The Lost Empire (Jim Wynorski, 1983) supuso el debut de Wynorski como director. Con su mezcla de generos y su tono irónico, en esta desmadrada aventura pulp ya están presentes los elementos que harían de este director un clásico de la serie B y Z.
Una antigua raza ya desaparecida, los lemurianos (Lemuria es un continente mítico usado en diversas novelas pulp y en cómics, como Atlantis), introducen los secretos de sus poderes científico-místicos en dos joyas: Los ojos de Avatar. Separados tras una batalla cósmica, se dice que quién reúna los ojos obtendrá poderes capaces de permitirle dominar el mundo. El malvado doctor Sin Do (Angus Scrimm) está a punto de conseguir reunir los dos ojos, pero en su camino se interpone la superpolicía Angela Wolf (Melanie Vincz), que quiere vengar la muerte de su hermano, asesinado por los ninjas diabólicos del doctor Sin Do. Wolf recibe la ayuda de Whitestar (Raven de la Croix), una mística guerrera nativa americana, y de Heather McClure (Angela Aames), una delincuente a la que Wolf saca de la cárcel.
Ya habéis visto que el argumento de la película no tiene desperdicio, mezclando elementos del pulp y el cine de artes marciales. De hecho, la película se inspira bastante en Operación dragón (Enter the Dragon, Robert Clouse, 1973), dándole un toque del cine de aventuras, que había puesto de moda En busca del arca perdida (Raiders of the Lost Ark, Steven Spielberg, 1981), y de ciencia ficción. Con la ventaja de que The Lost Empire está protagonizada por tres voluptuosas bellezas como Vincz, De la Croix y Aames (por desgracia, Aames fallecería cinco años más tarde de completar esta película, poco después de volver a trabajar con Wynorski en Robots asesinos [Chopping Mall, 1986]).
Lo que podría haber sido una aburrida copia de mejores películas, se transforma en una pequeña y divertida joya gracias al buen hacer de Wynorski en la dirección y el guion. La película dura poco más de 83 minutos, gracias al endiablado ritmo que se imprime al film, continuamente salpicado de escenas de acción y detalles delirantes como una pelea en una cárcel donde una de las presas (Angelique Pettyjohn) usa un látigo (!), que utiliza al grito de "¡me llaman Whiplash!". The Lost Empire es también muy disfrutable por su tono irónico y humorístico. Un tono reflejado en los divertidos diálogos que continuamente van soltando las protagonistas. Por ejemplo, en una de las luchas a muerte que se producen en la isla del doctor Sin Do, el personaje que interpreta Vincz dice espada en mano: ¿Dónde está Conan cuando lo necesitas? Un momento especialmente memorable es cuando se rebela el arma del doctor Sin Do, que tiene la forma de un pene gigante.
En resumen, un título que los amantes de la serie B y el delirio disfrutarán enormemente.
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