandilla alucinante (The Monster Squad, Fred Dekker, 1987) o la que creo es la perfecta película adolescente El club de los cinco (The Breakfast Club, John Hughes, 1985), por citar solo unas pocas.
No sé, tal vez sí que me ciega la nostalgia y algún/a lector/a quiere demostrarme lo contrario. En todo caso, Juegos de guerra es una película fantástica que me encanta revisitar y que recomiendo a todo aquel que no haya visto este clasicazo de tomo y lomo.
6 comentarios:
No pongo en duda la calidad de las películas de los 80, al contrario, soy un auténtico creyente. Pero es verdad que, contrastándolas con otros periodos siempre llego a un punto que, como bien dices en esta entrada, sólo puedo definir como "magia" y se suele usar esta palabra cuando se alcanza un punto en que ciertas cosas no pueden justificarse con palabras. Pero me suelo preguntar si es por una calidad inherente a estas películas o si es por una cuestión generacional, si estas peliculas eran mágicas o si la magia está en que las vimos siendo niños. Me gustaria saber si los niños de los noventa algún dia hablarán de magia noventera o si siempre podremos decirles "No sabeís lo que os perdiesteis" ^_^
Yo cuando pienso en magia me refiero a la forma de narrar, la atmósfera, la inconsciencia de una época que no estaba preocupada por lo políticamente correcto... Una textura que era inherente a la época, igual que la textura que tenían los thrillers de los años 70 era realmente única producto del momento en que fueron hechas. Además, claro, del impacto que te produce algo cuando lo ves de niño.
Películón. A mí me encanta Juegos de guerra. Yo creo que los 80 tuvieron algo especial, había mucho cine dedicado para niños sin que por ello fuera infantil. La cantidad de películas de ese estilo dentro de esa década, apostaría a que es infinitamente superior al de otras décadas: Regreso al futuro, Indiana Jones, Los goonies, Exploradores, El secreto de la pirámide, E.T., Los cazafantasmas, Cuenta conmigo, La historia interminable, Big, La princesa prometida, Jóvenes ocultos, Bettlejuice, Todo en un día, Los gremlins, Roger Rabbit o una que a mí me volvía loco de pequeño: Tras el corazón verde. En los 80 hubo magia o cocaína o como queráis llamarlo, pero fue una década de la hostia.
Y eso solo en lo que se dice cine para todos los públicos. En el cine de terror y de ciencia ficción también fue una década dorada. También resulta algo deprimente ver como ahora lo intentan traer de vuelta con secuelas innecesarias como Bitelchus 2 o Los cazafantasmas 3 o Gremlins 3.
Bettlejuice goes Hawaiian? Jajajaja
Que seguro habría sido mejor que lo que están preparando!
Publicar un comentario