15 nov 2010

Semana Russ Meyer: Motor Psycho


Siempre que oigo hablar de cine de autor me viene a la cabeza Russ Meyer, uno de mis directores de cine favoritos. Es también uno de los directores más innovadores y adelantados a su tiempo que he tenido el placer de conocer y como hay mucha gente que todavía no lo conoce o lo conoce sólo de oídas, he pensado que estaría bien dedicarle unos días para dar a conocer algunas películas suyas, en concreto las que a mí más me gustan, claro.

Meyer escribió, dirigió, editó, produjo y fotografió todas sus películas. Tal nivel de control hizo que en sus obras se repitieran una serie de constantes temáticas que lo hacen inmediatamente reconocible. La primera constante en sus películas son las mujeres con grandes pechos. Prácticamente una obsesión que ha hecho también que pesen sobre sus películas ciertos prejuicios y que no sea considerado de la manera que se merece. Si bien en un principio fue perseguido por las organizaciones moralistas femeninas, con el tiempo se ha convertido en un director reivindicado por movimientos feministas ya que en sus films las mujeres son personajes fuertes e independientes que llevan la voz cantante, siendo los personajes masculinos los secundarios, personajes sin importancia real. Otra constante es la violencia hiperbólica, típica de los dibujos animados de la Warner, y que tiene en ocasiones un tono paródico que la hace más digerible. Su experiencia en la Segunda Guerra Mundial le marcó a la hora de incluir en sus películas alemanes escapados y viviendo tranquilamente en algún lugar perdido de América. Esta América que refleja Meyer en sus películas está alejada de las grandes urbes y vive principalmente en la carretera, ya sea por los paisajes desérticos del Sur o los montañosos del Norte. En cuanto a otras características, como la casi perfecta manera en que editaba sus películas cuarenta años adelantada a su tiempo, las iremos tratando a medida que vayamos viendo diferentes títulos durante la semana.

Motor Psycho la estrenó Meyer en 1965. Se trata de una road movie en la que un veterinario persigue a los motoristas que han violado a su esposa para vengarse con la ayuda de una mujer cajún a la que le han matado el marido. La película es, en parte, una versión masculina de uno de sus títulos más famosos que trataremos mañana. Transcurre por estas carreteras que mencionaba antes pero también es curiosa porque en la película no aparece el humor que sería más adelante característico en Meyer. Es tal vez por ello que no es uno de los títulos más populares de entre su filmografía ya que es un film hasta cierto punto extraño si lo comparamos con el resto de sus títulos, pero no por ello menos interesante. Predomina la tensión, intensificada por la maestra manera en que editaba sus films y por la dirección casi nouvelle vague que predomina en la narrativa.

5 comentarios:

Javier Simpson dijo...

TETACAAAAAAAAAAAAAAAAAS!!

Raúl Calvo dijo...

Desde luego, Javi, asombroso análisis en profundidad.

Javier Simpson dijo...

En volumen más bien.
Vi Supervisenx y otra de Meyer y me pareció fresca y divertida. Es un erotismo pillo. A Mi me gustó y me parece un tío original, la verdad. Buena entrada, Raül.

Nacho mendoza dijo...

Sencilla y corta, una buena combinación para pasar la noche. A recalcar lo bien desarrollado que esta los motoqueros, es imposible no odiarles y querer meterlos en una película de Saw o Hostel.

Raúl Calvo dijo...

Era la época de pelis de moteros, que se veían como una amenaza a la sociedad, por eso se representan así. No dudo que muchas personas entonces te darían la razón! :D