1 ago 2018

Los virtuales años 90


La década de los 90 tiene pocos fenómenos propios que no fueran heredados de décadas anteriores. El principal es, sin duda, el cine basado en la popularización de Internet y la llegada de nuevos efectos visuales realizados por ordenador. Un ciclo que terminó con la llegada del año 2000. En este artículo nos fijaremos en tres películas claves del cine futurista de los 90, no por su calidad sino por cómo representaron una época. Dejaremos de lado películas que trataban Internet y las nuevas culturas que trajo consigo que adoptaban un punto de vista exterior (transcurrían en el mundo real), como Hackers (Piratas informáticos) (Hackers, Iain Softley, 1995) y La red (The Net, Irwin Winkler, 1995), y no introducían al espectador en ningún mundo virtual.


Obviamente hay títulos pioneros, como Juegos de guerra (WarGames, John Badham, 1983) y Tron (Steven Lisberger, 1982), que exploraban el futuro de las computadoras. Pero este ciclo de cine futurista virtual empieza con El cortador de césped (The Lawnmower Man, Brett Anderson, 1992).

Brett Anderson vivía en una zona de California en la que también vivían muchos informáticos, a través de los cuales conocía muchas nuevas herramientas tecnológicas. Una de estas herramientas fue la realidad virtual. Anderson quedó fascinado por este nuevo desarrollo tecnológico y tenía ganas de rodar una película sobre el tema. Paralelamente, unos productores le pasaron un guion sobre un asesino en serie que se dedicada a mutilar prostitutas, basado en el relato de Stephen King El cortador de césped. Anderson desechó la idea del asesino en serie y decidió convertir el guion en la historia sobre realidad virtual que quería hacer.

Como muchos ya sabéis, esto hizo que Stephen King pusiera una demanda exigiendo que se retirara su nombre de la película, ya que no representaba para nada su relato y lo veía como una herramienta de propaganda a su costa. Y tenía razón, aunque escenas del relato aparecen en la película, esta no podía estar más alejada de las intenciones y el espíritu del cuento de King.

La primera vez que vi El cortador de césped en el cine, en 1992, me pareció una correcta historia de terror que explotaba el miedo tecnológico a lo Frankenstein. Sin embargo, recientemente tuve la oportunidad de ver el montaje del director, una versión que dura 140 minutos (media hora más que la versión cinematográfica) incluida en la edición en Blu-ray de Scream Factory (zona A). Esta versión es, definitivamente, un film mucho más interesante que la versión que recordaba. Sigue siendo una historia clásica de "ciencia que va demasiado lejos", pero las interpretaciones y una historia mucho más redonda, en su versión completa, elevan la película por encima de la media.

Cuando se estrenó, la mayoría de la población desconocía lo que era la realidad virtual y lo supo a través de esta película. Muy entusiasta y optimista por su desarrollo, no es hasta ahora que la realidad virtual empieza a tener cierta popularidad social, pero todavía resulta demasiado cara como para ser de uso generalizado. Curiosamente, muchos aparatos inventados para la película se han acabado convirtiendo en realidad. La animación realizada por ordenador resulta hoy día anticuada, obviamente, pero se mantiene porque no buscaba el realismo fotográfico sino un aspecto más irreal. Y resulta notable que lograra el nivel máximo de calidad de la época con un presupuesto bastante bajo.

Fue seguido de una secuela pésima y muy olvidable, El cortador de césped II: Más allá del ciberespacio (Lawnmower Man 2: Beyond Cyberspace, Farhad Mann, 1996). El film de Anderson se ha conservado bastante bien, más allá de la primitiva animación, y el montaje del director es muy recomendable.




Johnny Mnemonic (Robert Longo, 1995) se basa en un relato de William Gibson, que él mismo se encargó de adaptar junto al director Robert Longo, más conocido por su faceta como pintor y escultor. Originalmente, Johnny Mnemonic iba a ser una película de bajo presupuesto en blanco y negro, pero el interés de Keanu Reeves por interpretar al protagonista hizo que se convirtiera en un producto de gran valor comercial para el estudio.

