Con esta película, el director Federico Zampaglione sumergía al espectador en un universo cargado de fetichismo, voyeurismo y sádicos asesinatos. En otras palabras, Tulpa: Perdizioni mortali (2012) era un regreso a la etapa dorada del giallo italiano que llenó las pantallas del mundo de sangrientas poesías visuales durante los años 70.
Lisa Boeri (Claudia Gerini) es una ejecutiva de alto nivel. Un exigente y absorbente trabajo que no le deja demasiado tiempo libre, así que como "desestresante", Lisa acude por las noches a un club privado donde los miembros dan rienda suelta a sus fantasías eróticas: el club Tulpa. Algunos miembros de Tulpa empiezan a ser víctimas de un sádico asesino. Lisa deberá descubrir quién es el misterioso asesino antes de convertirse ella en la próxima víctima.
Como decía al principio, Tulpa recrea el ambiente y estilo del giallo clásico italiano. La mayor influencia parecen ser las películas de Sergio Martino, en particular La perversa señora Ward (Lo strano vizio della Signora Wardh, 1971) ya que ambas tienen diversos puntos en común: están protagonizadas por mujeres, abunda el fetichismo y el elemento erótico y son bastante sangrientas. El asesino en Tulpa va vestido siguiendo el estilo clásico de estas películas: guantes negros, gabardina negra y sombrero negro. Pero creo que el elemento que más me llamó la atención (y más me recordó al giallo) fueron los sádicos y violentos asesinatos del film de Zampaglione.
Pero esta película va más allá del simple homenaje a un género del pasado, y funciona perfectamente por sí misma como cinta de intriga y suspense. El misterio que rodea a los asesinatos es suficiente para mantener al espectador enganchado, aunque no sepa nada del giallo ni le interese lo más mínimo.
Es una lástima que la actual industria cinematográfica italiana desprecie el cine de género e ignore la grandeza que alcanzaron en este ámbito en el pasado, de modo que películas como esta son más bien raras excepciones. Es especialmente triste después de ver Tulpa, ya que te queden ganas de ver que nuevas preciosas barbaridades podrían imaginar los directores italianos.
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