El rodaje estuvo cargado de tensiones entre Longo y el estudio. Escuchando el audiocomentario, le doy la razón en algunas cosas (como el innecesario texto del inicio que se vieron obligados a incluir) pero en otras no. Se queja de un exceso de textura y artefactos en los decorados, pero creo que es una de las cosas que le aporta personalidad a la película.

La historia mezcla ciencia ficción con argumentos clásicos del género negro, como era habitual en Gibson en sus inicios. En este sentido, el film funciona muy bien, construyendo una entretenida cinta de acción, centrada en un interesante protagonista. La versión estrenada en Japón, incluida en la edición en Blu-ray alemana, es algo más larga y violenta, una interesante versión alternativa.

Al espectador actual puede que le llame la atención los aspectos en los que el film se ha quedado anticuado, como las cantidades de información manejadas, que hoy día no ocuparían más que un simple USB. Personalmente me llamó la atención la ausencia de teléfonos móviles, que en 1995 ya empezaban a ser de uso común, mientras se mantienen los videoteléfonos tan populares en la ciencia ficción de décadas anteriores. Este aspecto anticuado choca con la versión de Internet que presentan, un mundo virtual por el que los navegantes viajan en lugar de mirar una anticuada pantalla.

Entre los aciertos del film encontramos una sociedad dominada por grandes corporaciones, en las que hay enormes diferencias sociales. Tal vez su mayor acierto es su reparto, que además de Reeves incluye a Takeshi Kitano, Udo Kier y Dolph Lundgren. También resulta interesante ver a Reeves en esta película, teniendo en cuenta que unos años más tarde protagonizó la película definitiva sobre realidad virtual: Matrix (The Matrix, Lana y Lilly Wachowski, 1999). Pero el film de las hermanas Wacowski no comparte la estética y el estilo de estas películas y pertenece más al siglo XXI.




Resulta significativo que el mismo director que iniciara este ciclo de películas lo cerrara con Virtuosity (Brett Leonard, 1995). Es un film que resume todas las características de las películas de esta época: una estética futurista muy de los años 90, explotación de la animación por ordenador como nueva herramienta sin un ápice de realismo y utilización de tramas clásicas aplicándoles una capa de ciencia ficción.

Virtuosity es la típica historia de policía persiguiendo psicópata asesino, con la novedad de que el asesino psicópata en cuestión es un programa de realidad virtual, formado a partir de la personalidad de diversos asesinos en serie. Un asesino interpretado por un entonces desconocido Russell Crowe. El policía que lo persigue fue interpretado por Denzel Washington. Es decir, una típica producción hollywoodiense.

Es la película que peor ha envejecido de este grupo, aunque tiene alguna escena entretenida y no se hace aburrida. Las escenas con Russell Crowe son siempre divertidas, si bien el film está plagado de tópicos del cine de acción.

Los ojos de la ley (Terminal Justice, Rick King, 1996) llegaría un año más tarde, pero realmente Virtuosity marca el fin de una época. Entre medio quedan otros títulos, como Juego mortal (Brainscan, John Flynn, 1994), pero creo que estos tres son los más representativos de una época y un estilo de representar la realidad virtual que forma parte del pasado. Ya sea por razones nostálgicas o por su calidad, son los títulos que creo son ideales para revisitar y comprender cómo vio Hollywood la realidad virtual, Internet y la CGI en sus inicios.


2 comentarios:

Victor dijo...

Curiosamente no he visto ninguna de ellas, y mira que siempre las tengo ahí en la mente...pero siempre las he ido dejando. Voy a ponerme deberes y ver las tres en este mes. Sobretodo siempre me ha interesado ver El cortador de césped.
Un saludo

Raúl Calvo dijo...

Espero que disfrutes con este viaje hacia el "futuro". Sobretodo mira de encontrar el montaje del director de El cortador de césped.

Un saludo.